En los últimos días, la principal región productora del país, conformada por las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y La Pampa, se pintó con dos colores dominantes.
La primera tonalidad fue bien intensa. En el balotaje del domingo 19 de noviembre, 206 departamentos y partidos, de los 219 que conforman la división política de las cinco provincias que concentran más del 90% de la producción agrícola, se pintaron de violeta, el color que identifica a La Libertad Avanza, coalición que llevó a Javier Milei a ser hoy el presidente electo de la Nación.
La hegemonía cromática refleja que 94% del interior productivo (salvo dos departamentos en La Pampa, otro de Córdoba y 10 partidos de la provincia de Buenos Aires, de los cuales sólo dos son del interior bonaerense) se inclinó por un cambio institucional y de modelo económico que le permita tener nuevas reglas de juego y previsibilidad.
En el sector saben que no hay soluciones mágicas; sólo esperan del próximo gobierno señales que permitan cambiar el clima productivo y de comercialización.
De cara al 10 de diciembre, la conformación de un grupo de especialistas para la transición dentro de la Secretaría de Agricultura de la Nación fue vista por los productores como una primera buena señal.
Fernando Vilella (exdecano de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y mencionado como futuro secretario a nivel nacional), Pedro Vigneau (productor agropecuario de Bolivia, expresidente de Aapresid y actual titular de Maizar) y Germán Paats (productor agropecuario de Tapalqué, economista y extitular de la Fundación Barbechando) integran el triunvirato que, en principio, tendría por delante definir la política que regirá el desarrollo de la agrobioindustria.
Mientras en las oficinas de las reparticiones públicas buscarán avanzar en los próximos días en el proceso sucesorio, en los lotes también parece haber un cambio de tendencia.
Es que las lluvias de los últimos días, en buena parte de la región productiva, van cambiando el color al ambiente.
En la zona núcleo del país, que integran los departamentos cordobeses de Unión y Marcos Juárez, el ritmo de siembra de soja ha sido “impresionante” en los últimos días, según lo calificó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
A tal punto que se alcanzó la mayor superficie sembrada en una semana: 1,15 millones de hectáreas, cuando la anterior marca de ritmo de implantación semanal era de un millón de hectáreas.
“Luego de tres años y ocho meses de sequía y déficit hídrico, en lo que va de noviembre casi se duplicó el promedio histórico de siembra en la zona núcleo”, aseguran con asombro desde la BCR.
En el centro y norte de Córdoba, donde las lluvias venían siendo escasas, esta semana se registraron aportes hídricos más que interesantes.
El martes 21 de noviembre, en Colonia Caroya (departamento Colón) cayeron más de 60 milímetros, lo que sirvió para cortar un período de déficit de humedad que ya había comenzado a preocupar a los productores de la zona.
En el este provincial, los valores de las precipitaciones superaron los 50 milímetros, lo que favorece el desarrollo del maíz temprano que irá como reserva forrajera en los establecimientos lecheros.
De la mano que pueda dar el clima dependerá cuánto aportará la cosecha agrícola el año próximo. La política cambiaria y la impositiva se encargarán de ponerle a ese mayor volumen el precio y la rentabilidad.
Hasta en el mercado local de granos el clima mejoró luego de los resultados del balotaje. Luego de varios días sin operaciones, esta semana reapareció el interés por las ofertas abiertas de compra de soja por parte de la industria aceitera nacional, necesitada de materia prima para no seguir perdiendo fuerza en la molienda.
El cambio de escenario que provoca la expectativa de un nuevo gobierno y el aporte de las lluvias modificó el semblante que tenían los productores.
Ellos mismos, sin embargo, se encargan de reconocer que los cambios no serán inmediatos, pero están confiados en que habrá un nuevo rumbo. El clima ya es diferente; sólo resta que siga lloviendo.
