En una Sudamérica atravesada por cambios geopolíticos, avances tecnológicos y desafíos ambientales crecientes, el World Agri-Tech South America volvió a ser un espacio estratégico de conversación y acción. Realizado en São Paulo los días 24 y 25 de junio, el foro reunió a más de 800 líderes del agro para debatir cómo capitalizar el potencial de la región frente a los nuevos desafíos del siglo XXI.
Con la mirada global posada sobre Brasil rumbo a la COP30, el evento no sólo visibilizó el rol productivo de Sudamérica, sino que también puso en primer plano un aspecto fundamental para el futuro del agro: el desarrollo de talento y capacidades humanas para liderar la transformación.
En el panel “Desbloqueando oportunidades para el futuro de la agricultura en Sudamérica”, ejecutivos de primer nivel coincidieron en que la región necesita mucho más que tecnología: necesita personas formadas, con pensamiento estratégico y visión de largo plazo.
Un nuevo perfil profesional para un nuevo agro.
Fabiana Alves, CEO de Rabobank Brasil, fue contundente al señalar que el contexto actual demanda nuevas habilidades. “Los desafíos complejos como la sostenibilidad, la transformación digital y la competitividad global requieren una nueva combinación de talentos. Desde especialistas en ESG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) y carbono hasta expertos en logística climática y manejo de biodiversidad. Hay una enorme brecha de formación”, afirmó.
Según Alves, esta brecha no se resuelve sólo desde el sector privado: “Se necesita una alianza estratégica entre academia, investigación, empresas y políticas públicas. Y debemos entender que formar talento es una inversión a largo plazo que debe incorporarse al plan de negocios de cualquier empresa agroalimentaria seria”.

Volver a lo básico, pero con mirada de futuro
Desde Adecoagro, Alejandro López Moriena coincidió en que los desafíos actuales requieren un cambio de mentalidad, pero advirtió que no hay que perder de vista lo esencial: “Hay que volver a lo básico: entender la relación entre rentabilidad, sostenibilidad y tecnología. Sólo así podemos hacer eficientes nuestras operaciones en un mundo cada vez más complejo”.
López también llamó la atención sobre los ritmos propios del agro: “A diferencia de otros sectores, nosotros tenemos una o dos oportunidades por año para probar nuevas tecnologías. No podemos iterar todas las semanas. Por eso, las startups que desarrollan soluciones deben comprender nuestros tiempos, márgenes y necesidades reales. No podemos invertir en 15 opciones ‘por si acaso’. Invertimos en la que verdaderamente puede generar impacto en la producción”.
Invertir en formación, no esperar soluciones mágicas
Bruno Machado Ferla, vicepresidente de BRF, destacó la necesidad de asumir un rol activo en la formación de líderes del agro: “No podemos esperar que alguien más lo haga. Tenemos academias corporativas y capacitaciones para nuestros distribuidores, clientes y equipos. Les damos herramientas concretas: plan de recursos humanos, plan financiero, plan de marketing. La gestión no puede seguir siendo el punto débil del campo”.
Ferla también remarcó que la sostenibilidad no debe ser solo ambiental, sino también económica y social, y que el conocimiento generado en Brasil puede –y debe– exportarse: “Exportamos productos, pero también talento y conocimiento. Hemos operado en Uruguay, Argentina, Estados Unidos, Turquía, China. Para eso, necesitamos infraestructura logística e inteligencia –humana o artificial– que nos ayude a cerrar las brechas de eficiencia en cada eslabón de la cadena”.
Inteligencia artificial sí, pero con inteligencia humana
Fabio Neufeld, director de Syngenta, aportó la mirada tecnológica, aunque con una advertencia: “La inteligencia artificial ya no es algo ‘lindo de tener’. Es obligatoria. En Syngenta la usamos tanto en I+D como en monitoreo predictivo en el campo. Pero no reemplaza la toma de decisiones: debe estar al servicio del productor”.
Y en ese sentido, todos los panelistas coincidieron: la transformación tecnológica debe ir de la mano de la formación humana. “No alcanza con abrir una app. Necesitamos personas que entiendan lo que está pasando en el lote, que puedan integrar datos, contexto y estrategia”, subrayó López.
Sudamérica: de granero del mundo a potencia verde y digital.
El cierre del panel dejó una invitación clara: pasar de ser proveedores de commodities a ser líderes en alimentos con valor agregado, energía renovable y carbono verde.
“Sudamérica puede convertirse en una potencia verde y digital. Ya lideramos en siembra directa, bioinsumos e integración productiva, pero eso aún es invisible para el consumidor global”, advirtió Alves.
En el caso argentino, el país cuenta con un ecosistema agroalimentario altamente innovador, con empresas que ya están integrando criterios ambientales, sociales y de gobernanza, desarrollando bioinsumos, apostando a la digitalización del agro y formando líderes jóvenes desde el territorio. Sin embargo, aún persisten brechas importantes en formación estratégica, gestión empresarial y sucesión generacional en el campo.
Instituciones como Inta, universidades, empresas, clústers y organismos provinciales están avanzando con iniciativas de capacitación y extensión rural, pero sigue siendo clave consolidar una agenda público-privada de formación profesional para el agro del futuro. Como señaló uno de los panelistas, “no alcanza con operar maquinaria autónoma, hay que tener un plan de negocios, un plan de recursos humanos y una visión de largo plazo”. En Argentina, esa transformación ya comenzó, pero aún necesita escalar.
Sobre el final Ferla lo resumió con una imagen potente: “Brasil (y Sudamérica) es una máquina de alimentar personas y animales. La oportunidad está, pero también el desafío. Lo que necesitamos es inteligencia, voluntad y poner el cuerpo”.