Con un panorama económico que no termina de estabilizarse, el sector de la maquinaria agrícola autopropulsada (tractores, cosechadoras y pulverizadoras) navega un 2025 con proyecciones cautelosas y realidades mixtas.
El mercado local para este tipo de bienes de capital está intrínsecamente ligado al ciclo productivo, de la siembra y la cosecha, aunque en los últimos años se ha visto fuertemente condicionado por el calendario de dos exposiciones que marcan la temperatura de la demanda.
Tradicionalmente, el primer trimestre del año es el punto fuerte en términos de comercialización, aunque la realización de Expoagro, en marzo, y de Agroactiva, en junio, estiraron esos plazos.
Si bien los números agregados del primer semestre de 2025 en venta de cosechadoras, tractores y pulverizadoras se sitúan en los mismos niveles que 2023, lo que podría parecer una noticia alentadora, dado que ese año fue el segundo mejor de los últimos cinco, la realidad mes a mes cuenta otra historia.
El desagregado mensual revela que enero estuvo 100 unidades por debajo de 2023 y marzo, 200 unidades por debajo, dejando el primer trimestre de 2025 por debajo de ese año de referencia.
Los patentamientos reflejaron un repunte significativo en abril y en mayo, con un pico de ventas fuera de lo normal para la época.
Sin embargo, junio mostró un “freno de mano fuerte”, situándose 100 unidades por debajo de junio de 2023.
“Si mirás los números agregados, los números del primer semestre, estamos a los mismos niveles que en 2023, que fue el segundo mejor año de los últimos cinco años. Ahora, si desagregás, el primer trimestre estuvo por debajo de lo que fue 2023”, explicó Leandro Brito Peret, director ejecutivo de la Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores (Afat).

Con 12 plantas ubicadas en Córdoba, en Santa Fe y en Entre Ríos, Afat está integrada por siete empresas que representan el 98% del mercado nacional de cosechadoras, al 85% de tractores y al 50% de pulverizadoras. Emplea, entre colaboradores propios, de la red de distribuidores y de proveedores, un total de 16.700 personas.
El financiamiento emerge como el factor más sensible y determinante para las vetas en el sector. En este sentido, el desempeño en las ferias fue dispar.
En Expoagro, la feria que se realizó en San Nicolás de los Arroyos a comienzos de marzo, el Banco Nación y otras entidades financieras salieron de manera agresiva con tasas subsidiadas.
Los productores llegaron a la muestra con altas expectativas; y si bien las tasas obtenidas fueron “buenas” desde el punto de vista financiero, muchos esperaban las tasas del 15% anual que se habían visto en el pasado.

El contraste fue Agroactiva, cuando se produjo un fuerte freno en las ventas, a partir del encarecimiento en las condiciones de los créditos. Eso hizo que la falta de negocios no permitiera a las fábricas generar pedidos que aseguraran la producción para los siguientes tres o cuatro meses.
La falta de una política de financiamiento que se extienda durante todo el año, y que no sólo se concentre en fechas puntuales, no termina por estimular a la demanda y contribuye a reducir la competitividad del sector fabricante.
“Si no tenés el financiamiento adecuado y una estructura fiscal adecuada, ser competitivo es complicado, más si lo miramos en relación con otros países como Brasil, Estados Unidos, Francia o Japón”, afirmó Brito Peret.
Desde la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma), mientras tanto, admiten que el actual escenario en el que se mueven las ventas y la producción del sector debe interpretarse más como una recuperación del mercado que como un crecimiento.
Esto se debe a que, tras un año 2024 marcado por un primer semestre muy malo, el desempeño hasta el momento es visto como una recomposición después de una caída muy fuerte.

Representantes de la entidad que agrupa a los fabricantes de maquinaria agrícola nacional también coinciden en que la disponibilidad de financiamiento es un factor “muy importante” para el sector, ya que la mayoría de las máquinas se comercializan a través de créditos bancarios, plazos de pago y esquemas de financiación.
Maquinaria agrícola: competitividad portones afuera
En este escenario, las fábricas están haciendo lo posible puertas hacia adentro para mejorar la productividad, aunque admiten que no pueden manejar los factores “puertas afuera”, que dependen de políticas macroeconómicas.
Sostienen que el financiamiento y el ordenamiento general de la economía son las claves para avanzar hacia una necesaria renovación del parque de maquinaria, que actualmente es “muy viejo” y necesita inversión de capital.
A nivel de lo que es la cadena de valor de la maquinaria agrícola, la situación de los proveedores nacionales (agropartistas) está más controlada que en otros sectores, como el automotor, por ejemplo.
Al tener proyecciones bastante ajustadas a mercado, las terminales pueden comunicar a sus proveedores las necesidades anuales, y mientras se cumpla con ese objetivo el agropartista trabaja con esa previsión.
En lo que respecta al empleo, Brito Peret confirmó que no han tenido ni proyectan tener problemas en el futuro cercano. Si bien el sector viene de “años malos”, los volúmenes manejables han permitido que las estructuras no se vean muy resentidas.

“No tenemos distorsiones en términos de empleo, en términos de capital de trabajo y demás”, aseguró.
La recuperación del dólar en las últimas semanas ha tenido un impacto limitado en las decisiones productivas de mediano y largo plazo.
Las movidas del tipo de cambio afectan más el aspecto comercial, es decir, la perspectiva del cliente, que la estructura del fabricante.
Las bajas precios que algunas empresas pudieron realizar meses atrás se debieron más a un “ordenamiento macro”, como fue entre otros avances la eliminación del impuesto Pais, y a la estabilización de los niveles de inflación, lo que les permitió bajar costos financieros de deudas previas y tener mayor flexibilidad. Se tratan de “cuestiones estructurales” que escapan a la coyuntura del dólar.
Maquinaria agrícola: cierre 2025 y perspectiva 2026
Para el cierre del año, las proyecciones de Afat se mantienen en los niveles de ventas logrados en 2023: entre seis mil y 6.200 tractores, y alrededor de 800 cosechadoras y un número similar de pulverizadoras.
Mirando hacia 2026, las perspectivas que se van construyendo entre las fábricas de maquinaria autopropulsada siguen muy sensibles a la disponibilidad de crédito.
A partir de ello, se espera para el año próximo una demanda doméstica de alrededor de 850 unidades, 6.500 tractores y entre 850 y 880 pulverizadoras.
“Si hay crédito competitivo se vende; si no hay crédito, se hace más difícil”, reconoce el director ejecutivo de Afat.
En abril de este año, la apertura de la importación de maquinaria agrícola usada sumó un nuevo interrogante a la demanda nacional.
No obstante, desde el sector fabricante en el país son cautos y prefieren esperar al menos un ciclo completo (idealmente dos) para evaluar el impacto real. Sucede que la medida se implementó en abril, “después del ciclo fuerte” de demanda de usados (que suele ser a fin de año o principios de enero), y armar el negocio de importación lleva tiempo.
Además, no existe información estadística oficial pública sobre estas importaciones, lo que obliga a basarse en “sensaciones” más que en datos concretos.
Hasta el momento, no se ha registrado un gran volumen de ingresos. La próxima edición de Expoagro 2025 podría dar una idea más clara del impacto.

La situación es diferente para la importación de maquinaria nueva, que –según reconocen las empresas– “fluye bien”.
Las marcas han podido “ampliar su oferta”, especialmente con equipos que no se fabrican en Argentina, como las picadoras de forraje de muy bajo volumen global. Existe una “demanda reprimida importante” para estos productos, que ahora se está satisfaciendo. Otras empresas están “incursionando en el segmento o completando su portfolio con una gama distinta de producto”.
Maquinaria agrícola: más reformas estructurales y más internacionalización
Mientras las fábricas de maquinaria agrícola hacen el esfuerzo “portones adentro” para ser cada vez más competitivas, desde Cafma enfatizan la necesidad de trabajar “puertas afuera” en mayor eficiencia en aspectos fiscales y laborales que trascienden los procesos productivos de las empresas.
Referentes de la entidad subrayan la importancia de continuar con reformas estructurales que le permitan al sector ser cada vez más efectivo.
“La competitividad y la internacionalización son dos de los temas que más estamos trabajando en Cafma, adquiriendo protagonismo con la nueva coyuntura económica y el nuevo gobierno”, indicaron.
En lo que tiene que ver con la eficiencia, Cafma está llevando a cabo un estudio sobre la matriz impositiva, que desglosa la incidencia de cada impuesto para identificar qué modificaciones o reducciones podrían mejorar la competitividad del sector.
Un punto central es el IVA técnico, que se presenta con dos ejes problemáticos: las demoras en la devolución del saldo acumulado (el sector compra insumos con un IVA de 21% y vende los equipos con el 10,5%), lo que históricamente ha sido agravado por la inflación, “comiendo” el valor real de lo que se terminaba cobrando.
Si bien se han reactivado algunas devoluciones, la situación es “dispar” y hay casos en los que los saldos se mantienen acumulados.
El otro problema es la existencia de gastos no relacionados con el proceso productivo, por ejemplo, los costos comerciales posteriores a la producción, que no pueden incluirse en la solicitud de reintegro del IVA técnico.
La cámara y otras instituciones han planteado esta problemática a la Secretaría de Industria de la Nación, y el Gobierno –aseguran los industriales– está al tanto y trabajando en el tema.
Lo que pretenden las fábricas es poder incluir estos costos en la devolución y agilizar los procesos burocráticos actuales.

El proceso de internacionalización de la maquinaria de industria nacional es otro de los ejes en los que las fábricas están trabajando.
En el período 2012/2013, la maquinaria agrícola argentina llegó a exportar U$S 300 millones. Sin embargo, después de ese pico, hubo una caída progresiva y las ventas al exterior se estancaron desde 2015 en niveles de U$S 150 millones por año. En 2024, las exportaciones nacionales oscilaron entre U$S 100 millones y U$S 120 millones.
A pesar de los números actuales más bajos, Argentina tiene el “potencial para triplicar” sus exportaciones y volver a los niveles de hace una década.
Con ese objetivo, se están abriendo nuevos mercados con mucho potencial. La maquinaria agrícola nacional ya está presente en más de 30 países, con focos interesantes en Latinoamérica, Norteamérica, Sudáfrica y Europa del Este.
La competitividad made in Argentina va más allá del precio, especialmente frente a países como China o Turquía, donde producir es más económico.
“El valor distintivo de los equipos nacionales radica en el conocimiento agronómico y un servicio posventa que otros países no ofrecen. Esta característica es particular de la industria argentina y se valora en el mundo, lo que permite competir y posicionarse”, destacan desde la cámara empresaria.
Un ejemplo de ello fue la misión comercial realizada recientemente a Bulgaria y a Serbia, donde las empresas fueron acompañadas por representantes técnicos de Aapresid y el Inta, con la estrategia no sólo de poder vender equipos, sino promover el know how que encierra una forma de producir.
Esto permite competir en otro plano de valor, que va más allá del “fierro más barato”.