Mientras en la provincia la siembra de trigo toma velocidad, el escenario agronómico para el cereal es uno de los mejores de los últimos años. Algunos dicen: de la historia.
La expectativa es tal que la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA) proyecta que el área triguera en la actual campaña será la mayor de la historia del cultivo de invierno en la provincia.
Según la última estimación llevada a cabo por el Departamento de Información Agronómica (DIA) de la BCCBA, en Córdoba se implantarán 1,8 millones de hectáreas, 63% más que el promedio histórico de 1,1 millones de toneladas que tiene el cultivo en las últimas 18 campañas.
A lo largo de las últimas dos décadas, la incorporación del trigo en la rotación agrícola cordobesa viajó en una verdadera montaña rusa, con bruscas caídas en la decisión de siembra a partir de la intervención comercial y la falta de humedad, como sucedió en 2008/2009, cuando se implantaron sólo 300 mil hectáreas.
El optimismo actual que despierta el trigo hay que buscarlo en las buenas lluvias acumuladas en los últimos meses del verano y el inicio del otoño, cuando algunos lugares de la provincia recibieron milimetrajes inusuales para la época.
A partir de esta contribución realizada por el clima, muchos aseguran que el trigo 2025/2026 ya tiene garantizado la mitad de los requisitos para asegurar la inversión.
En condiciones normales, la casuística dice que entre mayo y octubre, período que comprende el desarrollo del trigo, en la provincia suele llover entre 150 y 230 milímetros. Pero nadie lo puede afirmar.
Por lo pronto, del ranking de los 10 departamentos más trigueros de la provincia, conformado por Juárez Celman, Marcos Juárez, Unión, General San Martín, Presidente Roque Sáenz Peña, Río Segundo, General Roca, Río Cuarto, Río Primero y San Justo, sólo en este último el acumulado de precipitaciones entre marzo y abril está por debajo del promedio histórico entre 2007/2024, según los datos de la BCCBA.
En zonas del sudeste cordobés, donde el trigo es un habitué de la secuencia agrícola, la recarga en el perfil al momento de la siembra ronda los 300 milímetros.
Si se tiene en cuenta que para los especialistas se necesita 150 milímetros de agua disponible en el perfil para decidir la siembra, el arranque estaría más que garantizado.
El otro 50% de probabilidades de éxito para el trigo va a surgir de los números económicos que ofrece el cultivo, que con la decisión del Gobierno nacional de extenderle hasta el 30 de marzo las retenciones actuales, quedaron en mejores condiciones.
Por el solo hecho de haber mantenido la alícuota del impuesto en 9,5% y no llevarla al 12%, como estaba en enero pasado, el impacto positivo sobre el precio a futuro del cereal es de entre U$S 5 y U$S 6 por tonelada. No obstante, para estimular aún más la siembra, lo ideal hubiera sido que el derecho a la exportación se eliminara, como solicitó en Córdoba el consejo provincial de Coninagro.
Por estos días, el resultado del trigo 2025/2026 ofrece un margen bruto con una pérdida de U$S 5 por hectárea, lejos de la campaña 2021/2022 cuando al inicio de la siembra aportaba U$S 354.
Cuando se observa el negocio del trigo dentro de una secuencia con la soja de segunda, los números de la sociedad no son para nada halagüeños.
Según los datos del Departamento de Economía de la BCCBA, la secuencia trigo soja/ ofrece una margen bruto de U$S 305 por hectárea, lo que se traduce en un resultado operativo negativo de 62 dólares por hectárea.
Desde la campaña 2021/2022, cuando el margen bruto de la secuencia fue de U$S 1.059 la hectárea y la rentabilidad de U$S 538, el trigo no muestra números económicos positivos en la provincia.
Con este panorama, en los próximos meses se develará si el 50% que significa el clima para el trigo termina inclinando la balanza a favor de la inversión en el cultivo.