La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ya lo había advertido a mediados del año pasado. Si bien preveía que el suministro de la mayoría de los principales productos alimenticios del mundo sería suficiente en el ciclo 2024/2025, los fenómenos meteorológicos extremos, crecientes tensiones geopolíticas, cambios repentinos de las políticas y otros factores podrían alterar los delicados equilibrios entre la oferta y la demanda a escala mundial.
Justamente, las tensiones políticas y los cambios repentinos en las políticas comerciales comenzarán a jugar fuerte en 2025.
La puja generada en los últimos días entre China y Estados Unidos, por la fijación de aranceles a las importaciones entre ambos países, amenaza con complicar aún más el desempeño del mercado de la maquinaria agrícola, uno de los principales termómetros que tiene el desarrollo agropecuario a nivel mundial.
En represalia a la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles a los productos chinos que ingresen a ese país, Beijing anunció este martes un impuesto del 10% a una serie de productos que ingresen a China a partir del 10 de febrero, entre ellos, a la maquinaria agrícola estadounidense.
El inicio de esta puja comercial entre el principal exportador de maquinaria agrícola del mundo (Estados Unidos) y uno de los mayores importadores (China) amenaza con generar más ruidos sobre la demanda mundial, que en los últimos dos años viene en caída, al menos en los principales países agropecuarios.
Si el análisis lo arrancamos por proximidad, vemos que en Brasil la venta de tractores y de cosechadoras cayó durante el año pasado, luego de un 2023 también en retracción.
En el vecino país se comercializaron el año pasado 45.609 tractores, 15,2% menos que en 2023, cuando el mercado había demandado 53.808 unidades.
En el caso de las cosechadoras, la retracción fue más marcada: de 7.184 unidades adquiridas por productores brasileños en 2023, el desempeño cayó a 3.288 unidades, 54% menos.
En Estados Unidos, la demanda de maquinaria agrícola por parte de los farmers volvió a mostrar una contracción en 2024, al igual que había ocurrido un año atrás.
Según datos de la Asociación de Fabricantes de Equipos (AEM), la venta de tractores cayó 13%: pasó de 250.218 unidades en 2023 a 217.200 en 2024.
Algo similar ocurrió en Canadá, donde el mercado de tractores también bajó dos dígitos: de 27.846 unidades vendidas en 2023 pasó a 23.444 el año pasado.
En Europa, mientras cada uno de los países termina de procesar las cifras, algunas de las que ya están disponibles confirman la tendencia negativa a nivel global. Por ejemplo, en Gran Bretaña, país ubicado en el quinto lugar en el ranking de demanda de tractores en ese continente, las ventas en 2024 fueron las más bajas en 26 años.
El arranque del año exhibe en el mercado europeo una leve mejoría, aunque partiendo de terreno muy negativo.
En una escala que va desde menos 100 a más 100, el índice general de clima empresarial dentro del sector, elaborado todos los meses por la Asociación Europea de Maquinaria Agrícola (Cema), subió en enero de “menos 37 puntos” a “menos 31 puntos”.
Las expectativas de facturación total menos negativas (impulsadas principalmente por las expectativas positivas para el transporte y el equipamiento ganadero) son una vez más la principal razón de las mejoras en el clima empresarial general, mientras que las evaluaciones empresariales actuales y totales siguen cerca de niveles mínimos históricos.
En noviembre pasado, la Asociación de Fabricantes de Equipos de Estados Unidos (AEM) y la Cema habían firmado un memorando de entendimiento para mejorar los esfuerzos de promoción de la industria de equipos agrícolas en ambos mercados.
El acuerdo tenía como objetivo crear un entorno legislativo y regulatorio común, para asegurar una anuencia en temas clave como emisiones del motor, equipos autónomos, ciberseguridad y requisitos técnicos a los fabricantes en ambas regiones, las de mayor facturación en el planeta.
Habrá que ver si la puja por los aranceles a las importaciones se extiende a ambos lados del Atlántico y termina por derribar cualquier iniciativa privada.