En los primeros nueve meses de 2024, el financiamiento bancario en dólares al sector agrícola argentino alcanzó el 40% de los préstamos otorgados, la mayor proporción en los últimos cinco años, según un relevamiento publicado por la Bolsa de Comercio de Rosario.
Este crecimiento se produce en un contexto donde el financiamiento total al sector, aunque mostró una caída del 7% respecto al mismo período del año pasado, se mantiene alto en relación al promedio de los últimos cinco años, que asciende a U$S2.400 millones.
En términos absolutos, los préstamos en dólares crecieron un 87% interanual, mientras que el financiamiento en pesos disminuyó un 30%.
“El aumento del financiamiento en dólares refleja una serie de factores que incluyen la mayor disponibilidad de depósitos en moneda extranjera, la gradual desregulación del mercado cambiario, y un contexto de estabilidad cambiaria”, explicaron los autores del informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), Belén Maldonado y Julio Calzada
Detallaron que estas condiciones impulsaron un acceso más fácil al crédito en dólares.
Los préstamos, que comprenden una amplia gama de instrumentos, desde adelantos en cuenta corriente hasta préstamos personales, sumaron un total de U$S2.662 millones, de los cuales U$S1.076 millones fueron otorgados en moneda extranjera.
A pesar del crecimiento en los préstamos en dólares, los analistas destacaron que la caída en la financiación total se explica principalmente por la contracción de los préstamos en pesos, que cayeron un 30%.
El análisis del financiamiento agrícola
Maldonado y Calzada indicaron que “el aumento del financiamiento en dólares es un reflejo de un cambio estructural en la oferta de crédito bancario”, y señalaron que, aunque las perspectivas de estabilización económica podrían mantener esta tendencia, la competitividad de las tasas de interés y la política monetaria seguirán siendo factores clave en la evolución del crédito agrícola en el futuro.
Durante la última década, la proporción del financiamiento bancario destinado al sector agrícola en relación con el total de préstamos bancarios fluctuó entre el entre el 2,9% y el 5,4%, con un marcado incremento en los últimos cinco años.
En 2023, el sector alcanzó un máximo histórico, con una participación promedio del 5,2% en el total de créditos, llegando a un pico récord de 5,4% en el tercer trimestre del año.
Este aumento se explicó en gran parte por la necesidad de financiamiento ante la magra cosecha del ciclo 2022/23, debido a tres años consecutivos de sequía, lo que llevó a los productores a depender aún más del crédito para afrontar la campaña siguiente.
Sin embargo, este porcentaje retrocedió al 4,7% en los primeros tres trimestres de 2024, volviendo a niveles similares a los de 2020.
A pesar de la gran generación de divisas por parte del sector agrícola, la participación de los bancos nacionales en su financiamiento sigue siendo relativamente baja.
Los productores recurrieron históricamente a otras fuentes de financiamiento, como el mercado de capitales y el crédito comercial, debido a la limitada oferta de crédito bancario para insumos y capital de trabajo.
En cuanto a la capacidad de pago del sector, la morosidad sigue siendo un punto positivo para la agricultura.
A lo largo de la última década, los índices de cumplimiento se mantuvieron elevados, entre el 90% y el 98%, reflejando una sólida capacidad de repago.
Durante 2024, la cartera de deudores en situación normal, sin atrasos mayores a 31 días, se situó en un 97%.
Lo más destacable es que la crisis de sequía no parece haber afectado significativamente la capacidad de repago, ya que los indicadores de morosidad se mantuvieron por encima del 96% a lo largo de 2023.