A lo largo de los últimos 30 años, la lechería nacional se movió sobre un terreno donde la inestabilidad le ganó a la consolidación.
La reducción en la cantidad de tambos, el estancamiento en la producción y los cambios en el tablero de las empresas fueron el denominador común que ha dominado a la cadena láctea desde la década de 1990.
Del lado de las industrias, con una lechería basada en el mercado interno y que sólo exporta los excedentes de la producción, la sintonía fina en términos de gestión fue la receta que les ha permitido mantenerse en una economía en la que las oscilaciones le sacan ventaja a la estabilidad.
Sin embargo, la transformación del sector empresario lácteo ha sido marcada. Un estudio elaborado por la Junta Intercooperativa de Productores de Leche muestra que en 1994, entre las 16 empresas que lideraban el ranking de cantidad de litros de leche diarios para procesar, el modelo cooperativo y nacional era mayoría.
Por ese entonces, seis empresas cooperativas nacionales recolectaban 33% de la leche total, siete pymes nacionales no cooperativas absorbían 59% y sólo tres empresas multinacionales el 8%.
El podio 1994 lo integraban la cooperativa Sancor, con 4,9 millones de litros diarios, seguido por la empresa familiar de capitales nacionales La Serenísima y la suiza Nestlé.
En 2009, esa composición cambió. Las cooperativas cayeron al 14% del total de la leche recibida, las empresas nacionales subieron al 64%, lo mismo que las multinacionales, al 22%.
En 2021/2022, las cooperativas seguían perdiendo protagonismo, a partir de la crisis que comenzó a atravesar Sancor.
La participación de las asociaciones de productores cayó al 5%, mientras que las empresas nacionales crecían al 71% y las multinacionales subían al 24%.
En el último ranking difundido por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla), con datos del año pasado, las cooperativas quedaron reducida a su mínima expresión, con sólo 3% de la recepción total de leche y con las cordobesas Manfrey y Arroyo Cabral como abanderadas de ese modelo de gestión.
Mientras tanto, las empresas nacionales caen al 57% del total y las multinacionales crecen al 40%.
El último podio en el país lo lidera la canadiense Saputo, con plantas en Rafaela (Santa Fe) y en Tío Pujio (Córdoba), con 3,6 millones de litros recibidos, seguida por La Serenísima y la santafesina Savencia Argentina, ubicada en la localidad de Franck.
La retracción que muestra el modelo cooperativo en el país no se condice con lo que pasa a nivel mundial en la industria láctea, donde desde la Ocla se asegura que casi la mitad de la leche en los principales países lecheros del mundo la manejan las cooperativas.
Lo que también se ha profundizado a partir de 1990, y que se refleja en cada ranking anual de empresas del sector, es la gran atomización en la recepción de leche.
En el último ejercicio (junio de 2024 y junio de 2025), la principal empresa en el país recibió el 11,6% de la leche total, lugar que en los principales países lecheros mundiales está en el rango del 25 al 90%, según la Ocla.
A mediados de los años 1990, la empresa líder en el país recibía 23% del total, y las cinco primeras absorbían el 55%.
A nivel geográfico, Santa Fe reúne la mayor cantidad de empresas entre las 22 que más leche reciben a diario: son siete que receptan alrededor del 40% del total de materia prima. La sigue Córdoba, donde un total de 10 plantas (entre ellas, Saputo, también tiene presencia en Santa Fe) reciben casi 25%.
El mapa se completa con Buenos Aires, donde hay radicadas cuatro empresas (Adecoagro también tiene planta en Córdoba) y en Entre Ríos, con tres establecimientos lácteos.