Con el foco mundial cada vez más posado sobre Brasil de cara a la COP30, el evento sobre cambio climático que se desarrollará en Belen (Brasil) el noviembre próximo, el World Agri-Tech South America volvió a reunir en San Pablo a líderes de toda la cadena agroalimentaria.
En esta oportunidad, el objetivo estaba claro: demostrar que la región no sólo produce alimentos, sino también innovación.
Los días 24 y 25 de junio congregaron a más de 800 referentes de cooperativas, agroindustrias, startups, inversores y organismos públicos, consolidando a Sudamérica como un actor clave en la agricultura sostenible y la seguridad alimentaria global.
Uno de los paneles más esperados fue el que abordó la inteligencia artificial (IA) en los agronegocios, bajo el título “Automatizando la toma de decisiones para mayor productividad y rentabilidad”.
Allí, expertos de distintos sectores coincidieron en que la IA ya no es una promesa futura, sino una herramienta concreta que está transformando la forma de producir en el campo.
IA en acción: menos insumos, más rendimiento
Laís Braido, CEO de Solinftec, una empresa global brasileña de tecnología agrícola que se especializa en proporcionar tecnologías para la agroindustria, ilustró con precisión cómo la IA ya está operando a campo.
“La herramienta es un organismo vivo, como la planta, como el suelo. Hoy tenemos cámaras que procesan imágenes con IA para entender el cultivo, las malezas, el suelo. En nuestras primeras aplicaciones logramos reducir hasta un 97% el uso de herbicidas”, afirmó la líder de la compañía dedicada a la innovacion tecnológica aplicada a la agricultura 4.0 sobre la base de la sostenibilidad ambiental, inteligencia artificial, agricultura de precisión, blockchain, internet de las cosas buscando maximizar la eficiencia de las operaciones.
Esa reducción de insumos no sólo representa ahorro económico, sino también impacto positivo en el ambiente. “Estamos protegiendo el suelo con prácticas menos agresivas y eso se traduce en un aumento de productividad de entre el 10% y 15% para nuestros clientes”, explicó Braido, quien anticipó que además de cultivos extensivos y caña de azúcar, ya están testeando soluciones para cítricos y cultivos perennes.
Desde el chip hasta la chacra
Almir Araújo, director de la compañía Basf, señaló que la industria de insumos ha comprendido que la IA no es sólo una herramienta interna, sino una vía directa para ofrecer más valor al productor. “Con Xarvio, nuestra plataforma digital, usamos datos históricos y en tiempo real para recomendar mejores prácticas de fertilización, manejo de malezas y aplicación de fungicidas. Desde la siembra hasta la cosecha, la IA nos permite adaptar las decisiones al contexto específico de cada productor”.
Araújo insistió en la necesidad de democratizar el acceso a estas tecnologías: “Tenemos soluciones gratuitas que permiten a cualquier productor empezar a analizar su lote con datos históricos, climáticos y sanitarios. Pero también debemos enseñar a usar estas herramientas. La mejor solución del mundo no sirve si no sabés cómo aplicarla”.
Argentina ya cuenta con desarrollos avanzados de inteligencia artificial aplicados al agro, como los modelos predictivos para enfermedades y rindes desarrollados por INTA, y soluciones de empresas como Auravant, DeepAgro o la cordobesa Kilimo. Sin embargo, según un informe reciente de la Bolsa de Comercio de Rosario, menos del 20% de los productores accede regularmente a herramientas digitales avanzadas, evidenciando la necesidad de mayor conectividad rural, formación técnica y financiamiento adaptado para escalar estas tecnologías a todo el país.

IA no es magia, es ciencia aplicada
Desde una mirada académica, Anderson Rocha, profesor de la Universidad de Campinas (Unicamp), ofreció una visión más macro: “Estamos en una revolución de convergencia tecnológica. Robótica, IoT, nanotecnología, biotecnología e inteligencia artificial están confluyendo y transformando todos los sectores, incluido el agro”.
Rocha remarcó que la IA no se reduce a herramientas como ChatGPT: “Cualquier sistema que analice datos y genere conocimiento está usando alguna forma de IA. En Unicamp desarrollamos un modelo de lenguaje específico para agronegocios, que responde mejor que ChatGPT sobre temas del campo”.
Además, subrayó la necesidad de infraestructura y capacidades humanas: “No sirve tener el mejor hardware y recolectar miles de datos si no sabés procesarlos. La IA necesita algoritmos, especialistas y sobre todo, personas que entiendan el problema. La inteligencia artificial debe ser pensada como una herramienta que potencia las capacidades humanas, no que las reemplaza”.
Sudamérica en el centro de la transformación
Con la región produciendo información desde el lote, los drones, los satélites y hasta los celulares de los productores, la oportunidad está en conectar esos datos con soluciones concretas.
“La IA aplicada al agro debe tener en cuenta las particularidades locales, los dolores de cada zona y de cada cultivo”, afirmó Araújo.
Braido, por su parte, sostuvo que el momento es ahora: “Estamos en el punto justo para escalar estas tecnologías. Con buenos datos y soluciones adaptadas, podemos llevar inteligencia a productores chicos y grandes. La IA democratiza el acceso a decisiones mejores”.
El cierre del panel dejó una conclusión clara: la inteligencia artificial llegó al agro para quedarse. Y Sudamérica, con su enorme diversidad de cultivos, climas y desafíos, no sólo puede adoptar estas tecnologías: puede liderar su desarrollo y aplicación desde el territorio.
“El desafío no es tener la solución, sino saber usarla”, remató Rocha. “La IA no es magia. Pero si entendemos nuestros datos, nuestros problemas y trabajamos con especialistas, entonces sí, puede transformar la forma en que alimentamos al mundo”.