Hacía mucho tiempo que los mercados no sufrían por las distorsiones que están provocando al día de hoy los distintos factores intra y extra mercados.
En forma muy resumida veamos qué sucedía en nuestro país, empezamos por la incertidumbre local: salida del cepo, prácticamente estamos ante una unificación cambiaria, reducción de la brecha, fuerte baja de los dólares oficiales y alternativos, y bajas selectivas en el precio de las commodities en Argentina.
En el plano internacional, la guerra Rusia-Ucrania, el conflicto India-Paquistán, la guerra en la franja de Gaza, la guerra de aranceles entre Estados Unidos y el resto del mundo, son algunos de los conflictos geopolíticos que impactan en el comercio y la cadena de suministros.
Y muy recientemente la última tregua de 90 días pactada entre China y Estados Unidos, reduciendo los aranceles al 30% para los productos chinos que quieran ingresar a los Estados Unidos y al 10% para los productos americanos que quieran ingresar a china.
Esta última medida provocó euforia en todas las bolsas del mundo con subas generalizadas, aumento en el precio del petróleo y baja en el precio del oro, y finalmente el repunte del dólar respecto el resto de las monedas.
La actual relación euro dólar beneficia a las exportaciones de Argentina a la Unión Europea, y en este caso la harina de soja, la carne y los aceites son nuestros principales productos de exportación a dicho destino.
Hay que destacar que los principales productos perjudicados por la guerra de aranceles y ahora la tregua de 90 días son aquellos productos industrializados, electrónicos, textiles y componentes industriales.
Las commodities alimentarias, como el trigo, la soja, el maíz y los aceites no se han visto perjudicados en forma directa por la guerra de aranceles. La cadena de suministros, en este caso, sólo había sufrido los efectos de la guerra del Mar Negro, con la lógica imposibilidad tanto de Rusia como de Ucrania de poder exportar en situaciones de conflicto bélico y ante el ataque y complot contra los principales puertos de exportación.
Una prueba que las commodities relacionadas al agro no fueron afectadas por la guerra de aranceles es el comportamiento alcista que han tenido la soja y el maíz en el mercado de Chicago.
Sin embargo, el patrón es el mismo si analizamos ambos mercados en el corto plazo y hasta que ingrese la nueva cosecha de maíz y soja de los Estados Unidos.
El maíz baja U$S 6 por tonelada entre julio (U$S 174) y septiembre (U$S 168) y luego sube de U$S 168 en septiembre a U$S 185 en junio 2026, una ganancia de U$S 17 por tonelada lo que asegura un mercado firme de maíz una vez terminada la cosecha americana.
La soja baja U$S 7 entre julio (U$S 394) y septiembre (U$S 387) y aumenta U$S 14 entre septiembre (U$S 387) y junio de 2026 (U$S 401).
En ambos casos, la soja y el maíz en Chicago suben una vez terminada la cosecha, a partir de octubre, y este dato es muy importante a tener en cuenta por parte de los productores de argentina.
Podemos decir que el maíz tiene más chances de mantenerse firme pues el fin del plazo de la baja de las retenciones el próximo 30 de junio implica una baja potencial de solo U$S 6 en el mercado. En cambio, la soja sufre mucho más pues a partir del 1° de julio, cuando las retenciones vuelvan al 33 % para el poroto y el 31 % para el aceite y la harina.
La suba de las retenciones implica que la industria aceitera puede pagar U$S 250 por la tonelada de soja en julio, cuando el mercado de futuros A3 (Matba y Rofex) está indicando un precio de U$S 290.
Cuesta creer que el mercado y los productores puedan aceptar una baja de U$S 40 entre el precio de paridad FAS teórica de los aceiteros y el precio actual del mercado.
Para concluir, vienen tiempos difíciles para los productores de soja, si el Gobierno nacional no prorroga la baja de las retenciones con vencimiento al 30 de junio.