En los últimos días, tres personas fueron atacadas por perros potencialmente peligrosos en la ciudad de Córdoba.
En uno de los casos, un pitbull mordió a una mujer de 72 años, en barrio San Javier Anexo, quien terminó con heridas graves. En otro, un animal de la misma raza atacó a su dueña embarazada, de 20 años, en barrio Maipú 1° Sección, quien tuvo que ser hospitalizada. Y el lunes, un pitbull cruza con bullterrier mordió a su dueño, de 61 años, en barrio San Nicolás, quién se recupera en el Hospital de Urgencias.
Ninguno de los animales estaba inscripto en el Registro Municipal de Perros Potencialmente Peligrosos, a través de la aplicación Huella Animal, tal como obliga la ordenanza N° 13.321 que rige desde 2023 y sus modificaciones.
En el primer caso, el animal estará en Instituto de Zoonosis hasta el 1° de abril. Y en los dos últimos, los animales fueron sacrificados por decisión de sus dueños, a uno se le practicó eutanasia y el otro recibió disparos de su propio dueño.
¿En qué circunstancias se los puede sacrificar? ¿Tienen posibilidades de reeducarse? La presidenta del Colegio de Veterinarios de Córdoba, Natalia Eltsner, confirmó a La Voz que los profesionales pueden sacrificar a un animal con la anuencia de un etólogo, un veterinario especializado en conducta animal.
“Cuando un animal se transforma en una amenaza para la familia, se le practica eutanasia. Y en caso de no hacerlo, el veterinario puede llegar a tener problemas legales. Las razas como pitbull necesitan límites claros, sino son un arma”, dijo.
Del mismo modo, el etólogo Omar Robotti, especializado en Etología Clínica (M.P N° 1.309), aclaró a La Voz que cuando un perro es agresivo, independientemente de la raza y el tamaño, un veterinario etólogo realiza una tabla de valoración de riesgos que existe a nivel internacional –en nuestro país, la Asociación de Etología Clínica Veterinaria de Argentina (Aecva) está trabajando para tener una tabla propia–.
La tabla es un cuestionario sobre los aspectos para evaluar: factores propios del animal como el tamaño, si hubo uno o varios motivos por los cuáles el animal desencadenó la agresión y si son identificables; si previo a morder hubo una advertencia (gruñido o enfrentamiento), cómo mordió; sobre el ambiente, el entorno familiar y el espacio físico.
Cuantas más veces se repita la agresión, más grave es, y cada vez hay menos advertencias. Este proceso de agravamiento se llama “instrumentalización de la agresión”.
Agresión y reeducación
La agresión pasa por tres etapas: la advertencia (gruñido, pelo del lomo erizado, la posición de la cola, mostrar los dientes), la parte consumatoria (cuando el perro muerde) y el apaciguamiento (cuando deja de morder porque se sometió, murió o el animal frenó el ataque).
El etólogo subrayó que con la valoración de riesgo se puede recomendar la eutanasia, a veces es solicitada por la familia, y el veterinario debe realizar la valoración con el etólogo.
Sobre la posibilidad de reeducar al animal, Robotti expresó que se puede hacer un “tratamiento conductual”, de acuerdo con esta valoración (cuando es de bajo riesgo) se abarca no solo la técnica de modificación de conducta como el adiestramiento o el manejo del animal en el entorno familiar, sino también se lo puede medicar para que baje el nivel de agresividad; verificar la parte hormonal (análisis de sangre, castración), el estado fisiológico y de salud general, entre otros.
“Son fundamentales el compromiso y el trabajo de la persona responsable del animal, que sea asesorado por el médico veterinario, el etólogo, con colaboración del adiestrador. No todos los perros se pueden recuperar; y cuando no se puede o el riesgo es alto, se les hace eutanasia”, explicó.
Además, remarcó que muchas veces las personas tienen un desconocimiento de cómo educar al animal. Es fundamental hacerlo desde cachorro y estar atentos a las conductas de advertencias.
“Cuando los perros manifiestan estos comportamientos, hay que consultar con el veterinario; lo mismo sucede cuando muerde, que hay que hacer la vigilancia sanitaria por la rabia”, remarcó.
Incumplimiento de la norma
Gastón Citati, responsable de Fauna Doméstica del Ente Municipal BioCórdoba, confirmó a La Voz que, como no estaba registrado en Huella Animal, el ente hizo una denuncia interna por el caso del pitbull que atacó en San Javier Anexo.
Y este miércoles la Patrulla Ambiental realizará las inspecciones en el lugar para verificar las medidas de seguridad. En caso de no cumplimentar, se labrará una multa.
Pero, además, los dueños incumplieron la normativa que obliga a los tenedores a registrar al animal considerado potencialmente peligroso, contratar un seguro que cubra eventuales daños a terceros, realizar capacitaciones de tenencia responsable y obtener una licencia para los propietarios de los animales, como “tenedor de perros potencialmente peligrosos”, mediante la inscripción de esos animales en el registro oficial.
Además, la ordenanza implica que “en el caso de un episodio de violencia por parte de un perro potencialmente peligroso, el tenedor del animal, la víctima, un tercero o el médico veterinario interviniente, deben dar a conocer el hecho ante la autoridad de aplicación, quien lo incorporará en el Registro si no estaba inscripto o anotará el hecho en el legajo si ya estaba registrado. Y comunicar a la autoridad judicial”.
“El hecho de no estar registrado empeora la situación del dueño. Esto es un proceso de denuncia y a partir de entonces comienzan las actuaciones”, dijo Citati.
La ordenanza que lleva el nombre “Trinidad”, en honor a la adolescente muerta en barrio Estación Flores, en julio de 2023, por dos dogos, marcó un antes y después en la temática. Y marca un precedente con la elevación a juicio, por parte de la Cámara de Acusación de la Justicia de Córdoba, contra el dueño de los perros imputado de homicidio simple con dolo eventual.
Cinco mil perros peligrosos inscriptos
Citati expresó que desde el Ente buscan que los casos de ataques de animales potencialmente peligrosos se reduzcan e impulsó a los tenedores para que cuenten con mayores medidas de seguridad, tanto en sus casas como en el paseo.
Desde que se reglamentó la ordenanza 13.321, en 2023, en Huella Animal se registraron cinco mil perros potencialmente peligrosos. Y en lo que va del año, se receptaron 171 denuncias. Además de la aplicación, las personas pueden denunciar de forma anónima al 0800 888 0404.