La campaña estival en Córdoba muestra diferentes caras, según la geografía que se tome como muestra.
Mientras que en algunos sectores la falta de agua y la ola de calor hicieron estragos, en otros la lluvia llegó a tiempo para pensar en una cosecha más que interesante.
Eso por el lado del clima, pues si se toman en cuenta factores como la chicharrita que afecta al maíz, los precios de los granos o la suba de los costos, el panorama tiene otros condimentos.
La Bolsa de Cereales de Córdoba, en su último reporte, consignó que “la soja temprana, el maíz tardío, el sorgo y el maní se encuentran transitando el período crítico de definición de rendimientos, mientras que el girasol lo ha superado exitosamente”.
En tanto, sostuvo que “maíz y sorgo exhiben en sus rindes la mayor capacidad adaptativa, típica de gramíneas C4 con mayor eficiencia fotosintética y eficiencia en el uso de agua en diferencia a soja y maní”.
Se trata, señaló la entidad, de una campaña con “indiscutibles limitantes ambientales”, en la que el primer cálculo de cosecha arroja una suma de 30,4 millones de toneladas.
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En total, en la campaña 2024-25 se sembraron 2.363.100 hectáreas con maíz en Córdoba, lo que implica una caída del 27% con respecto al ciclo anterior. La influencia de la chicharrita es un dato determinante a la hora de analizar el número. El rinde promedio esperado es de 76,3 quintales por hectárea, un 14% por encima de la campaña 2023-24. Se espera que el cereal aporte 15.515.800 toneladas.
Mientras, se implantaron 4.758.800 millones de hectáreas con soja, un 21% más que el ciclo pasado, y se aguarda un rinde promedio de 29 quintales por hectárea. 13.343.800 toneladas es la producción estimada.
Además, se espera un rinde de 38,5 quintales por hectárea de maní (-6% que la campaña anterior) y, en total, unas 741.800 toneladas producidas.
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Se estiman 274.200 toneladas de girasol, que superó exitosamente la crisis hídrica y el calor. Se esperan 24,3 quintales por hectárea, un 7% más que el año pasado.
Por último, el sorgo rendirá unos 46 quintales (+10%). La estimación habla de 485.100 toneladas.
Las fechas de siembra
Según la BCCBA, la siembra, que arrancó en octubre 2024 y avanzó a un ritmo promedio, cerró en la primera quincena de enero. Según lo observado por la entidad, se detectó un gran cambio en cuanto a la proporción de fechas tempranas. A nivel provincia, el maíz temprano casi se duplicó, pasando de 17% a 32%, mientras que en soja el pasaje interanual a fechas de siembras tempranas fue de 31% a 40%.
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En el sudeste, en los departamentos Marcos Juárez y Unión, se dio la mayor proporción de maíz temprano, sembrado antes de noviembre. Al sur, en la zona de Presidente Roque Sáenz Peña, se observó la mayor proporción de maíz tardío.
El oeste y sur de Córdoba fueron copados por la soja de primera, aunque también se sembró en parte del sudeste. La soja tardía se observó en mayor proporción en el norte, centro y el este.
Las fechas de siembra son importantes, pues el impacto de las lluvias, más abundantes en febrero, es crucial para determinar rendimientos. En ese sentido, las siembras tardías tienen mayores chances de recuperarse por las precipitaciones.
El sudeste y el sur de la provincia sufrieron la falta del agua. A ello se sumó las olas de calor que se registraron el 16 de enero, el 3 de febrero, el 10 y el fin de semana pasado.
Panorama por sector
“Este año hubo lluvias por debajo de la media. La sequía afectó bastante, pero fue sectorizado”, sostuvo el productor Fernando Pagliariasi, que sembró en La Lagunilla, a 30 kilómetros al sudoeste de Río Cuarto.
“A la soja y el maíz de primera los afectó un poco el granizo, pero están bastante bien, dentro de la media. La soja de segunda, veremos en el futuro”, agregó.
El exasesor del Inta Marcos Juárez Juan Pablo Ioele se refirió a los lotes en los que trabajó en el sudeste cordobés. “El estado de los cultivos es muy dispar como es característico en años ‘Niñas’, ya que durante la campaña no hay frentes amplios de precipitaciones, sino chaparrones y desparejos”, sostuvo.
“La otra característica de la heterogeneidad de performance de los cultivos está dado por la calidad de los suelos en los lotes en los cuales se realizaron. Ya que hay lotes con más capacidad de conservar las pocas precipitaciones caídas que otros”, agregó.
Ioele se explayó sobre la soja y el maíz. “Las sojas de primera tuvieron una buena implantación, al igual que los maíces de primera, y sufrieron durante el inicio de su período crítico en llenado de granos. Algunos ambientes pudieron sostener un buen comportamiento, pero en los ambientes inferiores las lluvias llegaron tarde. En el caso del maíz de primera sembrado temprano, tenemos dos escenarios diferentes, ya que los sembrados en inicio de septiembre tuvieron todavía buenas condiciones durante su período crítico en floración allá por diciembre, pero resignaron algo de potencial durante el llenado disminuyendo el peso de sus granos por el estrés de enero”, expresó.
“En cambio, los sembrados tempranos desde mediados de octubre sufrieron desde floración dependiendo del acompañamiento de las lluvias en las distintas zonas. Los maíces tardíos y sojas de segunda estuvieron soportando estrés térmico e hídrico durante casi todo su estado vegetativo, pero los que lograron sortear ese período recibieron buenas precipitaciones durante las etapas críticas de determinación de rendimiento”, cerró.
En los lotes del este cordobés también se observa cierta disparidad. En el centro del departamento San Justo hay optimismo, mientras que al norte el panorama cambia.
“Te puedo decir que en la zona de San Francisco la campaña viene bien, pero para el norte, pasando Porteña y hasta Morteros, la cosa está muy complicada. Se perdieron los maíces de primera y los lotes con maíz de segunda no se sembraron”, sostuvo el asesor del Inta San Francisco Alejandro.
“Cerca de San Francisco, el maíz va a rendir 120 quintales. La soja, hasta Freyre, se la ve muy linda, con rendimientos que seguramente hace años que no se veían. Pero, como te dije, la situación en el norte de San Justo es muy crítica, para los tambos y para los productores”, observó, antes de agregar que en la zona la vedete será el girasol, que logró sortear la ola de calor y la falta de agua.
En la zona norte de Córdoba el panorama no es muy diferente. El ingeniero agrónomo Diego Cornet, que asesora campos en el departamento Río Primero, Jesús María y alrededores, trazó un panorama dispar.
“Del centro de Córdoba hacia el norte, antes del soplete fuerte que hubo en enero, hubo zonas donde llovió 50 o 60 milímetros y en otras 15 o 20 milímetros. Los maíces y la soja están bien. No hubo chicharrita”, sostuvo.
“Los cultivos más complicados son los de segunda, maíces atrás de garbanzo, sojas o maíces atrás de trigo, que sin perfil y con los sopletes se complicaron mucho. Hay de todo. Lotes que están buenos y aquellos que se sembraron muy temprano, tanto soja como maíz, se complicaron muchísimo”, agregó.
Según Cornet, la ola de calor de enero fue determinante en algunos sectores, que no habían podido acumular agua. “En la zona de Río Primero y el norte de Córdoba el panorama es complicado. En Jesús María está mejor. Aunque los cultivos de segunda no alcanzaron a juntar milímetros. En los de primera hay de todo: soja de 40 quintales y también de 20 o 25 quintales. Creo que el grueso va a estar más cerca del promedio, 30 quintales”, sostuvo.
Por último, cerró con un análisis que bien podría ajustarse a numerosos productores cordobeses y del resto del país. “Los más complicado de esta campaña es que sembramos sin que dé el número. Haciendo el Excel, sumabas y restabas, y por precio internacional los números no daban”, dijo y destacó que el maíz dio algo mejor que la soja.
Condicionamientos al margen del clima
Además de los avatares del clima, cuestiones como los precios de los granos y los costos para producir no son menores a la hora de hablar de rentabilidad. Por ello, vale la opinión del presidente de la Asociación de Cooperativas Argentinas, Francisco Farras, quien señaló: “Entre los productores hay diversidad. A algunos la situación les pega más que a otros. Hay quienes alquilan y otros que siembran en campo propio. En campo alquilado la ecuación es más difícil porque es una inversión que no recuperás”, analizó.
“La relación insumo producto no es buena. Los costos de estructura están altos. Los precios de los commodities están bajos y los costos altos. Después de la cosecha va haber algunos problemas para pagar arrendamientos e insumos. Hoy lleva más kilos que antes pagar algunos insumos, el gasoil. También está el tema de la suba de impuestos. Como viene la economía, el productor se va a resentir en su capital de trabajo”, cerró.