Arrancó bien, pero ya comienza a no sobrarle nada. Así transita el trigo sembrado en Córdoba sus estadios previos al ingreso a su etapa crítica, cuando va a requerir de más agua para comenzar a definir sus rendimientos.
Con 825 mil hectáreas implantadas en la provincia, 20% por debajo de la campaña anterior y 21% por debajo del promedio histórico, el trigo 2023/2924 ocupa la menor superficie desde el ciclo 2013/2014, según datos de la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA).
Si bien la humedad inicial en el perfil fue la principal razón por la cual el productor decidió incorporar al cereal de invierno en la rotación, la falta de lluvias comienza a encender luces de alarma.
“Hasta la segunda quincena de julio, el 90% del trigo estaba en condiciones de bueno a excelente”, graficó Betina Bourges del Departamento de Información Agronómica de la BCCBA, durante un encuentro de vinculación que la institución bursátil realizó con periodistas.
Sin embargo, Bourges dejó una advertencia si no se producen lluvias. “Por la etapa en la que va a entrar el cultivo comenzará a aumentar la necesidad de agua y las condiciones podrían ser desfavorables con afectación en los rendimiento”, observó la ingeniera agrónoma.
El 94% de los lotes con trigo atraviesa la etapa de macollaje, período en el que el cultivo desarrolla el área foliar y establece así su capacidad de interceptar la radiación, siendo ésta uno de los componentes del rendimiento.
Para colmo, los pronósticos meteorológicos auguran un período de pocas lluvias entre septiembre y octubre, comportamiento que podría revertirse a partir de noviembre.
Colaboradores del Departamento de Información Agronómica de la BCCBA han reportado la presencia de falta de agua en algunos lugares, sumada la presencia de plagas y/o enfermedades.
Si bien sólo 11 % del trigo se encontraba en regular y mal estado, esta condición podría agravarse si no hay lluvias en las próximas semanas.
En una campaña en la cual la incorporación del trigo en la rotación estuvo marcada por el clima, su presencia en los lotes subió 25% en el centro norte de la provincia; cayó 31% en el sur y sudeste y 20% en el este cordobés.
El garbanzo, el otro cultivo que se reparte la rotación invernal con el trigo en la provincia, también afronta el ingreso a la floración). “Es en esta etapa (R1) que comienza el período crítico para la definición del rendimiento, es decir que cualquier tipo de estrés, ya sea biótico o abiótico, tendrá un impacto mayor en el rendimiento que se espera del cultivo”, acotó Bourges.
Para colmo, la temperatura tampoco ayuda. En los primeros días de agosto se registraron en la provincia temperaturas anormales para la época.
“Tanto para el trigo como en garbanzo estas temperaturas pueden causar un aumento en su tasa de desarrollo, generar una disminución en la duración del estadio fenológico y aumentar los requerimientos hídricos por parte de la planta”, alertó.
Mientras tanto, el pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional indica que hay 40 a 45% de posibilidades de que las lluvias en el próximo trimestre sean por debajo de lo normal.
Una proyección que podría desalentar la siembra temprana de los cultivos estivales, en especial el maíz.
