Esta semana el Departamento Agricultura Estados Unidos (Usda) dio a conocer su informe mensual de oferta y demanda mundial por países y por cultivo. El reporte tuvo algunas sorpresas: nos referimos al ajuste estimado en la producción de maíz americano.
Durante las últimas tres semanas el organismo informaba, en su informe semanal de estado de las cosechas, del deterioro en la condición de los cultivos, tanto de soja como de maíz como consecuencia de la sequía que enfrentaban los productores.
En la práctica esto implicaba una potencial reducción en los rendimientos y en la producción resultante. La sorpresa vino por la nueva estimación en la producción de maíz, pues el organismo anunció un aumento en la producción de 1,4 millones de toneladas: de 387,75 millones estimados en su informe del mes pasado, ahora estima una producción de 389,15 millones.
En cambio, la soja parece haber sufrido el impacto de la sequía, lo que se refleja en la menor producción estimada en su informe de esta semana por el Usda. En efecto, el organismo redujo el estimado de producción de soja americana en 5,71 millones de toneladas, previendo ahora una producción de 117,03 millones contra 122,74 millones estimada el mes pasado.
Esta caída en la producción de soja de Estados Unidos, tuvo impacto directo en la estimación de sus exportaciones, que bajaron de 53,75 a 50,35 millones en el último mes. La reacción de Chicago no se hizo esperar, con subas de 33 cts/bushel o su equivalente de 12 U$S/tn (dólares por tonelada) en la jornada del pasado jueves, un día después de publicado el informe.
Los precios en Argentina
En cambio, en Argentina la soja cerró la jornada del miércoles con bajas de 7 U$S/tn en las posiciones futuras cortas y bajas de 3 U$S/tn en las posiciones futuras largas. De esta forma queda demostrado el divorcio que tiene nuestro mercado con respecto a la evolución que se manifiesta en el de Chicago.
El principal factor que impide la suba en nuestro mercado de soja hay que buscarlo por los constantes márgenes de molienda negativos. Estamos ante una situación donde si la industria quiere pagar más para tentar a los productores a vender más soja disponible, la oferta se retrae aún más, es decir la oferta no aumenta ante la mejora en el precio.
La oferta de soja disponible será cada vez menor a medida que nos acerquemos a las Paso en agosto, a la elección presidencial en octubre y al potencial balotaje en noviembre.
Existe una alta probabilidad que la industria aceitera no pueda recomponer sus existencias de soja ante la falta de oferta de soja física disponible por parte de los productores, pues la oferta de soja nunca podrá compensar la caída de las existencias a medida que las empresas continúan con su plan de molienda.
Dicho en forma más realista, existe el alto riesgo que la industria aceitera deba cerrar sus plantas ante la imposibilidad de recomponer sus existencias. El cierre de plantas implica menor molienda, menor volumen de producción y de exportación de aceite y subproductos de soja, menor ingreso de divisas en momentos en los que el BCRA necesita revertir el saldo actual de reservas negativas, menor recaudación impositiva para el Gobierno.
Podremos estar a las puertas de la peor crisis del sector aceitero, sin antecedentes en la historia reciente, con severas consecuencias para el normal desarrollo de la economía.
Quien tiene hoy la decisión de vender o no son los productores. Si el Gobierno no reacciona a tiempo anunciando un nuevo plan “soja 4″, mucho más atractivo que los anteriores, o intenta sacar algún nuevo “conejo de la galera”, será cada vez más difícil revertir la llegada de la peor crisis en las exportaciones de Argentina.
