Recién la semana pasada semana Chicago tomo nota de las cuantiosas pérdidas que ha sufrido la producción de soja en Sudamérica, consecuencia de una de las peores sequias de los últimos tiempos. Es la razón por la que mercado consolida su tendencia alcista.
Durante más de 90 días, todo noviembre, diciembre y la mitad de enero, no hubo lluvias significativas en una amplia región del Cono Sur. Las principales zonas afectadas fueron los estados del sur de Brasil, Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul, todo el Paraguay y algunas zonas de la Argentina. Las pérdidas en la producción de soja en Brasil se estiman en 11 millones de toneladas, el Paraguay ya perdió 5 millones de toneladas equivalente al 50% de su producción total, mientras que para la Argentina se estiman pérdidas por 4 millones de toneladas. Se perdieron 20 millones de toneladas en la producción de soja que tendrán impacto directo en la oferta global y esto es lo que están viendo en Chicago.
Por suerte las últimas lluvias han frenado las perdidas y también han mejorado el perfil productivo en muchas zonas productoras de la Argentina. Las pérdidas en Brasil y en Paraguay se consideran irrecuperables. Las lluvias llegaron tarde a una amplia zona que está adelantada 45 días con respecto a la evolución de los cultivos en nuestro país, por este motivo las perdidas en Argentina no fueron mayores.
La gran duda que tenemos de aquí en más es si la mejora en la condición de los cultivos en nuestro país es suficiente para poder compensar los daños iniciales que produjo la sequía en las sojas sembradas tempranas o de primera. Pensamos que si el verano continua con clima más benévolo es probable que el aumento en la productividad de la soja que recibió las lluvias pueda compensar en parte las pérdidas ya sufridas.
Mucho menos
Por lo pronto, habrá mucho menos soja en el 2022. Es probable que las exportaciones de poroto se reduzcan bastante con respecto al año anterior, considerando que los márgenes de exportación como soja en grano son muy negativos. Los tradings van a tratar de impulsar el procesamiento de soja en Argentina –lo que genera mayor valor agregado– para poder luego exportar el aceite y la harina de soja.
La moneda sigue en el aire, el clima de aquí en más definirá cuál será el volumen final de la cosecha de soja en Sudamérica. Por ejemplo, los pronósticos sobre Brasil indican buenas precipitaciones para los estados de Mato Groso y Mato Groso do Sul, de ahora hasta el 31 de enero y luego en la segunda semana de febrero retoman las buenas lluvias. Para la Argentina hay pronóstico de regreso de las lluvias entre el 4 y el 8 de febrero.
Mientras tanto Chicago sigue de cerca la firme demanda interna por aceite de soja y harina de soja en el mercado doméstico americano. Esto sostiene las cotizaciones para el corto plazo. Al menos hasta julio los precios siguen firmes.
Hay un dato que hay que seguir bien de cerca y que se definirá durante el mes de febrero, me refiero a la intención de siembra de soja y de maíz en Estados Unidos. Este informe será publicado por el USDA, a partir de sus nuevas proyecciones de oferta y demanda 2022-2032. El organismo americano deberá publicar, en el mes de febrero, su primer estimado de superficie en los Estados Unidos de la próxima campaña 2022/23, como año uno de sus proyecciones para los próximos 10 años. En ese momento el mercado tendrá más elementos de análisis y podrá evaluar cuál será la producción, los saldos exportables y el consumo interno, tanto de la soja como de maíz en Estados Unidos. Este será el momento del quiebre del mercado, y podremos proyectar la futura tendencia de los precios y su impacto sobre el mercado de la Argentina.
