Lejos de la atención que suelen concitar cultivos como soja, maíz, trigo o maní, Córdoba también mantiene protagonismo en la producción de legumbres.
La perspectiva de obtener rindes, precios internacionales sostenidos y demandas más exigentes, con preferencia de origen, son algunos de los factores que mantienen expectantes a los productores.
Desde hace unos años, Córdoba cuenta con el Clúster de Garbanzo, una entidad empresarial que impulsa, entre otras actividades, el crecimiento a lo largo y a lo ancho de la cadena de valor de las legumbres y de otras especialidades, a través de la innovación, la capacitación, la eficiencia en procesos productivos e industriales, como así también en aspectos relacionados a la inteligencia comercial y el acceso a diferentes mercados.
En la última campaña, se sembraron en la provincia unas 12 mil hectáreas con garbanzo con un rinde promedio de dos mil kilos por hectárea, aunque en algunas zonas se cosecharon hasta cuatro mil kilos por hectárea, informaron desde el clúster.
Según datos oficiales, la producción de Córdoba estuvo entre las 25 mil y las 30 mil toneladas.
Además del garbanzo, en Córdoba se siembran diferentes variedades de porotos y de arvejas.
En las próximas semanas, cuando finalice la ventana de siembra, se sabrá cuál es la superficie total sembrada con garbanzo para la actual campaña. “Si llegaran a llover 50 o 60 milímetros más, sumado a lo acumulado hasta el momento, tendrías en el perfil 150 o 180 milímetros acumulados, permitiendo mirar con mayor optimismo económico el cultivo. Por ahora, vemos una superficie muy parecida a la siembra del año anterior. Hay una recomposición de hectáreas sembradas a nivel país, pero en Córdoba, de no cambiar el factor climático, va a ser parecido”, indicó el líder de la comisión de Producción del clúster, José Ramacciotti.
“El año pasado, el 90% fue bajo riego y el secano fue muy puntual. Y este año, hasta hoy se repite la tendencia, aunque, si llueve, puede haber una recomposición. Pero hoy la foto es igual que la del año pasado”, agregó.
Según los expertos, el límite para sembrar no puede extenderse más allá del 15 de junio. “El problema es que se trata de un cultivo que tiene que ser cosechado antes del 15 de noviembre, porque si se pasara de esa fecha, en primer lugar, generaría estrés para la siembra de soja, el maíz o el que lo suceda. Estás condicionando el próximo cultivo. En segundo lugar, estás exponiendo el cultivo a una temporada de lluvia que puede provocar serios problemas de calidad a la hora de cosecharlo, afectando su valor final. Nosotros estamos hablando de especialidad”, aportó un experimentado productor.
En superficie sembrada, la de Salta fue más importante que la de Córdoba.
Sin embargo, la producción cordobesa es la mayor. Sucede que muchas empresas de la provincia ampliaron sus fronteras de producción a otras provincias, pero la producción se lleva adelante con know how e inversión cordobesa, y el procesamiento lo hacen en plantas de la provincia de Córdoba.
En Córdoba, suele sembrarse en las zonas norte y centro, en los departamentos Colón, Totoral y Río Primero.
Medido en dólares, el costo de producir garbanzo supera en más del 45% al trigo. Sin embargo, no utiliza fertilizantes, su precio internacional es muy superior y en promedio los márgenes por hectárea pueden alcanzar los U$S 727 por hectárea contra los U$S 288 del trigo.
La producción de porotos en Córdoba
El área de siembra del poroto en Córdoba no es tan relevante, pues las principales áreas de influencia son Salta, Catamarca, Tucumán y Jujuy. Por la sequía, se realizaron siembras tardías y los rindes no han sido muy atractivos (entre 900 y 1.000 kilos por hectárea). Sin embargo, el potencial es mayor.
La mayor demanda de porotos pertenece a las variedades alubia, mung y cranberry. La mayoría de las variedades tendrán caídas en su producción, debido a factores climáticos. Además, conspiran factores como la fuerte competencia con la soja en campos de alto potencial.
En relación con las perspectivas futuras y la intención de siembra, expertos sostuvieron que “dependerá fundamentalmente del momento de ocurrencia de lluvias y los precios de los cultivos que le compiten. Un retraso en las precipitaciones puede ofrecer una oportunidad de siembra para este cultivo, que tiene un ciclo corto de 90 días y buena tolerancia a la sequía”.
El precio internacional del garbanzo
El valor internacional del garbanzo kabuli ha ido escalando en los últimos años. El presidente del Clúster de Garbanzo, Pablo Campo, lo explicó así. “A nivel mundial, sacando los años anteriores, el nivel de stock era alto. ¿Qué pasó? Distintos orígenes achicaron su superficie y entonces el volumen que fue ingresando a recomponer el stock que se iba consumiendo era cada vez más chico y la oferta a nivel mundial se achicó. Cuando hay mucha reserva de stock, la demanda encuentra todo el tiempo oferta de producto disponible. Ahora, cuando la demanda empuja y no hay oferta en ciertas ventanas del año, hace que rápidamente los compradores salgan a cubrir o extiendan sus días de stock, presionando los precios hacia arriba. Entonces potencia una sensación de faltante y hace que los precios vayan para arriba”, expresó Campo.
La expectativa del garbanzo argentino, tipo kabuli, es esperar qué sucede a partir de mitad de año en adelante, cuando entra la producción de orígenes como Canadá, Estados Unidos, Europa, Turquía.
La producción argentina puede alcanzar las 150 mil toneladas, pero la cuota de mercado no supera 15% de la producción mundial. “No somos formador de precios, ni cerca”, aclaró el titular del clúster. “Pero tenemos la oportunidad de abastecer esas ventanas en noviembre, diciembre y enero. Entonces, si vos agarrás un año con algún problema climático en los otros orígenes, el back-end o el final de la campaña lo agarra todo Argentina. Es netamente oportunista porque vos sembrás sabiendo cómo viene el resto y podés capturar mejor las oportunidades”.
Los principales destinos del garbanzo producido en Córdoba son países limítrofes, países europeos, Estados Unidos y Medio Oriente.
Clúster de Garbanzo de Córdoba
El Clúster de Garbanzo de Córdoba, creado previo a la pandemia, permite potenciar la cadena productiva completa. La red está compuesta actualmente por tres grandes sectores, productores, exportadores y procesadores de esta y de otras legumbres que se producen en la región. Además, ofrece capacitaciones, acceso a mercados y articulación pública-privada. Además, trabaja para dotar de innovación la cadena productiva en su conjunto y generar medios para promover líneas de investigación y desarrollo.
“A nivel productivo, uno de los grandes logros desde que se creó el clúster es que establecimos una red de ensayos. Estamos trabajando sobre diferentes desafíos; por ejemplo, el complejo de amarillamiento del garbanzo, una sintomatología que es inespecífica, ya que cuenta con factores bióticos y abióticos, que se expresa en algunas condiciones ambientales. Otro proyecto que llevamos adelante es el manejo de trazabilidad de los productos fitosanitarios y registro de principios activos en el cultivo”. señaló el gerente general del clúster, Gabriel Butto.
El clúster respalda el trabajo de semilleros que generen nueva genética, apuntalando la productividad y la rentabilidad del cultivo.
Procesamiento del garbanzo
Una parte muy preponderante en la producción del garbanzo es la del procesamiento. En este sentido, el clúster promueve una producción de calidad acorde con las exigencias de los países de destino.
“Trabajamos a nivel industrial con miras de lograr una estandarización, es decir, un segmento de plantas que estén todas al mismo nivel de certificaciones. La idea es elevar la vara y lograr eficiencia y calidad certificada de procesos”, señaló el gerente de la entidad.
Otro aspecto que cubre el clúster es brindar a productores acceso a mercados e inteligencia artificial. “Gestionamos con diversas instituciones acciones para permitirles a los socios lograr comercializar sus productos y abastecer a los mercados más exigentes”, indicó Butto.
El clúster tiene vínculos con instituciones como la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad Católica de Córdoba con las que interactúan (realizan jornadas a campo) e intercambian información, por ejemplo, sobre tecnología de los alimentos, además de acceder a investigadores doctorados en diferentes temáticas.
Los lazos con organismos gubernamentales, como el Ministerio de Industria, han permitido, afirman desde el clúster, facilitar el acceso a las promociones industriales para las plantas. Un acuerdo con la Agencia ProCórdoba permitió llevar adelante rondas de inversión con oferentes extranjeros que buscan producción local.
La búsqueda de una identidad de la producción cordobesa es parte de los objetivos que persigue el clúster. “Lograr un sello de calidad reconocido en los mercados es nuestro mayor deseo. La asociación impulsa una producción que en Córdoba está lejos de su techo”, cerró Butto.