Mientras la cosecha de maíz avanza en el país con rendimientos que, en algunas zonas, superan los promedios históricos, el cultivo se apresta a recuperar en la próxima siembra el terreno perdido.
Si bien el impacto del spiroplasma (”chicharrita”) durante el ciclo 2023/2024 hizo que muchos productores suspendieran de manera temporal la inclusión del cereal en la rotación 2024/2025, su protagonismo se recuperaría en la nueva siembra.
“La superficie con maíz se redujo entre un 20% y 22% a nivel país, pero se va a recuperar en su totalidad para la próxima campaña”, vaticinó con optimismo el CEO de Bayer Cono Sur, Juan Farinati.
En diálogo con La Voz, en un encuentro con otros periodistas en Expoagro, el ejecutivo fundó su pronóstico en el interés que vuelven a tener los productores en el maíz, más allá de la necesidad de seguir de cerca la cuestión sanitaria, y en los buenos números económicos que aporta.
En ese contexto, y en relación con la soja, el margen del maíz ha mejorado. “El productor lo está viendo y está bueno por las rotaciones y por el impacto que tiene el maíz en toda la cadena agroindustrial”, aseguró.
Lejos de subestimar los efectos de la “chicharrita” en la campaña pasada, y que determinó que el productor decidiera reducir la actual superficie sembrada, Farinati asegura que si bien hubo impacto por parte del complejo del achaparramiento del maíz, el clima también dejó su huella negativa.
“El año pasado hubo daño de spiroplasma, pero creo que no fue todo adjudicable a la chicharrita. Hubo una combinación, dependiendo de la zona, de spiroplasma y de golpe de calor. Creo que en algunas ocasiones hasta se sobre reaccionó en la reducción de área. Creo que este año va a haber un recupero grande en el área maíz, con opciones volcadas a materiales más tolerantes a spiroplasma, sobre todo en las zonas más afectadas”, sostuvo el CEO de Bayer.
Para ello, la innovación y la tecnología conforman una sociedad que buscará dar respuesta y certeza a los productores. “Vamos a innovaciones centradas no tanto en productos sino más en procesos, lo que representa un cambio grande”, anticipó, al tiempo que destacó la irrupción de un nuevo sistema de producción relaciones con huella de carbono.
En su horizonte comercial de mediano plazo, la compañía alemana se apresta a desembarcar en el mercado argentino con nuevas tecnología para el maíz: se trata de los híbridos de baja estatura, cuyo primera desembarco será en 2027, con breeding, y luego en 2029, con biotecnología.
“Estamos trabajando fuerte, convencidos de que tiene varias ventajas. No sólo se reducen los problemas de vuelcos sino también permite aplicaciones en estadios más avanzados y hasta se pueden aplicar fungicidas adentro del cultivo. Y hay otras derivaciones interesantes, porque al tener más kilos de granos por peso de materia seca, el picado para tambos resulta mucho más nutritivo”, reconoció Farinati.
Con una dimensión de alrededor de seis millones de bolsas, la demanda nacional de semilla de maíz se ha vuelto atractivo, a partir de la evolución que ha demostrado el área sembrada. “Es un mercado que puede sumar nuevos jugadores, pero el proceso es lento”, admitió.
Política de sustentabilidad
Así como estimula el desarrollo productivo, con nuevos productos y tecnologías, Bayer también acelera en su política de cuidado del medio ambiente.
Al respecto, el CEO de Bayer sostiene que la sustentabilidad es clave, y que la agricultura argentina representa una oportunidad para poner en valor lo que se hace en la materia. “Con la siembra directa y la aplicación de Buenas Prácticas Agrícolas, se demostró que la huella de carbono de la soja argentina es extremadamente baja, lo que permite ingresar con mejores precios en mercados que exigen esta condición. Cuando se demuestra que está en zonas libres de deforestación, la ecuación mejora y el avance todavía es mayor cuando se demuestra que la huella de carbono es reducida”, razonó.
En ese sentido, agregó que Bayer lleva adelante un programa junto con la compañía Viterra, a partir del cual se mide la huella de carbono en soja y que en 2024 logró la certificación de la producción de un millón de hectáreas. “Para 2025 llegaremos a dos millones o 2,5 millones de hectáreas”, anticipó.
Más allá de esta iniciativa, la compañía no tiene por el momento volver al negocio de la comercialización de semillas de soja en el país, que decidió discontinuar en 2021.
“Por ahora no ha cambiado mucho el marco normativo y en el mercado parecen haberse disipado las intenciones de una reforma a la ley de semillas. De todos modos, en relación al marco regulatorio para el reconocimiento de patentes sobre semillas, estamos siguiendo atentamente el sistema de “Sembrá Evolución”. Creemos importante tener un sistema que funciona entre empresas y acuerdos específicos con productores sobre los nuevos productos”, indicó.