Una fábrica de cal abandonada en un entorno natural único, en la costa del río Suquía, convertida en un hotel modular que potencia y pone en valor un sector del Gran Córdoba. Así fue el trabajo final de la carrera de Arquitectura de la Universidad Blas Pascal de Ignacio Schwartz.
Se trata del proyecto del Hotel Modular Hércules, una propuesta innovadora que busca revitalizar un terreno abandonado en la zona noroeste de la ciudad de Córdoba, entre La Calera y Saldán, dentro del área metropolitana.
Este proyecto, dirigido por los docentes Jorge Taberna, Carolina Alberto, Miguel Vercellone, Fernando Scalzadona, Anabella Cardellini, Martín Firpo y Juan Quargnenti, se enmarca en un predio de 32 mil m², ocupado en gran parte por preexistencias industriales históricas como grandes silos de hormigón, tanques de agua, chimeneas y ruinas de una antigua fábrica de cemento en Dumesnil.
El Hotel Modular Hércules responde a un paradigma modular, utilizando un sistema constructivo liviano y fácil de ejecutar. Se concibe como una “ciudad en altura” capaz de replicarse en diferentes espacios olvidados con potencial conexión directa o indirecta con el ferrocarril.
Este sistema permite adaptar el hotel a diversos programas y emplazamientos, respetando y revalorizando las preexistencias mediante un contraste entre una arquitectura contemporánea desmontable y las ruinas impenetrables.
El hotel se presenta como “un refugio del ruido y una puerta de conexión personal y de ocio, proyectando una atmósfera meditativa y reflexiva en un entorno casi rural”.
Cuenta con 60 habitaciones, incluyendo suites presidenciales, junior suites y habitaciones simples, todas orientadas hacia el norte. La fachada sur se destina a la resolución de calles internas y los servicios correspondientes.
Además de ser un lugar para hospedarse, el Hotel Modular Hércules integra espacios sociales, comerciales y de servicios en una plaza techada en altura, ubicada en la planta número tres del edificio.
Este espacio alberga actividades como restaurantes, locales comerciales, gimnasio, salones multiuso, auditorio, solárium y spa. Situada a nueve metros y medio de altura, la plaza ofrece vistas privilegiadas de las sierras chicas y del río Suquía.
La circulación horizontal del hotel se convierte en el gran protagonista, formando una red de “calles” que conectan los diferentes espacios y fomentan la interacción social. La circulación vertical se resuelve con tres ascensores y dos escaleras mecánicas. El último nivel aloja los sistemas de ventilación, desagües, paneles solares y montantes.
El Hotel Modular Hércules busca integrarse con el entorno a través de una estación intermodal que conecta el hotel con el ferrocarril. La propuesta incluye la revitalización de los trenes con sistemas eléctricos y paneles fotovoltaicos, convirtiendo el espacio en un atractivo turístico financieramente redituable a largo plazo, tanto para la ciudad como para los inversionistas.
El sistema constructivo del Hotel Modular Hércules se basa en una arquitectura sistémica, modular y repetitiva, con capacidad de adaptación a diferentes programas y espacios. Utiliza perfiles HEB 400 y losas prefabricadas para crear una “Proto Architecture” liviana y fácil de ejecutar.
Esta arquitectura modular permite una construcción eficiente y rápida, amigable con el entorno y estéticamente atractiva. La flexibilidad del sistema posibilita una rápida reconfiguración del edificio, promoviendo la sostenibilidad mediante la eficiencia en el uso de recursos y la reducción de residuos.
El proyecto también contempla la recuperación y saneamiento del río Suquía, que limita el terreno por el sur, mediante un sistema de filtrado que mejorará sus condiciones ambientales y visuales.
