El pretencioso anuncio de “facilidades para usar dólares del colchón” mutó a una serie de flexibilizaciones y eliminaciones de normas de control. El objetivo sigue siendo que más gente pueda usar sus ahorros en cualquier moneda sin la presión de poder sufrir una investigación por evasión fiscal.
O sea, achicaron el barrido del radar, pero el radar sigue y tampoco es tan fácil eludirlo.
El Gobierno parte de una premisa: hay mucho dinero que “no ve la luz del sol” porque la gente “tiene miedo” de que, si la mueve, el viejo camioncito de la DGI volteará su puerta y le exigirá el pago de millonarias sumas.
La respuesta intuitiva en una mesa de café o familiar, o en el más moderno grupo de “WA”, es: “el canuto es el canuto y no está para gastar”.
El presidente Javier Milei, junto a su equipo económico, creen lo contrario. Por eso, a una lógica actualización de pisos de reportes impositivos por el tsunami inflacionario, le adosaron algunas desregulaciones y lo embanderaron de “épica de libertad”.
En la práctica, las medidas favorecen mucho a los agentes económicos, ya que deberán realizar muchas menos tareas administrativas. En un grado menor, le restan una preocupación a un grupo de contribuyentes/consumidores que ahora no correrán ningún riesgo por el uso de su dinero.
La velocidad de las redes sociales instaló un tema: “Si en la Argentina más de un 50% de la actividad está encastrada para operar en ‘negro’, y ahora elevan los umbrales de investigación, ¿no hay más incentivo para tener más facturación marginal y así pagar menos IVA y Ganancias?” El Gobierno cree lo contrario. Con menos presión, habrá más gente que quiera mantenerse dentro de la ley y pague los impuestos, lo cual aumentará la recaudación.
En lo que refiere al uso de los dólares, aún quedan muchos puntos por aclarar.
¿Puedo agarrar hoy mis dólares del colchón y comprarme un auto? No. ¿Y mañana? Tampoco. Eso recién sucedería más adelante, en caso de que el Congreso Nacional modifique la Ley Cambiaria y Tributaria y se cambien algunos límites.
A la directora del Banco Central Silvina Rivarola se le escapó una infidencia en la conferencia de prensa: la UIF todavía tiene en análisis la modificación para elevar a U$S 10.000 –desde los U$S 5.000 actuales– los montos que se pueden depositar en cuentas en dólares sin justificar origen. No parece ser un monto muy tentador para sacar los dólares atesorados.
Entonces, si tomo mis dólares y me compro una propiedad o un auto, ¿sigo corriendo riesgos? Sí. Cuando se haga la registración Arca tendrá la información. Los agentes que intervengan no estarán obligados a reportarla -siempre y cuando la conversión a pesos a valor de dólar oficial no exceda los límites establecidos-, pero el organismo sabrá cuánto se pagó por esa operación y mantiene las facultades para pedir algún requerimiento y, llegado el caso, exigir el pago de los impuestos adeudados. Dada esta situación, este plan no es considerado un blanqueo, ya que sólo eleva montos y permite que muchas operaciones no lleguen a las pantallas de Arca, pero no exime de ninguna penalidad vigente.
Por otro lado, para que finalmente el plan cierre se necesitan las modificaciones que fueron al Parlamento, lo cual no parece sencillo en un año electoral.
En conclusión, la realidad entra en colisión con el anuncio: “Tus dólares, tu decisión”… como fue siempre.
Cuando hace un mes a Caputo se le ocurrió echar a rodar esta idea de “uso de dólares del colchón”, se instaló la idea de un “neo blanqueo” que, además, facilitaría el ingreso al sistema de dinero “sucio”. Pese a las restricciones que se sabía existían, principalmente en legislación internacional, el Gobierno dejó correr la idea hasta el último segundo, sin refutar la “noticia instalada” de la posibilidad de un “depósito de dólares” en cuentas propias sin límites.
Por ello, lo finalmente planteado como una nueva batalla por la libertad estuvo por debajo de las expectativas y genera más dudas que certezas.
