Con una tradición más ligada a la agricultura familiar y a las economías regionales, en las últimas décadas la Pampa de Pocho, una región de alrededor de 62 mil hectáreas ubicadas en Traslasierra, adoptó a la agricultura y a la ganadería como modelos extensivos.
La Estancia La Guayaca es un ejemplo de cómo la producción de carne y de granos se pueden hacer de manera integrada y eficiente, tanto desde lo agronómico, económico y ambiental, a casi 1.100 metros sobre el nivel del mar.
Sobre una superficie de casi seis mil hectáreas en producción, ubicada en el departamento San Alberto, desde hace 17 años José María Maurino combina a la ganadería y a la agricultura, que tiene a la producción en secano y al agua complementaria (riego por aspersión) como soportes.
“Hay tres mil hectáreas dedicadas a la ganadería, en su totalidad a un modelo de recría de terneros, y de mejora en el estado corporal de vacas y toros; y otras dos mil hectáreas a la agricultura, de las cuales 1.400 hectáreas son en secano, en las que se producen soja y maíz, y otras 600 hectáreas bajo riego, donde los círculos producen papa, maíz y soja y en algunos años avena”, explica a La Voz Maurino, un empresario de Monte Maíz que, desde el corazón de la principal zona agrícola de la provincia, apostó por el desarrollo productivo de esta región en el oeste de Córdoba.
El productor tomó la decisión de instalarse en la región motivado por el interés de encontrar un lugar donde desarrollar la actividad de recría de terneros; además de las posibilidades que brinda la zona para transformarse en un centro productivo y a las oportunidades económicas que ofrece para la producción agrícola y ganadera.
El paso del tiempo y los resultados productos y económicos parecen haberle dado la razón.
Según las estadísticas del Ministerio de Bioagroindustria de la Provincia, en lo que va del siglo la productividad promedio de la soja se multiplicó por 3,5 veces: pasó de 700 kilos en la campaña 2000/2021 a 2.500 kilos por hectáreas en las últimas campañas agrícolas.
Lo mismo ocurrió con el maíz, cuyo rendimiento promedio por hectárea paso de 4.500 kilos en la campaña 2000/2001 a 7 mil kilos en los últimos ciclos agrícolas.
Maurino también trabaja 1.800 hectáreas en San Luis, donde incorpora kilos a los terneros con la recría, y un establecimiento agrícola en Wenceslao Escalante (departamento Unión), donde produce maíz y soja.
El modelo agrícola en La Guayaca
Como en toda la provincia, las lluvias en la región donde está ubicado el establecimiento agrícola y ganadero se concentran entre noviembre y marzo, en temporada primavera-estival.
La precipitación anual promedio es de 700 milímetros, con la ventaja de que los acuíferos de la zona le permiten a la producción agrícola obtener un plus en su productividad.
A partir del uso de equipos de riego por aspersión, el sistema de agua complementaria tiene a la producción de maíz, soja y papa como los principales destinatarios. Los pozos tienen una profundidad de 115 metros y un caudal de 400 mil litros por hora, lo que hace que el recurso esté disponible en tiempo y forma.
A veces, en los meses ociosos del invierno, algunos de los círculos reciben a la avena, que pasa a integrar la dieta ganadera del establecimiento.
![MODELO CORDOBÉS. En Estancia La Guayaca, en Traslasierra, José María Maurino lleva a cabo desde hace 17 años un modelo agrícola ganadero intensivo. El maíz, la soja y la papa se combinan con la recría bovina. (Gentileza José Maurino)](https://www.lavoz.com.ar/resizer/v2/3AD4EOW5UNERVFOD5MGPAKK2LQ.jpeg?auth=a3f8ab448047e5fce84e0e91bf49b083d174eb976499ce5f32e72635c541339a&width=960&height=1280)
La amplitud térmica de la zona hace que el maíz encuentre en ese ambiente muy buenas condiciones para su desarrollo.
“A partir de un manejo agronómico que incluye fertilización, el objetivo de rendimiento del maíz bajo riego es de 14 mil kilos por hectárea. La soja, que no se fertiliza, ronda los 4 mil kilos por hectárea”, precisó el productor.
En secano, la productividad por hectárea ronda el rendimiento promedio de algunas zonas de la provincia; 8.500 kilos de maíz y 3.500 kilos de soja.
Por tratarse de un modelo de producción que tiene una pata ganadera, el maíz se siembra en el establecimiento con un doble propósito: la comercialización como grano o su disponibilidad como forraje a partir de su picado.
Según explicó Maurino, el maíz para reserva se siembra en septiembre y se pica a finales de febrero o principios de marzo para ensilarlo y asegurar alimento que demandará la recría durante todo el año.
A diferencia del cereal bajo riego que se implanta a fines de noviembre, para escaparle a las heladas, el maíz para secano se siembra más temprano, en septiembre.
La lejanía de la zona de producción de los puertos hizo que la estrategia de comercialización de los granos tuviera que desarrollarse en destinos más próximos a la región. Por eso, Mendoza y La Rioja son parte de los mercados que tiene el cereal, es especial para su conversión en carne.
La pata ganadera de La Guayaca
El eslabón ganadero que la cadena de agregado de valor que Maurino desarrolla en Pampa de Pocho tiene como denominador exclusivo a la recría.
El modelo de producción se basa en la compra-venta de hacienda, y está caracterizado por una alta dinámica y rotación, con un uso eficiente de los recursos y la adaptación a las condiciones climáticas de la región.
“El tiempo que la hacienda permanece en el campo está determinado por la oportunidad que tiene el negocio”, agregó el productor agropecuario que ya tiene trabajando a un integrante de la segunda generación de la familia en la actividad: su hijo Agustín es el responsable del área comercial del negocio ganadera.
El modelo de producción en la Estancia La Guayaca abarca varias categorías: terneros, vacas, vacas con cría, de descarte, y toros.
A partir de esta diversidad, la incorporación de kilos se divide en dos áreas principales: los corrales para terneros, con una capacidad instantánea para cinco mil animales; y las praderas con pastura implantada (Panicum coloratum) para las categorías más grandes, como vacas y toros.
![MODELO CORDOBÉS. José María Maurino y su hijo Agustin, en un lote con soja en la Estancia La Guayaca donde desde hace 17 años desarrolla un modelo agrícola ganadero intensivo. El maíz, la soja y la papa se combinan con la recría bovina. (Gentileza José Maurino)](https://www.lavoz.com.ar/resizer/v2/ITRFGZZVKVGMTJEC6HWCQKI3LI.jpeg?auth=2bb45337904ab70b9a0c2a45ac5ccefd2e75064fdb5fc57b299bf02e38e89f84&width=960&height=1280)
Según los últimos datos de la cartera de Bioagroindustria en la provincia, el departamento San Alberto, donde está radicado el establecimiento, es el que concentra la mayor cantidad de bovinos de Traslasierra (abarca además San Javier, Pocho y Minas), con 37.600 cabezas.
Cría y dietas
Con pesos de ingreso que rondan los 180 kilos, los terneros realizan su período de recría en corrales a partir de una dieta que tiene como ingredientes principales al maíz picado fino con suplementos. También se usa maíz en grano partido, producido en el mismo establecimiento.
En función de las oportunidades comerciales que brinde la categoría, la estadía de los terneros puede variar entre un peso que va desde los 220 kilos a los 380 kilos.
En el caso de las categorías de mayor tamaño, las vacas preñadas o con cría se trasladan a las praderas donde se alimentan exclusivamente de Panicum, sin suplementación.
Divididos en potreros que son administrados en función de la carga animal, para optimizar el pastoreo, la estadía puede extenderse hasta un máximo de 90 días.
Córdoba y La Rioja son los principales orígenes de los animales que el establecimiento recría en Traslasierra. Su destino es variado: desde frigoríficos que hacen exportación hasta quienes abastecen el mercado interno. San Luis, Mendoza, Buenos Aires y Tucumán figuran en la lista de compradores.
De la mano de las producciones intensivas como la que lleva adelante el establecimiento agropecuario, el interés por la región ha crecido en los últimos años. “Los precios de los campos en la Pampa de Pocho han aumentado significativamente en los últimos tiempos”, fundamentó Maurino.
Destacó que el desarrollo de proyectos avícolas en San Juan y en La Rioja, así como la radicación de las fábricas de aceite, ha permitido mejorar la ecuación agrícola, con un menor impacto en los fletes.
No obstante, aclaró que todavía hay muchas cosas por hacer en la zona, en materia de infraestructura, especialmente en la provisión de energía eléctrica y conectividad en internet.