Una recuperación de los precios de la hacienda, después de 11 meses de caídas consecutivas en términos reales, que remite a los precios –a moneda constante– de julio pasado. En la comparación interanual los valores actuales se ubican un 20% por debajo de diciembre del 2023.
La suba de precios en las últimas semanas se ha dado en un contexto de oferta ganadera alta, con una faena diaria que en noviembre fue más alta inclusive que un año atrás.
La demanda de consumo interno habría tocado un piso: con respecto a unos meses atrás, se está consumiendo algo más de un producto que es más caro, habiendo aumentado entonces el gasto en carne vacuna.
Los exportadores, casi todos con los números en rojo, advierten que los efectos negativos del atraso cambiario más que compensan los efectos positivos de la reciente suba de los precios FOB de la carne que se vende a China y de la quita de retenciones a las exportaciones de carne de vaca.
El feedlot, pese al aumento del precio del ganado gordo, sigue perdiendo cerca de $ 100 mil por ciclo y están vaciando los corrales, pero muy lentamente.
La oferta de novillitos y vaquillonas provenientes del corral sigue siendo muy alta, previéndose que empiece a mermar a partir de febrero-marzo.
Producción
El año 2024 cerraría con una producción de carne vacuna del orden de los 3,14 millones de toneladas, un 4,4% menos que el año anterior.
De ese volumen, un 30% (930 mil toneladas) se destinarían a la exportación, y el 70% restante (2,20 millones de toneladas) irían al consumo interno, determinando una ingesta del orden de los 45,5 kg per cápita, el registro más alto del mundo junto al de Uruguay, país donde el consumo este año alcanzaría los 47 kg per cápita.
La ganadería argentina es la única, entre los grandes productores o exportadores, que no ha incrementado en los últimos años el peso medio por animal faenado, que este año sería de solo 228 kg por cabeza, bien por debajo de Brasil o de Uruguay, países donde los animales rinden en promedio los 260 kg carcasa.
Con una faena de equilibrio, para el stock que tenemos (50 millones de cabezas), que podría ser de unas 13,1 millones de cabezas, y un rendimiento elevado a los 260 kg por res, la producción de carne vacuna podría incrementarse (ceteris paribus) en unas 400 mil toneladas con respecto a los niveles actuales.
Los recursos forrajeros están. En Estados Unidos, Australia, Brasil y Uruguay la mejora en el peso medio por animal faenado se sostiene año a año, mientras que acá la suba acumulada en la última década es de sólo unos 6 kg por animal.
En los últimos 34 años, el peso medio de faena más bajo se dio en 1995, con 209 kg, y el máximo en 2022, con 232 kg carcasa. En los Estados Unidos, donde “los bifes ya no caben en el plato”, cada novillo rinde hoy unos 440 kilos carcasa, contra 280-290 kg en nuestro país.
En los últimos 20 años se da en la Argentina una sensible mejora en la productividad de la cría, que ha permitido que se desteten 15 millones de terneros con dos millones de vientres menos que hace dos décadas.
Modestas mejoras en la productividad de la cría –tendencia que ya está en marcha– y modestos –pero constantes– aumentos en el peso medio de faena, pueden combinarse perfectamente en los próximos años para determinar una producción de carne de equilibrio de 3,2–3,4 millones de toneladas anuales.
La difusión que está tomando la recría –como un eslabón especializado de la cadena de engorde– puede llevar a que en un futuro próximo se terminen animales más pesados; hay todavía 3,5 millones de novillitos y terneros que potencialmente podrían convertirse en novillos.