La retracción de las ventas de carne a China, las trabas del Gobierno, la caída en el consumo, los precios estancados… Podrían enumerarse decenas de factores que contribuyen a ensombrecer el panorama de la ganadería argentina. Sin embargo, los productores, fundamentalmente aquellos que hacen cría, señalan a la sequía como el factor que más los apremia hoy. Y no es para menos. Este año será el tercero de una Niña que viene provocando estragos. Sólo había ocurrido algo similar dos veces en un siglo, según los especialistas más memoriosos.
“Este es el tercer año Niña y es la tercera vez en 100 años que se repite porque siempre era dos años Niña y el tercero Niño. Si un año llueve menos, no te pasa tanto factura; pero si venís de varios años secos, sí”, apuntó Osvaldo Luna, asesor de grupos Crea en la provincia de Córdoba.
Hay datos alarmantes y que no conciernen sólo a Córdoba. Se estima que entre el 70% y el 75% del rodeo vacuno del país está afectado por la falta de lluvias, según especialistas. La apreciación apunta a la falta de forraje y de pasto, como así también a la pérdida que habrá en maíz y en granos para alimentar a los animales. Se trata, claro, de cálculos que engloban a aquellos criados a campo, feedlots y también tambos.
Sequía interminable y escasa oferta forrajera
Las alarmas suenan con más fuerza, si se tiene en cuenta que, de persistir esta situación de sequía hasta diciembre y si la oferta forrajera sigue tan baja, esos porcentajes podrían trepar a 90% del rodeo nacional.
La etapa del año agrava el escenario, pues estos son momentos en que la vaca está pariendo, o está con el ternero al pie y recibiendo servicio.
La palabra de expertos y de protagonistas
Productores y especialistas consultados coinciden en las estrategias que en general se encararán para paliar esta grave situación: aumentarán los destetes precoces, se achicarán los rodeos (se vende más y no se repone) y subir el porcentaje de suplementación, aunque vale apuntar que los costos de los alimentos treparon a las nubes.
“Este año entramos con un ternerito en abril-mayo de 180 kilos y la idea es hacer 110 kilos a 120 kilos a pasto con una suplementación que sin dudas ha tenido que ser mayor. Usamos pasturas megatérmicas que crecen en verano y en invierno se consumen diferido. Ahora hemos aumentado los niveles de suplementación para poder ganar el peso que buscamos, que son 500 a 600 gramos diarios”, explicó Luna.
Sobre la suplementación, el especialista agregó: “Como alimento en invierno y parte de la primavera utilizamos forraje seco como base y le incorporamos suplemento energético proteico, donde usamos mucho la combinación de semillas de algodón con un poco de maíz o burlanda seca, que es un subproducto de la industria del bioetanol. O algún concentrado energético proteico. Y se lo incorporamos en un porcentaje a la dieta que aporte lo que no le da el pasto en invierno. Con eso equilibramos la ganancia de peso diario”.
Los costos de apelar a la suplementación
Damián Piazzi, productor del departamento Cruz del Eje, hizo hincapié en los costos que implica salir a buscar suplementación por la falta de pasto.
“Indiscutiblemente, se ha incrementado la venta de los animales a consecuencia de la falta de lluvias. La sequía ha acelerado la comercialización, ya que al no haber pasto, los terneros que generalmente se recrían salen al mercado. Las terneras que se pueden elegir para sumar al plantel de madres no tienen para comer y los productores nos vemos obligados por el factor climático a desprendernos de animales, a achicar el stock, por la falta de pasturas y porque hoy salir a comprar alfalfa o maíz para complementar la alimentación es totalmente antieconómico”, señaló.
“Desde hace dos años, venimos sufriendo la seca, y este es el tercero. Hemos ido despoblando los rodeos. Estamos con una carga menor en todos los campos. Como uno ya ha peleado con la seca, empieza a hacer un poco de reserva. En algunos casos, se compran fardos, rollos o maíz. Entonces ya los costos empiezan a subir. Tenés menos carga, pero ya con reservas compradas, no reserva de pasto en el campo”, expresó a su turno Javier Artal, productor y asesor en distintos campos del norte y el noroeste cordobés.
Una de las estrategias es disminuir la cantidad de animales, indicó Artal.
“Uno esperaría bajar la carga por lo menos para mantener los costos. Si te ponés en el lugar del productor, este tiene que vender por la falta de pasto. Todo lo que va a vender no vale porque no hay demanda. Lo que se vende, se vende flaco. Una vaca flaca, un novillo flaco no tiene mucha demanda y el precio lo castiga. Entonces hoy en día el productor está bastante complicado. Sumale que los insumos como el gasoil o productos para aplicar sobre los cultivos o sembrar subieron. Está complicada la ganadería en ese sentido”, admitió.
Alteración del ciclo ganadero
Entre los efectos de la sequía, está la alteración del ciclo ganadero. El destete precoz, o hiperprecoz en muchos casos, es parte de ese fenómeno propiciado por la sequía en los campos.
Osvaldo Luna lo explicó así: “Si le sacás el ternero al pie de la madre, la vaca que tiene los requerimientos para producir leche se ahorra eso y toda la energía que no utilizó para la leche va a aumento de peso. Y así empieza a recuperar condición corporal”.
La condición corporal, aclaró, es la deposición de grasa que tiene en todo el cuerpo la vaca y que está totalmente ligada a la producción de un celo fértil.
“Si le cortás la producción de leche, esa energía va a aumento de peso y esa mejora en la condición corporal hace que presente un celo más fértil y que pueda quedar preñada. Entonces, el destete puede ser hiperprecoz a los 40 días o precoz a los 4 meses, de acuerdo con cómo esté de complicada la vaca con su alimentación”, cerró.
La caída en las preñeces es otro efecto que puede observarse en los años de sequía extrema.
“La mayoría de las vacas pare de septiembre a octubre y en noviembre. Este es el último mes de parición. Y después se vuelve a entorar en diciembre, enero y febrero. Entonces se corre mucho riesgo, porque la vaca pare y allí sus requerimientos son altos porque necesita leche para la cría. Y al haber poco pasto, se ‘alimenta’ de las inmovilizaciones internas de grasa corporal. Y empieza a quedar flaca. Cae su condición corporal y cuando la querés preñar en diciembre, enero y febrero, esto te pasa factura y el porcentaje de preñez cae. En lugar de tener un 90% de preñez, puede caer al 87%”, indicó Luna.
Consecuencias futuras
El efecto de la seca no sólo se observará en el corto plazo. Según Piazzi, suben los costos de producción y se necesitan más terneros para cubrirlos. Y el panorama se complicará si cae el porcentaje de preñez. “La producción de terneros será menor mientras que los costos fijos del campo siguen creciendo (compra de insumos, gasoil, semillas, empleados, veterinaria), y entonces no serán, por ejemplo, 100 terneros los que necesitarás para cubrir los costos anuales, sino 130″, comparó.
En cuanto a la calidad de la carne, el productor aclaró: “La sequía afecta la capacidad del campo, la cantidad de pasto natural o implantado para alimentar a los animales, pero eso no afecta la calidad de la carne producida. El productor mermará la receptibilidad por hectárea, pero no afectará la calidad del producto”.