Si se mira la foto de lo que se sucedía un año atrás, hoy la producción porcina se encuentra en un buen momento y con un horizonte alentador.
Durante el primer semestre de 2024, el sector atravesaba una situación más que difícil. Después de cerrar 2023 con un margen neto positivo de $ 592 por kilo producido, llegó a junio de 2024 con margen negativo de $ 248 el kilo. A partir de allí comenzó un repunte que llevó la ecuación a un positivo de $ 466 el kilo.
Aunque la estacionalidad también juega, ese vaivén quedó atrás por el momento. Hoy, con un precio de venta en $1.800 el kilo y con un costo de $ 1.200 a $ 1.300, el margen ronda los $ 500 por kilo.
Según un reporte de enero de la Secretaría de Ganadería, Agricultura y Pesca de la Nación, todos los números crecieron. Medido interanual, el precio del capón trepó un 40%; la faena, 3,9%; la producción, 2,8%, y el consumo, 3,5%. en tanto, la relación capón/maíz (cuántos kilos de maíz se compran con un kilo de capón) subió 6,6%.
No obstante, hay factores endógenos y exógenos que aquejan al sector, como el brote de Enfermedad de Aujeszky (EA), que desnudó cuestiones estructurales, los costos de los alimentos de los animales y la apertura de las importaciones, que presionan para que las granjas ganen competitividad. Sin contar con otros ítems como la presión fiscal o la caída del poder adquisitivo de los salarios.
Mientras tanto, el consumo de carne de cerdo por habitante cerró 2024 con un alza del 3%, en 17,5 kilos. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, se espera un incremento del 8% en el mediano plazo.
Cerdo en Argentina, un panorama que pinta bien
“El momento pinta bien. Tenemos un precio firme en $ 1.800, un valor que está bastante bien, con lo cual los costos siguen presentando un margen positivo, una utilidad entre $ 500 y quizás $ 600 por kilo”, sostuvo el productor Mario Aguilar Benítez, director del establecimiento Las Chilcas, en el norte de Córdoba.
“La idea es recuperar un poco lo que fue el año pasado, con un primer semestre muy difícil y un segundo semestre en el que se acomodó. Hoy el negocio tiene muy buena perspectiva como rentabilidad. El problema está por las amenazas como el tema de la enfermedad de Aujeszky, que está golpeándonos fuerte”, agregó.
La mirada del jefe del Departamento de Economía del Inta Manfredi, Martín Giletta, es similar a la de Aguilar. “Cambiaron los números. En esto hay que separar lo que es coyuntural de lo más estructural, de lo más relevante. A veces la competitividad medida en el margen del producto baila al ritmo de los precios relativos. Estuvo muy afectado tiempo atrás, ahora con la mejora del precio del capón, con la baja del precio del maíz, se revierte esa relación y mejora la ecuación del negocio”, sostuvo.
Los precios internacionales y la rebaja de las retenciones a productos agrícolas, como la harina de soja y el maíz, también influyen decisivamente en la producción porcina, pues la alimentación representa el 70% del costo de producción. Al respecto, los expertos prefirieron poner el foco en la eficiencia de los establecimientos por encima de factores ajenos, como puede ser el mencionado.
“Nosotros tenemos que producir, tener un buen margen, independientemente de las retenciones. Ningún productor eficiente quiere un maíz barato. Obviamente, va a tratar de conseguir el maíz más económico que pueda, pero nosotros estamos dando valor agregado a algo que vale más”, indicó Aguilar Benítez.
“Si lo mirás desde tu nicho, está bueno que esté barato el maíz. Ahora, para nosotros los mejores negocios y los mejores años han sido cuando tenemos el maíz caro y tenemos rentabilidad por la eficiencia, por los costos y por ser competitivos”, agregó.
Para Giletta, el crecimiento en la producción no debe vincularse estrictamente con subsidios, sino más bien con reglas de juego claras y estables. “En el corto plazo, puede incidir una rebaja en las retenciones. Pero hay que hacer una diferenciación. Si la producción de carne depende de que tenga siempre algún mecanismo de protección o subsidio encubierto, es engañarse uno mismo. Los países que han crecido en estos sectores en el mercado internacional no han tenido estos mecanismos de protección, por ejemplo, con el precio del maíz. Y eso no les impidió crecer. Es cierto que lo han hecho en entornos macroeconómicos más estables, y la Argentina no lo tiene. Ahora, esto es parte de un cambio de reglas de juego que se están dando”, apuntó.
“Tener más previsibilidad te permite usar faros más largos y poder proyectar inversiones. Se trata de una nueva relación de precios relativos, donde esos mecanismos que han estado en la producción de carne en los próximos años no van a tener ese sentido. Hay que empezar a plantear ese escenario donde el maíz y la soja no van a tener retenciones. Hay que ir incorporando los costos y saber que los productores también van a tener que pagar precios llenos de esos productos. Nos ayuda el mercado internacional, donde todo parece indicar que vamos a tener precios más bajos que el promedio de los últimos años”, agregó.
Qué sucede con las importaciones de cerdo: la bondiola de Brasil
En una medida que afecta en distinta magnitud a diferentes rubros productivos, la gestión de Javier Milei decidió abrir las importaciones. El sector porcino no fue ajeno. Para muestra, vale un solo dato: en enero de 2025 se importaron 4.592 toneladas de cerdo, un 323% más que en igual mes del año pasado.
La visión de productores y analistas locales está lejos de ser dramática. “No lo veo como una amenaza. Son muy pocos cortes los que ingresan y además en el volumen total que nosotros producimos es muy poco, un 3% o un 4%. Las plantas de faena necesitan faenar, y a esos frigoríficos, que son los mismos que necesitan la materia prima, a veces les cuesta conseguirla y podrán importar algunos cortes que están faltando”, apuntó Aguilar.
“La bondiola, por ejemplo, que es un corte que nosotros consumimos mucho y es muy demandado acá, en Brasil, por ejemplo, no se consume, entonces no tiene mucho valor. Eso sí, nos van a llegar cada vez más bondiolas de Brasil, además, por el tipo de cambio. No voy a hacer un juicio sobre el valor del dólar, si está atrasado o no, pero está siendo muy difícil la competitividad para exportar, porque además nosotros tenemos también una serie de impuestos”, agregó.
Giletta, a su turno, habló de un nuevo paradigma, es decir, una senda que adoptó el país en cuanto a su apertura, tanto para exportar como para importar. “Esto es parte del cambio de mentalidad que se tiene que dar. Si mirás a nuestros competidores, Estados Unidos, Europa, Brasil, todos juegan con mayores niveles de apertura. Son grandes exportadores, pero al mismo tiempo las importaciones también están. Forma parte de casi un nuevo paradigma donde si vos querés tener una economía más abierta, esa apertura te favorece, te simplifica, te permite exportar y crecer en exportaciones, pero al mismo tiempo vas a tener las importaciones, y eso te presiona y te exige ser cada vez más competitivo, alinearte a los parámetros de eficiencia que hay en el mundo, y eso es parte de la agenda que van a tener las cadenas cárnicas en Argentina”, sostuvo.
“En el sector porcino, puntualmente, hay que tener cuidado de mirarlo con lentes históricas y creer, por ejemplo, que Brasil te va a inundar con importaciones. Eso no va a pasar por la simple razón de que hoy el mercado de consumo de carnes en el mundo se expandió enormemente y porque sigue habiendo una demanda global insatisfecha y una oferta que va a tener limitantes para crecer. Hoy sobra mercado. Lo que Argentina tiene que hacer es alinear la eficiencia de sus cadenas a los parámetros que tienen nuestros competidores, que es una vara muy alta y todavía nos queda un recorrido para cerrar esa brecha”, cerró.
Inquietud y preocupación por la Enfermedad de Aujeszky
Semanas atrás, la Federación Porcina Argentina mostró preocupación por la irrupción de la Enfermedad de Aujeszky (EA) que afecta a cerdos, un mal cuyos primeros brotes se vieron en granjas del sur de Córdoba. Además de inquietud, la entidad pidió a las autoridades “acciones urgentes”.
Hubo una postura similar en Córdoba, donde el presidente de la Cámara de Productores Porcinos de Córdoba, José Arrieta, apuntó contra entes oficiales. “Deberíamos haber tenido un plan de erradicación por parte del Senasa. En estos últimos 15 o 20 años, la enfermedad estuvo solamente en granjas de menos de 100 madres, que son las que justamente Senasa no exigía controlar, porque en las otras granjas hacemos dos sangrados por año y siempre estuvimos negativos. Estamos preocupados”, señaló.
Para Aguilar es un tema complicado. “Hay muchas granjas positivas y estamos todos muy preocupados. Es una enfermedad bastante complicada. Hay que erradicarla, con un plan obviamente. Nunca lo hicimos a conciencia, y eso hoy nos está pegando muy fuerte.
“Hay mucha preocupación”, coincidió Aguilar, quien destacó que la EA es una señal de alarma en bioseguridad. “Argentina llega tarde a estas cuestiones. Yo creo que se va a poder resolver, pero también es una señal de alarma hacia adelante. Si en estas cadenas uno piensa que se puede crecer, Argentina no puede desperdiciar una plataforma de competitividad que tiene, que es su estatus sanitario”, señaló.