Diez años después de su surgimiento en una multitudinaria marcha del 3 de junio de 2015, el grito colectivo del movimiento “Ni Una Menos” contra los femicidios persiste porque, a pesar de los avances, la violencia machista no se detiene.
Desde ese año hasta la actualidad, la provincia de Córdoba acumula al menos 182 femicidios, de acuerdo con el relevamiento propio que realiza La Voz basado en el seguimiento de causas judiciales, registros oficiales y cobertura de casos.
El informe refleja que entre 2015 y 2024 se registraron entre 12 y 23 asesinatos por motivos de género por año, con un promedio de 17,5 femicidios anuales. Los años con más femicidios fueron los posteriores al “3J”: 2016 y 2017, cuando se registraron 23 femicidios en cada año.
Año por año, los femicidios en Córdoba se sucedieron con la siguiente cronología: en 2015, fueron 12 casos; en 2016, 23 muertes; en 2017, 23 crímenes; en 2018, 21 casos, en 2019, se sumaron 19; en 2020, 13 asesinatos; en 2021, otros 15; en 2022, 20 más; en 2023, 16; y en 2024, 14. Y en lo que va de este 2025 se acumulan seis nuevos femicidios.
Estos números muestran que, a pesar de los avances en legislación local y de la mayor visibilidad mediática de esta problemática, el fenómeno de la violencia extrema contra las mujeres persiste en esta provincia.
Lo mismo sucede en todo el país. El observatorio “Mujeres, Disidencias, Derechos” de la organización Mumalá contabiliza desde 2015 y hasta mayo de 2025 un total de 2.590 femicidios en Argentina. De ellos, 86% fueron femicidios directos, 11% vinculados y el 3% restante femicidios trans y travesticidios.
Según este registro, la tasa nacional de femicidios es de uno cada 100 mil mujeres. El dato vincula la cantidad de femicidios en relación a la población. Se calcula la tasa de crímenes por cada 100 mil mujeres según la población estimada a la fecha (en el periodo 2016-2022) con una actualización de los datos censales del Indec.
Comparativamente, en la región de América Latina y el Caribe, los países con las tasas más altas de feminicidio son Honduras (7,2 casos por cada 100 mil mujeres), República Dominicana (2,4) y Brasil (1,4) .
El vínculo con el agresor
Aunque no todos los casos detallan de manera precisa el tipo de relación entre víctima y victimario, las estadísticas judiciales y los registros del archivo propio de La Voz coinciden en un dato alarmante: en más del 70% de los casos el agresor es parte del entorno íntimo de la víctima.
Exparejas, parejas actuales, esposos y familiares cercanos siguen siendo los principales responsables de las muertes de mujeres. Dentro de estos vínculos, las parejas y exparejas son los agresores más frecuentes.
En algunos de los femicidios más resonantes, las víctimas habían denunciado previamente a sus agresores o habían solicitado medidas de protección que no se cumplieron o llegaron tarde. Esto indica que la revictimización institucional y las respuestas gubernamentales son aún insuficiente.
Especialistas marcan que para erradicar el problema de raíz es necesario hacer foco en la prevención, con campañas y programas destinados a este fin.
En cuanto a las metodologías utilizadas en los crímenes, las formas más comunes fueron los apuñalamientos, las asfixias, las golpizas, las quemaduras, los disparos con armas de fuego y los arrojamientos desde alturas o en sitios descampados.
El relevamiento realizado por Mumalá indica que en estos 10 años se mantuvo constante la proporción en cuanto a la metodología del femicidio, y destaca que las armas blancas son el método más frecuente (31%) , seguidas por las armas de fuego (24%). En el 15% de los femicidios cometidos con armas de fuego se utilizó el arma reglamentaria de una fuerza de seguridad.
“El 8% de las víctimas (198 mujeres e identidades feminizadas) fueron abusadas sexualmente antes de ser asesinadas. El 14% estuvo desaparecida”, agrega el estudio de la organización feminista. La crueldad en los métodos refuerza la característica aleccionadora que tiene el femicidio como forma extrema de un tipo de violencia patriarcal.
Más casos en el interior
Desde el primer grito “Ni Una Menos” en 2015, se impulsaron políticas públicas, se fortalecieron algunas áreas estatales y se promulgaron normativas claves, como la Ley Micaela, el Registro Nacional de Femicidios (de la Corte Suprema de Justicia) o la línea 144. En Córdoba se creó el Polo de la Mujer para la atención integral de las víctimas.
Sin embargo, la implementación territorial de estas políticas continúa siendo desigual y muchas veces limitada. Así lo marcan los registros que indican que el 60% de los femicidios ocurren en localidades del interior provincial que no cuenta con los mismos recursos de protección y acompañamiento de la Capital.
A nivel país, las provincias que registran las tasas más altas de femicidios son las del noroeste y el noreste: Santiago del Estero y Chaco (1,8 cada 100 mil mujeres), seguidas por Jujuy (1,7), Salta (1,6), Formosa (1,5) y Neuquén (1,2). La provincia de Córdoba se encuentra en la media, con una tasa de 0,9 femicidios.
Marcha en Córdoba
Diez años después, lo que se impone es una reflexión profunda: ¿qué cambió y qué sigue igual? La persistencia de los femicidios, su alta frecuencia y la brutalidad con la que se cometen, revelan que el problema de fondo, las desigualdades estructurales de género y la cultura machista, sigue sin resolverse.
Por ello, desde la Asamblea Ni Una Menos Córdoba y las organizaciones nucleadas en Alerta Feminista convocan a una nueva marcha para este martes a las 18 que saldrá de la esquina de Colón y Cañada y llegará hasta la explanada del Patio Olmos. “Seguimos activas y resistiendo”, “Seguimos juntas, juntes y luchando”, indican en la convocatoria.