Ahorrar dinero es un objetivo clave para la mayoría de las personas, sobre todo en épocas de crisis y constantes subidas de precios. En el caso de los alimentos, algunos pueden sustituirse por opciones más baratas, lo que permite gastar menos sin comprometer el sabor.
Al igual que nuestros abuelos, los argentinos están aprendiendo a aprovechar al máximo cada ingrediente, a planificar sus comidas con anticipación y a reducir al mínimo el desperdicio alimentario. La fermentación, la conservación en escabeche y la elaboración de conservas caseras son algunas de las técnicas que están experimentando un renacimiento, permitiendo a las familias disfrutar de alimentos nutritivos y económicos durante todo el año.
¿Se complica esto? ¿Hay que ser un experto de las ollas para lograrlo? La verdad que no. Desde cocinar con creatividad, hasta buscar inspiración en ingredientes inusuales y utilizar cortes de carne más baratos, estos 13 trucos de cocina son apenas algunas opciones para ahorrar dinero sin sacrificar sabor.
1. Cambiar los huevos por aquafaba
La aquafaba es un líquido viscoso resultante de cocer o remojar legumbres en agua. Debido a sus proteínas y almidones, también resulta ser una especie de ingrediente milagroso. Puede convertirse además en una gran alternativa a los huevos.
Aunque es popular en la cocina vegana, por razones obvias, la aquafaba es un excelente sustituto que permitirá ahorrar algo de dinero.
En repostería, por caso, tres cucharadas del líquido de una lata de garbanzos sustituirán eficazmente a un huevo en la mayoría de las recetas.
2. Cambiar los cubitos de caldo por uno casero de verduras
Los restos de verduras, como las cáscaras de zanahoria, las puntas de puerro o cebolla de verdeo y las hojas de apio son la base perfecta para el caldo casero. También se pueden añadir tomates que estén algo pasados.
La forma más cómoda de hacerlo es reducir el caldo a un líquido de sabor intenso y congelar porciones individuales en una cubetera o en bolsas para líquidos aptas para el freezer.
3. Cambiar las pechugas de pollo por los muslos
Casi todas las recetas que requieren pechugas de pollo también funcionan bien con muslos. Los muslos con hueso suelen ser más baratos que las supremas, sobre todo las fileteadas.
Se tarda muy poco en deshuesar un muslo con un cuchillo, y también se le puede quitar la piel para obtener una carne más magra.
4. Usar la cáscara de papa en lugar de comprar papas fritas
Reducir el desperdicio de alimentos también ahorra dinero. En lugar de comprar papas fritas, una buena idea es hornear las cáscaras sazonadas con un chorrito de aceite hasta que estén crujientes para crear un aperitivo sabroso. Añadir un poco de comino o chile en polvo para darle un toque extra de sabor.
5. Cambiar los trozos de carne por carne picada en los guisos
La carne picada suele ser más económica que los cortes enteros. Esto se debe a que incluye partes menos nobles del animal, pero su sabor sigue siendo delicioso cuando se cocina en guisos.
Se cocina más rápido y se deshace fácilmente, lo que permite obtener salsas más espesas y sabrosas. Además sirve para una gran variedad de recetas, desde albóndigas hasta ragús.
6. Comprar cortes de carne más baratos
Los cortes de primera tienen su atractivo, pero también un costo muy elevado. Por suerte hay muchas otras opciones que ofrecen una relación calidad-precio mucho mejor.
La marucha, por caso, proviene del cuarto delantero de la media res. Es un corte versátil que puede prepararse de diversas maneras. La paleta es un corte grande y económico que se ablanda con una cocción lenta. Perfecto para una carne asada y estofados. La tapa de cuadril es un corte magro y sabroso, ideal para asados y parrilladas.
7. Comprar una planta de lechuga en lugar de las bandejas de ensalada
Hoy en día es cada vez más común ver ensaladas preenvasadas en bandejas de plástico en el supermercado, despensas y verdulerías. Sin embargo, aunque resulte tentador el comprar algo que ya está hecho, se termina pagando mucho más dinero.
Comprar la lechuga es siempre una opción mucho más barata, además, una sola planta sirve para hacer varias ensaladas. Existen variedades diferentes: lechuga iceberg romana o escarola, todas ellas muy refrescantes, saludables y deliciosas.
8. Optar por frutos secos más baratos
La mayoría de los frutos secos son bastante intercambiables en las recetas, pero el precio de las distintas variedades varía mucho.
Los piñones, por ejemplo, son muy caros, pero se pueden sustituir fácilmente por almendras en la mayoría de las recetas. O los pistachos (incansables), que se pueden sustituir por maní salado. Las semillas de girasol, calabaza o lino son una excelente alternativa también y suelen ser más económicas.
9. Usar vinagre en lugar de vino para cocinar
Son muchas las recetas que requieren un vaso de vino, pero si no hay una botella abierta, este paso de la receta puede salir algo caro. Al cocinar con vino, todo el alcohol se evapora y lo que se añade es esencialmente ácido y dulce. En la mayoría de las recetas, un chorrito de un buen vinagre de sidra de manzana o de vino tendrá el mismo efecto (y será más barato).
10. Utilizar yogur en lugar de crema agria
El yogur es un ingrediente que está en la heladera de casi cualquier casa y que puede utilizarse como sustituto de productos lácteos más caros, como la crema agria o la crema de leche. Aporta una nota ácida similar a ambos, al tiempo que ofrece suficiente cremosidad.
11. Cambiar las legumbres enlatadas por las secas
Muchos prefieren pagar más por la comodidad. Este es el caso de las legumbres y leguminosas enlatadas. Sin embargo, en época de vacas flacas, lo ideal es volver al origen y cocinar más casero. Comprar legumbres secas y cocinarlas es más económico. Eso sí, lleva un poco más de tiempo prepararlas.
Las legumbres suelen tener mejor sabor cuando se cocinan en casa, y se puede aromatizar el agua de cocción con hierbas o especias para darles un toque especial. Otra ventaja es que sobrará mucha aquafaba para utilizarla como sustituto del huevo al hornear.
12. Cambiar el pan rallado comprado por el casero
El pan rallado casero conserva mejor su sabor y textura que el comprado. Para hacerlo se puede utilizar pan duro o sobras de pan, evitando el desperdicio de alimentos.
Incluso se puede ajustar la textura según las necesidades, desde migas finas hasta trozos más grandes.
13. Utilizar leche y manteca en lugar de crema
Si una receta requiere una cucharada de crema, en lugar de comprarla, utilizar una combinación de leche y manteca: la mezcla de ambas produce un contenido graso similar al de la crema de leche.
Para hacer el equivalente a 237 ml de crema para cocinar, mezcla 57 g de manteca derretida y fría con 178 ml de leche entera, mezclando hasta que quede suave, sedosa y bien integrada.