- En 40 de las 51 localidades más grandes de la provincia rigen ordenanzas que no permiten su venta ni su uso.
- Donde aún está habilitada también bajó su consumo.
- En la Capital no rige aún plenamente.
Desde hace años, tanto en Navidad como en Año Nuevo, la tradición festiva de las detonaciones de pirotecnia evidencia una notable disminución en la provincia de Córdoba.
Dos factores parecen operar para llegar a ese resultado: la mayoría de las ciudades dictaron normas que prohíben la pirotecnia en sus jurisdicciones y, a la vez, variaron los hábitos culturales de consumo en ese rubro, de la mano de una mayor concientización sobre riesgos e impactos. Un tercer aspecto podría agregarse: el costo de los productos limita también su utilización.
Con ese combo, aun donde no se prohíbe el uso, se viene registrando desde hace tiempo una notoria reducción de los negocios que solicitan, en cada fin de año, habilitaciones municipales para la venta de esos productos.
De las 51 mayores localidades cordobesas, reconocidas como ciudades por la Provincia por superar los 10 mil habitantes, en 40 ya se prohibieron la venta y el uso de todo tipo de pirotecnia, según un relevamiento realizado por La Voz. En otras 11 está aún permitida.
Con matices entre los distintos municipios, las ordenanzas en general son similares y prohíben la fabricación, el depósito, la comercialización y el uso.
El cumplimiento efectivo de esas restricciones también ofrece matices: depende de la voluntad y de la capacidad de control de cada municipio, pero también de que no rijan similares prohibiciones en localidades vecinas en las que de todos modos los usuarios puedan comprarlas.
En general, se admite que los municipios pueden controlar y hasta clausurar a los locales que venden pirotecnia. Pero resulta mucho más complicado que se sancione a un vecino por el uso: de eso casi no hay antecedentes.
De hecho, incluso en las ciudades pioneras en aplicar prohibiciones, se siguen escuchando aún detonaciones en Nochebuena o en Año Nuevo.
Según el chequeo realizado por este diario, en 11 ciudades no hay normas de prohibición. En algunas de ellas, de todos modos, hubo limitaciones parciales que hacen muy relativo su acatamiento. Por ejemplo, sólo aplicables sobre las de mayor estruendo o para globos encendidos en su interior.
Las 51 ciudades relevadas suman 2,8 millones de habitantes, que representan al 82 por ciento de la población total de la provincia. Para ese número tiene particular incidencia la ciudad de Córdoba, que concentra 1,4 millones de pobladores y cuenta también con una norma restrictiva, aunque aplicable en su integridad desde 2020.
En casi todos los casos en los que se prohíbe, se agregó una excepción: los espectáculos de fuegos artificiales en eventos, mientras sean previamente autorizados por los municipios y aseguren la manipulación del material por parte de personal capacitado.
Argumentos
Las medidas de prohibición son reclamadas, fundamentalmente, por las agrupaciones protectoras de animales y por los familiares de personas con problemas de salud, como el autismo, que en varios casos motorizaron las sanciones de las normas en sus ciudades.
De la mano de la baja en el uso de ese material explosivo, los centros de salud y hospitales cordobeses reciben en los últimos años menos heridos por su manipulación que en las décadas pasadas.
Demandas
Este proceso de “destradicionalización” de la pirotecnia trajo aparejados conflictos judiciales o debates jurídicos en varios municipios. En algunos casos fueron cámaras empresariales del sector dedicado a la fabricación y distribución de pirotecnia, y, en otros, comerciantes individuales del rubro los que interpusieron acciones de amparo argumentando una presunta inconstitucionalidad de las prohibiciones.
Hasta ahora, en la provincia de Córdoba no han logrado dar vuelta ninguna de las legislaciones restrictivas aprobadas.
Queda abierta, de todos modos, una instancia, por resolver por el Tribunal Superior de Justicia, por un planteo a la norma restrictiva de la ciudad de Córdoba.
En general, los que se oponen plantean que es una ley nacional la que regula la actividad para todo el país, y que las normas locales no podrían contradecirla. Otro argumento suele ser el de la libertad de comerciar productos habilitados a nivel nacional.
Desde los municipios que aplicaron prohibiciones se replicó, cuando tuvieron reclamos vía judicial, que entre sus facultades se incluye la de velar por normas de convivencia y de seguridad, además del control de ruidos y de riesgos para la salud de sus vecinos.
En Río Cuarto, en 2013, los concejales aprobaron una ordenanza que fijaba la prohibición, pero que el Ejecutivo municipal luego vetó con el argumento de evitar demandas empresariales. Pero en 2017 se sancionó nuevamente y fue promulgada. Hubo entonces un recurso de amparo presentado por ocho comerciantes, que fue rechazado por la Justicia. La norma de 2017, hoy vigente, incluyó una salvedad respecto de la anterior: prohibió la venta y el uso en calles y en espacios públicos, pero no en sitios privados, como patios de viviendas.
En Jesús María, un distribuidor nacional envió una carta documento al Concejo Deliberante días antes de la aprobación de la ordenanza, en 2016, en la que advertía de las acciones legales que podría generar. Pero su reclamo no prosperó y el municipio nunca fue notificado de una denuncia judicial.
Una por una
Las ciudades que prohibieron la pirotecnia en forma total, al menos en la letra de sus ordenanzas, son Córdoba, Río Cuarto, Villa María, Villa Carlos Paz, San Francisco, Alta Gracia, Río Tercero, Bell Ville, Jesús María, Villa Dolores, Cruz del Eje, La Carlota, Marcos Juárez, Corral de Bustos, La Falda, Cosquín, Capilla del Monte, La Calera, Villa Allende, Río Ceballos, Saldán, Unquillo, Salsipuedes, Mendiolaza, Colonia Caroya, Deán Funes, General Cabrera, General Deheza, Oliva, Hernando, Villa del Totoral, Oncativo, Villa del Rosario, Monte Cristo, Arroyito, Las Varillas, Vicuña Mackenna y Coronel Moldes. La semana pasada se sumó Pilar y en estos días se agregó Santa Rosa de Calamuchita a esa lista.
En tanto, las 11 que no dieron ese paso son Laboulaye, Malagueño, Estación Juárez Celman, Río Segundo, Brinkmann, Morteros, Malvinas Argentinas y Almafuerte. Villa Nueva tampoco, aunque desde 2020 entrará en vigencia un decreto que la limita, sin prohibirla totalmente. En Huinca Renancó y en Leones se aplican medidas intermedias, sólo para la pirotecnia de mayor estruendo.
Del resto de los 376 pueblos y comunas de menos de 10 mil habitantes, en más de 100 también rigen ya normas restrictivas.
Las ciudades pioneras en Córdoba fueron La Falda y Capilla del Monte, en 2010. En 2014 se sumaron Arroyito y Carlos Paz.
Hace cinco años, eran sólo cuatro de las 51 ciudades cordobesas: hoy son 40. La mayoría de los municipios se plegaron entre 2015 y 2019.
Algunas particularidades
Aunque en general las ordenanzas son muy similares, compartidas entre municipios, aparecen algunas particularidades.
Por ejemplo, en Bell Ville, la restricción es para la pirotecnia de estruendo y explosiva, pero no prohíbe los fuegos artificiales que sean sin detonaciones.
La ciudad de Pilar es la única que prohibió el uso, pero no su comercialización: explicaron sus concejales que no tienen la facultad para hacerlo.
En Marcos Juárez, pese a estar prohibida, un comercio fue habilitado. Según se indicó, el titular del negocio obtuvo el permiso antes de la sanción de la ordenanza.
Oncativo la prohíbe desde hace tres años, pero a través de un decreto que cada año se dicta por 180 días. El intendente dijo que de esa manera evitan reclamos judiciales.
Santa Rosa de Calamuchita fue la última: se sumó esta semana, con las Fiestas ya encima, pero no lo hizo por ordenanza: el municipio firmó un decreto que prohíbe desde ahora tanto la venta como el uso en general de la pirotecnia.
La ciudad de Córdoba también ofrece en su norma más de una particularidad.
Perros y personas afectados, en el Centro
Los motivos de los reclamos son similares en cada ciudad.
En Villa María, en 2014 un bebé resultó quemado por un resto de pirotecnia lumínica de un festival. El caso se judicializó. En 2017 se aprobó una ordenanza que prohibía la pirotecnia, pero exceptuaba al propio municipio para sus clásicos eventos de Año Nuevo con fuegos artificiales. Los reclamos de asociaciones protectoras de animales y de familiares de autistas siguieron. Y ese evento dejó de realizarse.