Este lunes comenzó el juicio al exboxeador y exfigura televisiva Fabio Eduardo “la Mole” Moli (53), quien está acusado de ejercer violencia de género a quien fue su pareja durante 30 años, Marta Cristina “Negra” Galeano.
Tres son las figuras penales que ingresaron al debate que se realiza en la Cámara 12ª del Crimen, en sala unipersonal a cargo de la vocal María Gabriela Bella: “lesiones leves” (dos hechos), “coacción reiterada” y “violación de domicilio”, esta en perjuicio de terceros. Los episodios se produjeron a inicios de 2019 en Villa del Rosario.
La idea de que a “la Mole” le espera una condena se desprende de que él, en la apertura del juicio tuvo una declaración tan espontánea que terminó por admitir que sí había dado una cachetada en el brazo a “la Negra” cuando esta le dijo que nunca lo había querido y que él sabía quien era el amor de su vida.
En todo momento, el deportista transformado en atracción televisiva hasta la denuncia se movió con la misma “soltura” que lo hacía durante su esplendor ante las cámaras. No tuvo problemas de hablar en la corte con los términos de su léxico habitual, sin que nadie lo corrija y permitiendo que se exprese con la espontaneidad que lo hizo famoso. Su abogado José Manuel Fiz Chapero le pidió que no diga “el Macho” para referirse a uno de sus hijos, pero él le aclaró que se trata del apodo familiar.
Pero el exceso de franqueza de Moli terminó por jugar a favor de la acusación. Tras referirse al golpe aclaró dos cosas que tampoco lo ayudaron: hizo un gesto con su brazo que describió la trayectoria de un revés con la mano abierta para dar una “cachetada” y aclaró que si quería “pegarle” le rompía el brazo a “la Negra”.
El fiscal de Cámara Mariano Antuña anotó cada una de las veces que el acusado se incriminó. La jueza Bella en varias oportunidades le advirtió al acusado que, si él no quería, no era necesario que declare.
Su testimonio trató en todo momento de dejar sentado que “todo el problema” con su pareja se generó a partir de la inquietud de una de sus hijas que insistía con que él no era su padre. Aseguró que su suegra y un cuñado le dijeron eso desde que tenía 12 años, hasta que cumplió 18 y se produjo el incidente. Por eso, asegura que fueron juntos a realizar un ADN de paternidad que dio negativo.
Tanto el fiscal como la vocal de cámara recordaron varias veces que eso no formaba parte de la acusación, pero él insistió que debía contarlo porque hacía al origen de los hechos. Moli aseguró que fue “la Negra” quien se molestó por el resultado del ADN y que él quería seguir siendo el padre de quien crió.
Testimonios
Luego llegó el turno de dos testimonios clave que ratificaron lo que “la Mole” había admitido, pero con matices más graves. La propia víctima, “Negra” Galeano se sentó a declarar y ratificó que fue agredida en uno de sus brazos el 5 de enero de 2019 y añadió también el segundo hecho de violencia física (cinco días después) cuando además de moretones en los brazos terminó con una herida en el interior del labio superior, por acción de las piezas de ortodoncia que usaba. Agregó que Mole le hizo presión con el puño cerrado en la boca y que además terminó con un raspón en un pómulo.
En segundo término declaró uno de los hijos del matrimonio, Leonardo Fabio Moli, quien en principio negó haber declarado que su padre le confesó que sí había golpeado a su madre. Pero Antuña le recordó que en su declaración en la instrucción lo había afirmado: al leérsele el expediente, reconoció que sí había dicho que “la Mole” le confesó la agresión a “la Negra”.
Galeano dio un enfoque distinto a lo que pasó con el ADN que Moli hizo en conjunto con su hija. La madre cargó la intención de hacer el estudio a manos de Moli y aseguró que él fue insistente y agresivo al exigirle que le diga quién era el progenitor de esta hija.
Hay que aclarar que las lesiones leves están prescriptas y no serán objeto de análisis para el tribunal, pero su confirmación en este debate sirven para refirmar el contexto de violencia de género y hacen más creíble lo que declaran los testigos sobre los otros dos cargos, “coacción” y “violación de domicilio”. Con estas dos figuras penales, la escala punitiva se sitúa entre los dos y los 10 años de prisión.
El debate prosigue al menos con dos audiencias más, este martes y miércoles, con más testigos y acaso los alegatos y el veredicto.
