El mundo despidió este jueves 17 de abril a Ronald David Scott, conocido como Ronnie, una figura icónica de la aviación argentina que falleció a los 107 años en la residencia de ancianos de la Asociación de Beneficencia Británica y Norteamericana (BABS) en Villa Devoto, el barrio porteño donde nació el 20 de octubre de 1917.
Scott, piloto de los legendarios Spitfires durante la Segunda Guerra Mundial y uno de los 5.000 voluntarios argentinos que lucharon contra el nazismo, dejó un legado de valentía, humildad y pasión por volar que trasciende generaciones.
Un héroe de la Segunda Guerra Mundial
Hijo de un excombatiente escocés de la Guerra de los Bóers y una enfermera inglesa, Ronnie Scott creció en Villa Devoto con un fuerte sentido del deber.
En 1942, a los 24 años, se alistó como voluntario en la Marina Real Británica, motivado por su rechazo al régimen nazi de Adolf Hitler, a quien describió como “un malnacido que provocó un horror”. Tras un viaje de un mes desde Buenos Aires, llegó a Liverpool el 19 de abril de 1943 junto a un contingente de 32 voluntarios argentinos, recordó Clarín.
Scott insistió en ser piloto naval, rechazando unirse a la Real Fuerza Aérea.
Tras un riguroso entrenamiento en Canadá y el Reino Unido, se graduó como Subteniente el 16 de junio de 1944 y se convirtió en piloto del emblemático Supermarine Spitfire, un avión de caza símbolo de la Batalla de Inglaterra.
Durante la guerra, participó en misiones de reconocimiento, entrenamiento y defensa contra las bombas voladoras V1 alemanas, destacándose por su coraje y precisión. “Volar un Spitfire era tocar el cielo con las manos”, relató en entrevistas.
Una vida dedicada a la aviación y el deporte
Tras la rendición alemana en mayo de 1945, Scott regresó a Argentina en la Navidad de 1946. Su pasión por la aviación no terminó con la guerra: se unió a Aeroposta Argentina, piloteando los míticos DC-3 hacia la Patagonia, y luego a Aerolíneas Argentinas, donde comandó aviones como el Douglas DC-4, el Comet 4 y el Boeing 737.
Con más de 23.000 horas de vuelo, se jubiló en 1978 y fundó la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (Apla), defendiendo los derechos de los trabajadores del sector.
Apasionado por el deporte, Scott jugó rugby en el Belgrano Athletic y el Club Atlético San Isidro (CASI), además de practicar cricket, hockey y bowls. Hasta los 104 años, paseaba en bicicleta por San Isidro y jugaba bochas, manteniendo una vitalidad que asombraba a todos. En 2023, a los 106 años, se convirtió en el votante más longevo de Argentina, demostrando su compromiso cívico.

Homenajes y reacciones
La noticia de su fallecimiento, ocurrida en la víspera del Jueves Santo, generó una ola de tributos. La embajadora británica en Argentina, Kirsty Hayes, expresó en redes sociales: “La partida de Ronnie Scott es una noticia que nos entristece a argentinos y británicos. Demostró su valentía como piloto de la Royal Navy”.
El CASI lo despidió como “un emblemático socio” y destacó su vida “de cine”.
El documental Buena Onda: The Tale of Ronny Scott (2021), producido por Grammar Productions, inmortalizó su historia, comparándolo con el capitán Tom Moore por su espíritu inspirador. Su hijo Roger, radicado en Italia, planea llegar a Buenos Aires el lunes para las exequias, complicadas por la alta demanda de pasajes en Semana Santa.

Un legado imborrable
Ronnie Scott no solo fue un héroe de guerra, sino un símbolo de compromiso y resiliencia.
“Todos deberían haber ido a parar a Hitler”, afirmó en una entrevista con Clarín en 2020, cuando, en plena pandemia, seguía paseando en bicicleta. Su vida, marcada por la lucha contra el totalitarismo y su amor por Argentina, queda grabada en la historia como la de un hombre que tocó el cielo y defendió la libertad.
