Río Tercero. El matrimonio Carrizo cruzó medio mundo para adoptar a Tomás. Adrián y Romina son de Río Tercero, pero están en Ucrania a la espera de finalizar el proceso de adopción internacional de un niño de 7 años que, desde hace un mes, cada día los recibe con un abrazo en el orfanato donde vive.
“Fue un amor a primera vista. Sueño con el día en que estemos los tres en casa”, confiesa Romina Cornejo (35). Esperan llegar a Río Tercero para el Día de la Madre.
Adrián Carrizo (37) cuenta que siguieron los pasos de la familia Bonalumi, también cordobeses de Cruz Alta, que adoptaron este año a Sofía en Ucrania. La historia de los Bonalumi fue contada por La Voz el pasado domingo.
EL PRIMER CASO. La historia de Sofía, un amor que llegó desde Ucrania a Cruz Alta
Adrián y Romina, ligados a una empresa familiar de fabricación de guantes en Río Tercero, contaron a este diario, vía telefónica, que hace más de un mes están alojados en un hotel en Kirovograd, a 350 kilómetros de Kiev (capital de Ucrania), en el este europeo. Desde una pequeña habitación cuentan cada día las horas para visitar a Tomás, en compañía de un matrimonio ucraniano que contrataron como traductores.
Adrián cuenta que al niño le sugirieron llamarlo Tomás. Y aceptó. Con los trámites terminados, será anotado en Argentina como Tomás Carrizo.
A la espera del juicio
Adrián precisa que esperan que se fije la fecha del juicio que culmine el proceso de adopción: “Será en unos días; después de esa audiencia, en 10 días queda firme la sentencia y lo retiramos del orfanato, lo llevamos al pueblo donde nació para cambiar su nombre. Después tramitamos su pasaporte y nos volvemos”.
En territorio argentino, será el esperado momento de la presentación familiar. “Y pronto habrá un encuentro con Sofía (la niña de Cruz Alta), quien ya invitó a Tomás a su pileta”, expone Adrián.
Una vez que retornen a Argentina, seguirán monitoreados por la Embajada ucraniana, durante algunos años, en el marco de las exigencias que impone ese país para estas adopciones.
Adrián relata que la confección de la carpeta para presentar el trámite les demandó un mes y medio. Entre muchos otros aspectos, incluyen la constancia de evaluación de profesionales (psicólogos, psiquiatras, arquitectos, asistente social y escribanos) sobre su situación familiar. Con eso, comenzaron el trámite de adopción el 31 de marzo pasado y el 10 de agosto fueron citados por el Ministerio de Adopción de Ucrania. No dudaron un instante y hacia allá volaron: desde entonces están del otro lado del océano.
“Nos escapamos”
Sólo un puñado de personas conocían el plan de la pareja, que lleva 10 años de matrimonio. Es que en los últimos años un manto de frustraciones parecía acompañarlos en sus intentos de adopción.
Una enfermedad de Romina acarreó algunos inconvenientes para la posibilidad de un embarazo, luego se suscitaron agotadores tratamientos de fertilización, para luego engrosar una lenta lista de espera para adoptar, a la que ingresaron hace seis años.
“Todos pensaban que nos íbamos a una muestra en París. Después mandamos un video contando que volvíamos con Tomás”, describió con alegría Adrián.
Arribo
Una vez que llegaron al orfanato les entregaron varias carpetas. “Lo elegimos, simplemente eso; no había fotos, sólo fichas médicas. El 12 de septiembre lo conocimos y nos pusimos a jugar. Él hablaba y no entendíamos, nos traducían”, expone el futuro papá. A los pocos días, el niño empezó a nombrarlos como “mamá Romina y papá Adrián”. Fueron sus primeras palabras en español.
“Se me hace cada día más difícil dejarlo en el orfanato a la hora de despedirlo, hasta el día siguiente”, apunta Romina. “Nos preguntó cuándo lo llevamos a casa, si tendrá computadora o bicicleta. En el orfanato hay una bici para 50 chicos”, agrega.
Romina ya busca generar contagio: “Que muchos matrimonios se animen a esta aventura que llena el alma”, señala desde el teléfono que no oculta su emoción.
Los Carrizo dicen ya no son los mismos. “Es como tocar el cielo con las manos”, pronuncia Adrián. Y ya suman un desafío: “En 2018 volvemos a Ucrania a adoptar una nena”, avisa.
