La fuerte caída que viene sufriendo el poder adquisitivo de los jubilados y pensionados nacionales está poniendo a miles de adultos mayores en una situación económica muy comprometida. Al punto que muchos no llegan a fin de mes.
Frente a ello, cada vez son más las personas mayores que buscan realizar algún tipo de capacitación laboral que les permita volver al mercado de trabajo con la intención de generar ingresos económicos que complementen sus bajas jubilaciones.
Así lo revelan organismos públicos dedicados a la formación laboral que dan cuenta de un incremento en la demanda de formación por parte de esta población, necesitada de sumar ingresos de manera urgente.
“Estamos observando cada vez a más adultos mayores, especialmente entre los 60 y 70 años, interesados en nuestros cursos. Son personas que necesitan emprender algo porque de lo contrario no llegan a cubrir sus necesidades más básicas”, le dijo a La Voz Agustín Sattler, coordinador de la Escuela de Oficios de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Según el directivo, hace cinco años el número de adultos mayores que se inscribían para realizar los cursos era mucho menor, y en todo caso quienes se anotaban lo hacían por hobby. “Hoy lo hacen por necesidad de salir a trabajar. Y muchos de ellos califican como individuos en situación de vulnerabilidad, para la cual tenemos un cupo especial”, aseguró.
Sattler explicó que, como ya no pueden trabajar en relación de dependencia y sus haberes jubilatorios son tan bajos, muchos adultos mayores viven al límite y necesitan generar ingresos adicionales.
“Buscan aprender un oficio para poder sobrevivir. Se anotan sobre todo en los cursos de electricidad, carpintería, producción alimentaria, jardinería. Y también en gestión comercial, porque quizás tienen la capacidad o el conocimiento para producir o elaborar productos, pero no saben cómo venderlos”, sumó.
Desde el Gobierno de la Provincia también advierten esta demanda de capacitación de la población mayor. En 2024, el 6% de los egresados de los cursos de formación para el empleo de “Córdoba Me Capacita” fueron personas de 60 años o más.
“A los adultos mayores ya no les alcanza lo que cobran como jubilación, especialmente aquellos que perciben el haber mínimo nacional. No llegan a comprar los alimentos del mes, ni los medicamentos que necesitan”, sostuvo Laura Jure, ministra de Desarrollo Social y Promoción del Empleo de la Provincia de Córdoba.
Y señaló que muchos necesitan capacitarse para poder encarar un emprendimiento con el cual enderezar sus presupuestos. “El año pasado, el 14% de los créditos que otorgamos a través del Banco de la Gente fueron tomados por personas mayores, y muchos usaron el dinero con ese destino”, explicó.
El Ministerio de Desarrollo Humano de Córdoba también ha tomado nota de esta situación, y planea encarar en conjunto con La Universidad Provincial (UPC) un relevamiento específico entre los adultos mayores de los centros de jubilados para identificar las necesidades de capacitación que tenga esta población.

“Creo que va a aparecer con fuerza la demanda de cursos de formación para generar ingresos. Sus haberes ya no les alcanzan. Hay un retiro muy importante del Estado nacional en la atención de esta población”, entendió Liliana Montero, titular de dicha cartera. Y en esa línea, sumó que también necesitan herramientas para poder integrarse en pequeñas cooperativas y poder comercializar los productos y servicios que generen.
Según un reciente informe de la Defensoría del Pueblo, los jubilados nacionales que perciben el haber mínimo ($ 366.481, incluyendo el bono de $ 70 mil que paga Anses) no llegan a cubrir el 70% de una canasta básica de productos y servicios.
Frente a ello, muchos de esos adultos mayores necesitan de la asistencia económica de sus hijos o achicar sus gastos para llegar a fin de mes. Otros, intentan sumar ingresos volviendo al mercado de trabajo en sus últimos años de vida.
Testimonios
“Soy jubilado de la mínima y no me alcanza, por eso siempre trato de ganar un dinerito, algo que me ayude”, aseguró Manuel Luis, de 80 años. Realiza “changas” vinculadas al mantenimiento de edificios y le interesan las posibilidades que ofrecen los cursos de la UNC. Este año aplicará para el curso de Instalación y mantenimiento de aires acondicionados, para combinarlo con su formación en electricidad. Manuel participa de los cursos de la Escuela de Oficios desde 2014 y gracias a la iniciativa ha tomado clases sobre construcciones en seco, soldadura eléctrica y gasista.

“Me gusta seguir dentro del ámbito universitario, pese a que no es algo de carrera”, afirmó Gustavo. Tiene 62 años, y esta es la tercera ocasión en la que participa de la convocatoria. En ediciones anteriores realizó cursos de alfabetización digital y de impresión 3D. Este año se inscribió para el curso de Diseño y producción de mobiliario. “Soy jubilado y no me alcanza, pero por lo menos uno se reubica con otras cosas”, comentó respecto de los trabajos de impresión en 3D que realiza para ganar dinero extra. “No lo tengo totalmente profesionalizado pero hago algunas cosas”, afirmó.
Roque Ramón es pensionado por discapacidad, tiene 58 años, y participará en la formación de Auxiliar en instalaciones eléctricas. “Tengo un curso de electricidad hecho, pero me quiero actualizar y ver si puedo tener la matrícula”, comentó. “Con la pensión no alcanza, pero la vamos manejando y con eso se come. Lo que no se consigue son los remedios. A los jubilados les pasa lo mismo. Tienen el sueldo, pero no tienen para los remedios. O compran los remedios y pasan hambre, o comen y no compran los remedios”, afirmó Roque.
Manejando como Uber, a los 73
Miguel trabajó 35 años como empleado administrativo en un colegio privado y en 2017 se jubiló. Vive en barrio Alto Alberdi, en la ciudad de Córdoba, junto a su esposa. Tiene 73 años y desde hace cuatro se sube todos los días a su auto para trabajar como Uber.
“No cobro la jubilación mínima, pero cuando estaba en actividad tenía una calidad de vida que hoy no puedo tener”, cuanta en un alto de su trabajo al volante.
Su señora tiene diabetes y –asegura– los remedios que necesita son caros. Él también toma medicamentos para el colesterol y usa gotas para la vista. “Antes tenía la cobertura del 100% por el Pami, pero hace un tiempo nos la sacaron”, lamenta.

Con una situación económica ajustada y gastos cada vez mayores, su trabajo como chofer de aplicaciones le permite sumar un ingreso extra al mes. “Vi la posibilidad de Uber, que era sencillo entrar, y como tenía un autito me puse a trabajar. No hago tiempo completo: manejo entre tres y cuatro horas por día, de lunes a viernes. Lo hago como un complemento, pero también para distraerme y no quedarme encerrado en mi casa”, explica.
Todos los días se pone como objetivo que le queden unos $ 10 mil “limpios” para llevar a su casa. “Con eso, más o menos, llegamos a fin de mes, aunque la verdad es que somos muy austeros con mi señora”, asegura.
Y dice que en la “app” hay más adultos mayores trabajando: “Somos varios jubilados que estamos en un grupo de WhatsApp. La mayoría tenemos más de 65 años. Incluso, hay algunas mujeres jubiladas”.