Un equipo de investigadores del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal de la Universidad Nacional de Córdoba y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Imbiv, Conicet-UNC), junto a investigadores de México, Brasil y Costa Rica, reveló que los cambios en el uso del suelo impactan negativamente en el proceso de polinización y reproducción de las plantas con flores, reduciendo su capacidad para producir semillas y frutos.
El estudio llamado “Reproducción de plantas en ambientes cambiantes” fue publicado recientemente en la revista científica Annals of Botany y se trata de una revisión sistemática y cuantitativa, a nivel global, que va desde 1980 hasta la fecha.
De este modo, los científicos evaluaron los trabajos publicados y revelaron que los cambios en el uso del suelo, como la urbanización y la frontera agrícola-ganadera, afectan el proceso de polinización y reproducción sexual en aproximadamente 315 especies de plantas en diferentes ecosistemas del mundo.
El doctor Ramiro Aguilar, investigador del Imbiv- UNC-Conicet y autor principal del estudio contó a La Voz que dentro de estas plantas hay al menos 20 especies que son nativas de la región del Chaco Serrano de Córdoba.
Y remarcó que en comparación de lo que ocurre en bosques continuos, en los bosques fragmentados la polinización, producción de frutos y semillas disminuye considerablemente.
Una problemática para la reproducción vegetal

El estudio de los investigadores cordobeses analizó que la pérdida de hábitat disminuye la cantidad de polinizadores y la calidad de la polinización. “Como resultado, tanto la producción de semillas, el éxito reproductivo femenino, como la dispersión del polen, el éxito reproductivo masculino, se ven comprometidas”, subrayó Aguilar.
Ya que más del 90 % de las plantas con flores dependen de los polinizadores para su reproducción. A través del transporte de polen de una flor a otra, insectos como abejas, mariposas y escarabajos permiten la fecundación y la formación de frutos y semillas.
Sin embargo, cuando los paisajes se fragmentan y las poblaciones de polinizadores disminuyen, este proceso se ve afectado.
Menos abejas
Las abejas son las principales polinizadoras de las plantas, y se ven afectadas por la perdida del hábitat, el uso de agroquímicos y los incendios. También se ven disminuidas en su abundancia (las pocas que hay tienen menos individuos) y riqueza (hay más de 30 mil de especies en el mundo).
Aguilar afirmó que cuando se pierden las abejas se pierde la polinización, y hay menor cantidad de frutos y semillas en estas condiciones fragmentadas. “Las plantas pierden la capacidad de reclutamiento en el tiempo, producen menos progenie cada año, y a mediano y largo plazo se pierden las poblaciones vegetales”, indicó el científico.
Ya en el 2018, el experto, junto a un grupo de trabajo, realizó un estudio en montes de Sierras Chicas, que fue publicado en la revista científica Plos ONE, con el que determinó que en 10 años en los parches de vegetación nativa se perdió el 24 % de las especies, una tasa de pérdida de biodiversidad sin precedentes.

Entre ellas, la marcela (Achyrocline satureioides) y la carqueja (Baccharis articulata), dos especies con reconocidas propiedades medicinales. También la margarita morada (Glandularia dissecta) y la malva cimarrona (Anoda cristata), ambas de valor ornamental.
“El estudio fue el primero que se hizo, y hoy esa perdida continua. Si no se reclutan frutos y semillas habrá extinciones de plantas a nivel local. Y si no se restaura o se reconectan los bosques fragmentados las perdidas continuarán”, dijo el científico.
Cuáles son las plantas más vulnerables
El estudio encontró que las plantas más afectadas son aquellas con “sistemas de reproducción autoincompatibles”. Estas especies no pueden autopolinizarse y dependen completamente de la polinización cruzada mediada por insectos para producir semillas.
La fragmentación del hábitat reduce el número de polinizadores disponibles y la diversidad genética del polen recibido, lo que limita su reproducción. Estas especies son las más susceptibles de disminuir los frutos y semillas como por ejemplo: el algarrobo, el espinillo, el molle, la acacia, entre otras.
Otras son “las plantas polinizadas por insectos”: a diferencia de las polinizadas por el viento o vertebrados como aves y murciélagos, las plantas que dependen de insectos son más sensibles a la pérdida de hábitat.
Esto se debe a que muchos insectos tienen áreas de vuelo limitadas y no pueden desplazarse a grandes distancias entre fragmentos de vegetación.

“Hay muchas plantas que son polinización por aves, y murciélagos, como el palo borracho. Estas no tienen efectos tan drásticos en la resolución, porque tienen mayor capacidad de vuelo y pueden conectar los parches de bosques”, explicó Aguilar.
El experto manifestó que los hallazgos del estudio indicaron que las poblaciones de angiospermas que permanecen en hábitats fragmentados afectan negativamente la polinización y la aptitud física de hembras y machos, lo que probablemente reducirá el reclutamiento, la supervivencia y la viabilidad a largo plazo de las poblaciones de plantas que permanecen en paisajes fragmentados.
Y llamó a conservar lo que queda de bosque nativo, menos del 5 % en la provincia, y a proteger los hábitats naturales para asegurar la reproducción de las plantas y la estabilidad de los ecosistemas.
“Si no tomamos medidas para conservar y restaurar los ecosistemas, muchas especies de plantas podrían enfrentar dificultades para reproducirse, afectando la biodiversidad y la provisión de servicios ecosistémicos esenciales, como la producción de alimentos y la regulación del clima”, destacó.