La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) ordenó la virtual clausura de HLB Pharma, la firma farmacéutica que tomó relevancia en tiempos de pandemia y de gobierno del entonces presidente Alberto Fernández ya que fue la que inscribió en Argentina el trámite para la aprobación de la vacuna Sputnik.
Entre aquellos viajantes a Rusia estaba el empresario kirchnerista Ariel García Furfaro, accionista del laboratorio y actual dueño de la señal K de noticias IP, según publicó el diario Clarín.
La caída en desgracia de HLB Pharma era un derrotero cantado que llegó a puerto por un nuevo escándalo.
Ahora se inhibió a la firma -y también al laboratorio Ramallo, otra sociedad vinculada e inspeccionada- de poder vender y producir un medicamento “a raíz de graves y reiteradas irregularidades detectadas en la calidad y trazabilidad de sus productos”, la última de ellas, por un brote de neumonía sospechado de haber partido de sus fábricas.
Según el medio porteño, la Anmat precipitó la clausura al detectar un brote producido por Klebsiella pneumoniae en las ciudades de La Plata y Rosario.
Esa bacteria había sido identificada en un lote de fentanilo fabricado por HLB Pharma, cuya distribución fue prohibida por Anmat el pasado 8 de mayo.
El organismo a cargo de Agustina Bisio y dependiente del ministro de Salud, Mario Lugones, avanzará también en denuncias penales contra García Furfaro y también su socio Jorge Salinas, en su momento involucrado en la causa conocida como la Mafia de los Medicamentos que denunciara Graciela Ocaña durante el gobierno de la expresidenta Cristina Kirchner.
Anmat ya le había prohibido en febrero “la distribución de dopamina por falta de trazabilidad”; en abril, ordenó “el retiro total de lotes de Propofol por sospecha de falsificación”.
El organismo de contralor de los medicamentos también les prohibió comercializar producciones de “diclofenac y morfina por contaminación cruzada crítica”. Y hace días avanzó con inhabilitarle la distribución de fentanilo.
Un derrotero similar es el de Laboratorios Ramallo, la otra empresa vinculada, que desde febrero tiene suspendidas sus actividades por la Anmat, que detectó “deficiencias graves en sus procesos de elaboración”.