Los casos de dengue aumentaron un 28% en una semana en Córdoba. La información brindada por el “Comité de seguimiento de las enfermedades transmitidas por mosquitos” del Ministerio de Salud provincial detalló que se computaron 133 diagnósticos positivos durante los últimos siete días, sobre un total de 474 reportados en esta temporada.
“Hay que trabajar fuerte para eliminar los criaderos de mosquitos y prevenir las picaduras, sobre todo a la mañana y a la tardecita, que es cuando más actividad tiene este mosquito. Las personas que tengan síntomas tienen que consultar en forma temprana al centro de salud”, explicó Ana Willington, directora de Epidemiología del Ministerio de Salud de Córdoba.
En esta temporada ya se registraron 474 casos de dengue, de los cuales 319 son importados y 155 son autóctonos.
En relación a los importados, el 58,3% (186) registraba antecedentes de viaje a la provincia de Chaco, seguido por Misiones (11,9%) y Formosa (11,6%). Además, un 5,6 por ciento (18 casos) registró viajes a otros países, principalmente Paraguay y México.
Entre los autóctonos, el 52,9% (82 reportes) vive en la ciudad Capital y los restantes (73) se distribuyen en 26 localidades de 10 departamentos de la provincia, informó el Ministerio.
La mayoría de los casos fueron atendidos en forma ambulatoria y 55 requirieron internación. Los síntomas más frecuentes fueron fiebre (94,5%); mialgias o dolores musculares (85,5%) y cefalea, en un 83,6%.
La infección en recién nacidos
Andrea Uboldi, infectóloga pediatra y secretaria de Salud de Santa Fe, informó a La Voz que existe un subregistro importante de la enfermedad por dos motivos: no todos los agentes de salud sospechan de dengue todo el año, ante la aparición de una persona con síntomas febriles. Y muchas personas deciden no consultar para no perder el día de trabajo.
Eso puede provocar que el caso se complique y que eventualmente derive en un fallecimiento. La mayoría de las muertes detectadas en el brote del año pasado en el país correspondieron a personas mayores de 60 años, que pueden tener factores de riesgo como hipertensiones y diabetes.
Uboldi consideró que debe mejorar el sistema de vigilancia para saber si los casos graves tuvieron dengue por segunda vez y si una segunda infección atenta contra la evolución positiva del paciente.
También destacó la importancia de sospechar la enfermedad en recién nacidos y puso un ejemplo concreto: “En 2009 detectamos dengue en un bebé menor de un mes porque la médica que lo atendió se dio cuenta de que provenía de Hersilia, una localidad que estaba en brote en ese momento”.
La infectóloga consideró que, en el protocolo de admisión de recién nacidos, también se debe estudiar dengue en bebés que presenten falta de fuerza, dificultad en la succión, color amarillento y fiebre. También glóbulos blancos y plaquetas bajas. “En general, evolucionan bien. Pero en la medida en que estos brotes avancen, hay que prestar atención a estos diagnósticos presuntivos de dengue, porque el virus también puede aparecer en recién nacidos mediante la transmisión vertical, de la mamá al niño mediante la placenta”.
¿Enfermedad endémica?
Uboldi informó que hay provincias que presentan casos también en invierno. Y pidió a las jurisdicciones que aumenten la vigilancia y sinceren sus datos. Esa información permitirá redefinir una estrategia preventiva. Una cosa es tener dengue como en países templados, donde se reportan brotes cada cuatro años. Y otra es en países tropicales, donde la enfermedad es endémica.
“Si hay casos todo el años, entonces hay que prevenir siempre. No esperar a tener el brote encima”, sostuvo.
La pediatra sostuvo que “el dengue ha llegado para quedarse”. “Tenemos en nuestro país una situación de tropicalización, con cambio climático, desorden ambiental, migraciones y deforestaciones. Las sequías y las inundaciones intensas, así como los incendios, nos demuestran que tenemos que prepararnos para convivir con el mosquito”.
Tanto el factor climático como el accionar del hombre contribuyen a la tropicalización del país.
El debate por la vacuna
Desde el año pasado está disponible en farmacias la TAK-003, la vacuna que previene el dengue. La Comisión Nacional de Inmunizaciones debate si conviene incluirla en el calendario oficial y, en ese caso, la población objetivo.
Uboldi sostuvo que hay que tener en cuenta la meta a cumplir y las zonas de mayor circulación viral. Una cosa es pretender bajar la incidencia (casos nuevos), mientras que otra es bajar la mortalidad. La primera estrategia debería estar orientada a los adultos jóvenes, que son más reacios a vacunarse. Mientras que, la segunda, a adultos mayores.
“En la vacuna, el virus está adormecido. En algunos países se autoriza hasta los 60 años. Hay que ser cautos en la indicación a los adultos mayores, para asegurarnos que no tengan comorbilidad o enfermedades que bajen las defensas”, indicó.
La vacuna se aplica en dos dosis, separadas de tres meses. “De nada sirve salir a indicarla cuando tenemos brote encima. Cuando a la persona le toque la segunda dosis, los casos pueden haber caído”, agregó. La TAK-003 está contraindicada en embarazo, lactancia y no se autoriza en menores de 4 años.
La especialista recomendó estudiar el impacto y adhesión de esta vacuna en una localidad pequeña. Y además tener en cuenta las zonas de mayor circulación durante todo el año. A diferencia de la inmunización contra el Covid-19, en este caso el mosquito es el vector. “De nada sirve vacunar a la población si no eliminamos los criaderos y mejoramos las condiciones ambientales”, finalizó.