Cada año se diagnostican en Argentina unos 16 mil casos de cáncer colorrectal (CCR), enfermedad que afecta tanto a hombres como a mujeres, siendo el segundo tipo de cáncer de mayor prevalencia y el segundo también que provoca más muertes.
A pesar de ello, los especialistas señalan que si es detectado de manera temprana el CCR puede tener buen pronóstico, aunque más de la mitad de los casos se diagnostican hoy en el país en un estado de metástasis.
Algunos pacientes con esta patología presentan tumores con una mutación más agresiva, denominada BRAF V600E, que hasta ahora –y en especial aquellos que atraviesan estadíos metastásicos– no tenían un tratamiento específico para mejorar su pronóstico de vida.
Días atrás, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) aprobó la utilización de la droga Encorafenib, desarrollado por el laboratorio Pfizer, en combinación con Cetuximab y quimioterapia, para el tratamiento en primera línea de estos pacientes, que representan entre el 8% y 10% de todos los casos.
Según explicaron desde el laboratorio, Encorafenib actúa inhibiendo la vía MAPK responsable de estimular el crecimiento de las células tumorales, mejorando significativamente los resultados de supervivencia en pacientes sin tratamiento previo con este subtipo específico de cáncer.
Según datos presentados en la Reunión Anual 2025 de la Sociedad Americana de Oncología Clínica y en el New England Journal of Medicine, los ensayos con esta terapia mostraron una reducción del 51% en el riesgo de muerte en comparación con tratamientos estándar.
Asimismo, demostró una reducción del 47% en el riesgo de progresión de la enfermedad frente al tratamiento tradicional.
“Los pacientes diagnosticados con CCR metastásico que presentan esta mutación se enfrentan a un tumor agresivo que a menudo no responde bien a la quimioterapia estándar”, explicó Juan Manuel O´Connor, jefe del Área de Tumores Gastrointestinales del Instituto Alexander Fleming.
“Los resultados de los últimos estudios son los primeros prometedores de supervivencia reportados para este tipo de cáncer con mutación BRAF en el contexto de primera línea, lo que representa un avance revolucionario para esos pacientes”, aseguró el profesional.

Las pruebas de testeo molecular son una forma de identificar este tipo de mutaciones. Los biomarcadores (genes, proteínas y otras sustancias que suelen producir las células en respuesta al cáncer) ofrecen información específica sobre la enfermedad en cada individuo en particular, así como también su capacidad de respuesta ante diferentes tratamientos.
“La identificación temprana de biomarcadores específicos ha demostrado ser fundamental en la toma de decisiones clínicas, permitiendo optimizar los resultados terapéuticos. El avance de la denominada medicina de precisión nos ha llevado a estrategias más tempranas en la evolución de la enfermedad”, agregó O´Connor.
Según explicaron desde Pfizer, Encorafenib inhibe la acción de una vía (denominada MAPK), responsable de estimular el crecimiento y la proliferación de células tumorales.
Se administra en combinación con Cetuximab, un anticuerpo monoclonal que ataca al receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR), proteína que se encuentra alterada en las células malignas, favoreciendo su crecimiento y multiplicación.
Síntomas y diagnóstico
El cáncer colorrectal comienza con una proliferación de células que se forman en el intestino grueso. Estos grupos de células son conocidas como pólipos y, si bien suelen ser benignos, pueden evolucionar de manera gradual si no se identifican y eliminan oportunamente.
Muchas personas con cáncer colorrectal no presentan síntomas al comienzo de la enfermedad. En los casos que sí parecen, estos síntomas van desde diarrea o estreñimiento frecuentes, sangrado rectal o en las heces y molestias en la zona abdominal, hasta debilidad, cansancio y pérdida de peso.
Como estos indicios también pueden ser asociados a otras enfermedades, si en realidad son producto de un CCR su manifestación suele hacerse visible cuando el cáncer ya se ha propagado.
Se estima que un 4% de la población mundial tendrá cáncer colorrectal en algún momento de su vida. “Si bien la mayoría de los diagnósticos se presentan en adultos de 50 años o más, se observa un incremento progresivo de casos en adultos cada vez más jóvenes. Si bien la edad es uno de los principales factores de riesgo, la enfermedad puede aparecer a cualquier edad y, por ende, no debemos ignorar otras causas”, señaló Mariano Dioca, médico oncólogo del Departamento de Tumores Digestivos del Instituto Ángel Roffo.
Hábitos tales como el consumo de tabaco o el sedentarismo, tener antecedentes personales y familiares, padecer enfermedades inflamatorias intestinales o llevar una dieta con alto contenido en grasas y baja en fibra también pueden derivar en este tipo de cáncer.
Dioca explicó que todavía existen muchos prejuicios sobre los estudios de rutina para identificar un tumor en el colon y recto, como la colonoscopia o las pruebas en heces fecales, lo cual dificulta la detección temprana. “Esto hace que, aún hoy, su índice de mortalidad sea alto”, subrayó.