Una pumita hembra de ojos esmeralda y mar, uno de cada color, llegó el jueves 27 de marzo, a la Reserva Proyecto Carayá en La Cumbre, Córdoba, después de un largo viaje desde Buenos Aires.
La pumita fue rescatada tras una intervención judicial y un operativo coordinado con la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental de Caba.

La pumita terminó siendo criada en un departamento por una joven de Buenos Aires, quien se hizo cargo de su alimentación y tratamiento para una enfermedad renal crónica y genética, pese a promesas incumplidas de crianza por parte de otras personas.
La Reserva Carayá, ubicada en La Cumbre, Córdoba, es un lugar de rehabilitación y cuidado para monos aulladores y otros animales silvestres. La reserva cuenta con un equipo especializado que brinda atención y cuidado a los animales, y también ofrece visitas guiadas para concienciar sobre la importancia de la conservación y el cuidado de la fauna silvestre.
Su directora, María Alejandra Juárez, publicó en redes la llegada de la pumita que se suma a otros ejemplares que hay en el lugar.
“Decir que no en estos casos no es una opción”, recalca Juárez, quien cuestiona a una ONG que “trabaja con puma$” y a un “influencer” por el manejo irregular del ejemplar.
“Niñez arrebatada ya que está puma solo sabe ser mascota y su nivel de mansedumbre la imposibilita de cumplir un rol en la naturaleza”, añade en su posteo.
“Es horrible cuando se mezclan intereses y animales, pero esta cachorra tuvo suerte de ser visibilizada”.
La pumita cuyo nombre original era “Mish” permaneció en el Ecoparque de Palermo en Caba donde se realizaron más estudios y finalmente con el permiso de las autoridades, fue trasladada a Córdoba. Acá se la bautizó como Sambi.
El traslado fue realizado por el Ecoparque de Palermo, acompañada de su cuidador y fue recibida en el centro por el equipo de la reserva, el veterinario Fernando Bettolli, con el acompañamiento permanente de la Secretaría de Ambiente de provincia de Córdoba.
La pumita que tiene una particularidad la de un ojo de cada color, uno verde y uno azul (heterocromía) comenzó primero su amistad con Mopa -otro ejemplar- con quién durmió la primera noche y ahora con Pangho, todos cachorros.

La reserva recuerda: “Los pumas no son mascotas”.
La pumita tiene un padecimiento en riñón crónico que deberá ser controlado de por vida y puede ponerla en riesgo.