Nuevas declaraciones del presidente de Estados Unidos Donald Trump generaron un reciente debate sobre los potenciales riesgos de fármacos y tecnologías médicas en la salud de las personas. Esta vez, el mandatario habló de un supuesto vínculo entre el uso de paracetamol en las primeras etapas del embarazo y el desarrollo de trastornos del espectro autista (TEA).
Para María de la Paz Scribano Parada, médica especialista en Neurología, “es poco probable” que la exposición prenatal a este analgésico implique un aumento del riesgo de TEA. En la misma línea se expresó la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), en un comunicado de prensa.
También la Organización Mundial de la Salud señaló que, pese a la realización de numerosos estudios de gran escala en la última década, no se ha encontrado ninguna asociación consistente entre el uso de paracetamol o acetaminofeno en embarazadas y el autismo, y que las causas del trastorno siguen considerándose multifactoriales.
Scribano Parada resumió a La Voz lo que hoy se conoce y debate en la ciencia médica sobre ese punto.
Causas y estudios
–¿De qué hablamos cuando hablamos de autismo?
–Las condiciones del espectro autista (CEA) son en la actualidad una entidad heterogénea y con una definición difusa, cuyo diagnóstico se ha masificado en los últimos años por diversos motivos. La definición actual de estas condiciones (las cuales abarcan un amplio espectro de manifestaciones en las que la afectación funcional del individuo puede ser desde muy severa hasta casi imperceptible) incluye la presencia de dificultades en las habilidades sociales (comunicación e interacción social) y patrones de comportamiento repetitivos e intereses restringidos.

–¿Cuáles son las principales hipótesis en la aparición de los casos?
–En los últimos años, han surgido numerosas hipótesis al respecto de su origen y posibles factores causales: genéticos, ambientales, psicológicos, exposición a fármacos, entre otros. Sin embargo, la relación causal entre cada uno de estos factores y las manifestaciones continúan siendo motivo de controversia.
–¿Qué piensa de la polémica desatada por el uso de paracetamol en el embarazo y su relación con el autismo?
–En los últimos años algunos estudios mostraron una asociación del aumento del riesgo, más no de causalidad, entre el uso de paracetamol en el embarazo y los primeros años de vida. Sin embargo, en febrero de este año el Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia sacó un estudio formal en el que participaron renombrados profesionales del área.
–¿Cuáles fueron los principales resultados de ese estudio?
–El paracetamol es un medicamento de venta libre muy común que recientemente ha recibido una gran atención mediática respecto a su uso durante el embarazo. En esta revisión clínica se analizaron las fortalezas y las limitaciones de la literatura publicada sobre el efecto del consumo materno de paracetamol en el riesgo de que los hijos desarrollen trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o trastorno del espectro autista (TEA). De un total de 56 estudios, comentarios y editoriales relevantes, se revisaron críticamente nueve investigaciones originales que cumplían con criterios de calidad y validez diagnóstica de TDAH o TEA, junto con tres metaanálisis. La mayoría de los trabajos que informaron una eventual asociación positiva presentan importantes limitaciones, como sesgo de selección, variabilidad en el ajuste de factores de confusión y falta de control de variables familiares compartidas.
Cuando se aplicaron análisis que controlaban la influencia de la genética y el ambiente familiar (por ejemplo, estudios en hermanos), las asociaciones se debilitaron notablemente. Esto sugiere que los resultados iniciales podrían haber estado influidos por factores genéticos y ambientales no considerados.
–¿Cuál es hoy la evidencia científica en torno a la relación entre autismo y paracetamol?
–De acuerdo con la evidencia científica actual, la exposición prenatal al paracetamol es poco probable que implique un aumento clínicamente significativo del riesgo de TDAH o TEA en la infancia. El nivel de evidencia disponible no justifica modificar las guías clínicas sobre el tratamiento de fiebre o dolor en el embarazo. Se recomienda, sin embargo, continuar con investigaciones que consideren factores familiares y psicosociales en la relación entre el uso materno de paracetamol y el desarrollo neurológico infantil.
Nuevo comunicado de la FDA
Hace unos días, en un comunicado, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) inició un proceso de cambio en el etiquetado del paracetamol (Tylenol y similares) para reflejar la evidencia que sugiere una posible asociación entre su uso durante el embarazo y un mayor riesgo de trastornos neurológicos en la infancia, con énfasis en el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), pero no para TEA, indicó la especialista.
“De hecho, el propio organismo subrayó que el FDA está tomando medidas para que los padres y los médicos conozcan un considerable cuerpo de evidencia sobre riesgos potenciales asociados con el paracetamol”, agregó.
La agencia recordó que estudios de gran escala, como el Nurses’ Health Study II y el Boston Birth Cohort, han reportado una correlación entre la exposición prenatal al paracetamol y el diagnóstico posterior de condiciones como el TDAH. Algunos trabajos incluso sugieren que el riesgo podría ser mayor cuando el medicamento se consume de forma crónica durante todo el embarazo.
Sin embargo, la FDA aclaró que hasta el momento no se ha demostrado una relación causal y que existen investigaciones con resultados contrarios. Además, el paracetamol sigue siendo el único fármaco de venta libre aprobado para tratar la fiebre en el embarazo, mientras que otros antiinflamatorios (como aspirina o ibuprofeno) tienen efectos adversos comprobados en el feto.

Similitudes y diferencias
La especialista aclaró que si bien estas dos condiciones (TDAH y CEA) tienen algunos puntos en común, son entidades diferentes en cuanto a etiología, desarrollo, pronóstico, tratamiento y abordaje.