En la segunda semana del juicio por la desaparición de Yamila Cuello, avanzan los testimonios y la prueba que refuerzan la hipótesis de un femicidio, aunque por el año en el que se produjo el hecho no pueda ser calificado como tal.
La joven desapareció el 25 de octubre de 2009. Aunque en ese entonces regía la ley de Protección Integral contra la Mujer, aún no estaba incorporado en el Código Penal el agravante de “violencia de género” para los homicidios, algo que sucedió recién en 2012.
El juicio y los detalles de su investigación son un viaje al pasado: los testimonios y la prueba denotan que la forma de investigar este tipo de casos era muy distinta. Entre esto y otras deficiencias en la investigación, se perdieron pruebas clave: el celular de Yamila fue formateado por una “amiga” tras su desaparición, y cuando el aparato finalmente fue peritado ya no había nada allí.
Además, el auto de su expareja y principal acusado, Néstor Simone, en el que se cree que podría haber trasladado el cuerpo de Yamila tras asesinarla, no fue peritado al momento del secuestro, en 2009. Una testigo aseguró a un investigador que una persona de confianza le dijo haber visto a Simone lavar sangre del auto. Pero el cadáver nunca fue hallado.

Los testimonios que prestaron testimonio hasta ahora dan cuenta de cómo Simone habría ofrecido a Yamila como “moneda de cambio” en los juegos clandestinos: cuando perdía apuesta habría obligado a Yamila a prostituirse con otros hombres.
Simone está imputado por homicidio y su hermano de crianza, Horacio Palacio, está imputado por trata de personas y homicidio. Simone fue sobreseído por el juez Alejandro Sánchez Freytes por trata de personas en 2010 y por ello no puede vovler a ser juzgado por el mismo delito. En lo que va del juicio las pruebas comprometen en forma directa a Simone, no tanto así a Palacio, aunque restan testigos por declarar en el proceso que se desarrolla en el Tribunal Oral Federal número 2.
Los testimonios escuchados hasta ahora dan cuenta de cómo Simone habría ofrecido a Yamila como “moneda de cambio” en juegos clandestinos: cuando perdía una apuesta habría obligado a la joven a prostituirse con otros hombres.
Simone está imputado por homicidio y su hermano de crianza, Horacio Palacio, por trata de personas y homicidio. Simone fue sobreseído por el juez Alejandro Sánchez Freytes por trata de personas en 2010 y por ello no puede volver a ser juzgado por el mismo delito. En lo que va del juicio las pruebas comprometen en forma directa a Simone, no tanto así a Palacio, aunque restan testigos por declarar en el proceso que se desarrolla en el Tribunal Oral Federal N° 2.
Testimonios e investigación
Los testimonios de allegados a Yamila y a Simone, sumado a otro tipo de pruebas, dan cuenta de la violencia física y psicológica que el hombre ejercía sobre la joven.
El jueves declaró Cristina del Carmen Márquez, vecina y expareja de Simone. Ella conocía a Yamila porque era amiga de su hija. Yamila le contó una vez en su casa que Simone le había pegado y por eso tenía un moretón en la cara. Tiempo después, cuando esa pareja se separa, Márquez inicia una relación con Simone que dura un mes aproximadamente.
“Todo terminó el día que le pegó una trompada a mi hija. Le dije que se fuera”, contó la madre. “Después de que desapareció Yamila, me vino a decir que, si alguien preguntaba, dijera que habíamos estado en pareja desde antes”, narró. Su hija prestará testimonio en los próximos días.
Luego, declaró Miriam del Valle Oliva, exesposa de Simone y madre de su hijo. A pesar del testimonio que dio en la audiencia, fue incorporado lo que declaró en años anteriores: una denuncia por amenazas contra Simone de 2007, ocho años después de separados, por el constante hostigamiento que ejercía sobre ella.

También declararon las hijas de Palacio, que defendieron a su padre.
Luego vino la exposición del policía Sergio Daniel Oroa, oficial antisecuestro de la Policía de Córdoba quien fue comisionado por la Fiscalía de Enrique Senestrari de la Justicia Federal en 2019 para realizar un informe de análisis de la prueba y ampliación de la investigación.
En su exposición del jueves y el viernes, Oroa explicó con detalles cómo hizo su trabajo, la recolección de las pruebas, el cotejo con los datos ya recabados en la investigación anterior y la integración de esos elementos. Todo lo llevó a apuntar a Simone como posible autor de la desaparición y descartar otras hipótesis: desaparición por voluntad propia, suicidio, otros sospechosos.
Oroa analizó los movimientos de las antenas de los celulares de Yamila y Simone, dejando en claro que aquel día de octubre de 2009 el hombre pasó a buscarla cerca de su domicilio a las 12.30. Aunque antes llamaba constantemente a la joven, desde ese día nunca más intentó comunicarse con ella.
Distintas pruebas dejaron rastros de cómo modificó su actitud luego de ese día. Por un lado, cambió de número de teléfono y comenzó a comunicarse con la amiga de Yamila que luego habría formateado el celular. Por otro, se detectaron inconsistencias en sus declaraciones.
Oroa también entrevistó a otras personas que no habían declarado nunca en la causa y que dieron cuenta de la relación de violencia que Simone mantenía con las mujeres en general. La intervención de su celular en 2019 dio cuenta de que no había habido un cambio de actitud: seguía involucrado en juegos clandestinos y agrediendo a distintas mujeres.

Uno de los testimonios clave fue el de una mujer que dijo haber escuchado de “buena fuente” que ese domingo Yamila estuvo en la casa de Simone y que a la tarde vieron al imputado lavar el Renault 12 rojo que tenía en ese momento. Esa fuente le habría indicado a la mujer que Yamila estaba muerta.
Oroa también hizo referencia al auto, secuestrado en 2009 pero que fue devuelto a Simone sin peritar. El policía contactó a la persona que se lo compró en 2013 a Simone y le dijo que en 2017 se lo robaron. Ya en 2019 fue imposible localizar el vehículo.
También habló de las pericias psicológicas hechas a Simone, que lo definieron como “ludópata, manipulador, con rasgos violentos ligados a la psicopatía”, según indicó el policía. Luego, dio detalles de los rastrillajes realizados, que no arrojaron resultado alguno.
En la audiencia del pasado viernes también declaró una testigo de identidad reservada que fue clave para confirmar la violencia que ejercía Simone sobre la joven. Para la incorporación de su testimonio se retiraron de la sala los imputados y todas las personas: sólo quedó el tribunal, el fiscal y los abogados de las partes.
Qué dicen las querellas
Sobre la evolución del juicio, Mercedes Crespi, abogada querellante por el padre de Yamila, Nicolás Cuello, dijo en diálogo con La Voz: “Creo que el juicio va bien, pasaron testigos de las distintas partes y en base a eso se está avanzando en la prueba sobre las responsabilidades. Quedó evidenciada la violencia que uno de los acusados ejercía sobre Yamila”. Y agregó: “Creo que está siendo una etapa reparadora para mi representado, el papá de Yamila”.
Por su parte, Graciela Taranto, abogada de la hermana de Yamila, Soledad Cuello, expresó: “Creemos que se ha acreditado el vínculo de Yamila con Simone y la asimetría de poder en ese vínculo. No solo por la diferencia de edad (él era 19 años mayor), sino por un carácter que infundía temor. Creo que la violencia de género ha quedado acreditada y cada uno de los testimonios fue reforzando a los otros en una cadena probatoria”.
Próxima audiencia
El martes 11 de marzo se retomarán las audiencias. Allí está previsto que declaren cuatro testigos allegadas de Yamila y también uno de los imputados, Néstor Simone.