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El 21 de marzo del 2021, Gabriel Orso, biólogo especialista en aves, escuchó un canto raro que llegaba desde una higuera cerca de su casa en la ciudad de Córdoba. Se dio cuenta de que era un juvenil de estornino crestado (Acridotheres cristatellus). Una pareja de esta especie ya le había llamado la atención.
Es la primera evidencia de nidificación del estornino crestado en la provincia. Y es la segunda especie de estorninos que está instalada en Córdoba. El estornino pinto (Sturnus vulgaris) ya está en una etapa de expansión en el territorio, tras los primeros reportes de 2008.
Ambas son exóticas e invasoras. Y los expertos temen que puedan transformarse en las próximas palomas. La invasión de especies exóticas es un problema ambiental tan grave como el desmonte o la contaminación.
“La evidencia indirecta de un nido es una señal de que se está adaptando al clima local y a ambientes urbanos. Si todo sigue a este ritmo, es probable que su población aumente”, detalla Orso, científico del Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas de Conicet e integrante de la Fundación Mil Aves.
Y agrega que en otros países recomiendan evaluar su impacto ya que son agresivas con las aves nativas, compiten por el alimento y los sitios de nidificación.
En cuanto al estornino pinto, Orso explica que ingresó a Córdoba desde el este y luego llegó a la Capital. “Ya se ven bandadas de cien ejemplares, por lo que quizás ya sea tarde para controlarla”, asegura.
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Esta especie se caracteriza porque sus bandadas de miles de ejemplares realizan vuelos acrobáticos y muy coordinados. A pesar de este espectáculo, los estorninos atacan cultivos y se instalan en ambientes urbanos, donde sus heces generan problemas económicos y sanitarios, como ocurre con las palomas.
“Ya hay indicios en Argentina de que son especies agresivas con las nativas. Anidan en cavidades de troncos o construcciones por lo que compiten con el carpintero y el hornero”, detalla Orso.
“El estornino pinto es muy invasor. Ya se ha establecido en gran parte del mundo y tiene un potencial de invasión altísimo en Argentina. En tanto, el estornino crestado tiene un potencial mucho menor y solo se ha establecido en lugares puntuales a nivel global”, asegura Mariano Codesido, experto en aves del Conicet y la Universidad de Buenos Aires.
Según el experto, las dos especies se asocian a las actividades humanas en zonas urbanas y en agroecosistemas en el caso del pinto. “En general invaden ambientes perturbados que son los que hoy dominan todos los paisajes no nativos”, detalla Codesido.
Historia de su introducción en Argentina
Según un reciente artículo de Codesido que revisa las invasiones de aves en el país, a mediados de la década de 1980 algunos individuos de estornino pinto traídos de EE.UU. como mascotas se escaparon en la ciudad de Buenos Aires y establecieron poblaciones reproductoras en los alrededores. El crestado fue traído a Argentina para su comercialización y en los ‘80 se establecieron dos poblaciones en el norte y sureste de la provincia de Buenos Aires.
Los estorninos forman parte de una segunda introducción de aves exóticas en el país junto con el verderón común (Chloris chloris) y el jilguero europeo (Carduelis carduelis). La primera ola ocurrió a mediados del siglo 19 con dos especies emblemáticas: la paloma europea (Columba livia) y el gorrión (Passer domesticus)
Los estorninos pintos pueden causar estragos en frutales, vides y olivares, mientras que el crestado tiene una dieta omnívora, que incluye algunos cultivos de valor económico.
Codesido agrega que, como invaden ambientes urbanos, interaccionan con especies generalistas. No representarían un problema para especies con problemas de conservación como las que se pueden encontrar en los ambientes nativos, ya sea bosques chaqueños, selvas misioneras o pastizales pampeanos, entre otros ambientes”, aclara.
Cómo controlar el avance del estornino
Orso cree que los investigadores y las autoridades ambientales deben realizar un seguimiento de su evolución. “Parece que son solo unos ejemplares los que llegan y no se les presta atención, pero luego la población crece y ya es tarde porque generan daños económicos millonarios. A su vez, se vuelve costoso o imposible volver atrás”, señala.
Años atrás se realizó una mesa redonda sobre la invasión del estornino en la ciudad de La Plata. En ese momento los investigadores advirtieron que en 30 años la situación en Argentina podría ser similar al que se observa en Estados Unidos, donde existen más de 200 millones de ejemplares, los cuales generan pérdidas económicas por 800 millones de dólares.
Una de las conclusiones en aquel momento fue que ya era tarde para erradicar a la especie invasora, pero se podrían generar “barreras regionales” para evitar que llegue a regiones altamente sensibles, donde se concentran grandes áreas de producción frutihortícola.
En las zonas urbanas se deben estudiar mecanismos para reducir su densidad poblacional, concluyeron en la conferencia. Algunos métodos probados en otros países son el trampeo intensivo y la utilización de químicos.
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Orso explica que los estorninos tienen la capacidad de agruparse en las ciudades y generar problemas similares a los de las palomas. Eso ya ocurre en Portugal y España, además de EE.UU. Las heces de estas aves son corrosivas y afectan vehículos, edificaciones y esculturas. Además, cuando está seca se pulveriza. Al inhalarla, la gente puede enfermarse de criptococosis, salmonelosis, psitacosis, entre otras.
Características de las dos especies
Estornino pinto. El adulto puede medir hasta 22 centímetros de alto y 40 de envergadura. Es de color negro con motas blancas y pico amarillo. Es un ave cantora que incluso es capaz de imitar la voz humana.
Estornino crestado. Tiene un tamaño similar al pinto. Se caracteriza por una cresta de plumas que tiene cerca del pico. Es negro, pero tiene manchas blancas en sus alas, las cuales se ven cuando está volando. Sus ojos son naranjas.