“No sé qué pasó en el Neonatal” y “yo no tuve nada que ver”. Con estas palabras, la enfermera Brenda Agüero volvió a declarar en el juicio por las muertes de bebés en el hospital Materno Neonatal de la ciudad de Córdoba, en el que enfrenta cargos por cinco homicidios y otros ocho casos de tentativas.
Ya lo había hecho al inicio del proceso, en enero de este año, y ahora fue su palabra la primera que se volvió a escuchar cuando concluyó la etapa de testimonios y de prueba. Este miércoles le sucederán en el uso del micrófono el exministro de Salud provincial Diego Cardozo, y quien era directora del hospital en el momento de los hechos, Liliana Asís.
Vestida con calzas negras y una campera deportiva celeste y gris, Brenda Agüero habló unos 20 minutos. Fue medida y pausada y reiteró varios ejes de su estrategia defensiva, liderada por los abogados Gustavo Nievas y Juan Manuel Riveros. A pesar del escaso tiempo de su discurso, reiteró algunas frases como “yo no fui” y “no sé qué pasó”.
“La idea en un inicio era responder preguntas; nos habíamos preparado para eso. Pero después de ver el nivel de agresividad del Ministerio Público Fiscal y de los querellantes, decidimos no hacerlo”, explicó Brenda Agüero, casi como un pedido de disculpas inicial.

Lo cierto es que su declaración pareció seguir un guión bastante ajustado, con poco margen para el error. Evitó responder por cada uno de los casos que se le achacan y, en cambio, reprochó partes de la acusación y algunos testimonios.
“Lo digo y no lo puedo creer: llevo casi tres años en este contexto, detenida por algo que no cometí, por hechos que no hice. No sé de qué otra forma decirlo: me están acusando de algo que yo no hice; jamás se me hubiera pasado por la mente, jamás le hice daño a una persona, mucho menos a un bebé”, dijo.
“Han tomado como raro que era buena compañera, dedicada, estudiosa, que estaba siempre con los pacientes. Tomaron como algo negativo las cosas positivas que dijeron de mí”, explicó.
Luego señaló: “Se han dicho cosas que no ocurrieron”. Y sin mencionar en detalle a quiénes se refería, cuestionó los testimonios de varias madres que contaron que estuvo en contacto con ellas y con sus bebés.
Brenda Agüero se quebró en un momento en el que explicó por qué a veces sonreía. “No es porque no entienda qué está pasando. Es para mi mamá, para que vea que estoy bien. Porque ella es todo”, mencionó.
En un tramo, repitió uno de los principales argumentos de su defensa: que había mucha gente en el Centro Obstétrico, entre 15 y 20 personas cada vez, con puertas vaivén e ingreso casi irrestricto desde la zona de vestuario. Incluso mencionó que hay muchas otras Brenda en el personal, para responder a la mamá que dijo recordarla porque era una enfermera “tocaya”.
Hubo un momento en que se la vio avergonzada. Y fue en el que se refirió a la exposición de fotos que tenía en su celular. “Hay una situación en particular en la que me sentí muy vulnerada, humillada, cuando expusieron fotos que no se qué relación tienen con la causa”, dijo. Sobre una de esas imágenes, en la que se ve su vientre como si estuviera embarazada, explicó que son fotos de muchos años atrás. “Las tomé cuando empecé con una nutricionista y ella me recomendó que una vez por mes nos tomemos fotos de abdomen, panza y cuello. Por eso tenía esas fotos”.
“Han expuesto fotos de mis perros; tengo innumerables fotos de perros. Han cuestionado hasta que tenía un horno pizzero”, detalló.
Habló como enfermera, a su vez. “La tarea de enfermería es algo que sólo lo puede vivenciar quien lo hace. Es imposible no sufrir con los pacientes, llorar con ellos. Y yo me capacité para poder hacerlo, para salvar vidas, no para lo que se me está acusando”.
En otro tramo, resaltó: “Realmente no sé qué pasó en el Neonatal ni me corresponde saberlo. Yo comprendo el dolor de las madres, pero yo no fui. Me están acusando de homicidio y de intento de homicidio; yo no fui, jamás le hice daño a una persona, mucho menos a un bebé”.
“En el juicio han cuestionado todo lo que hago, desde si estoy seria, que no me importa nada, si no miro, no soy empática, cuestionan mi sonrisa, el hecho de que no entiendo la magnitud de lo que está pasando. Eso no es así, sé muy bien a lo que me estoy enfrentando y es incómodo estar sentada y no poner aclarar cada vez que dicen algo”, enfatizó. Esto, incluso, pareció bien pensado para el momento en que fue enunciado. Que nadie saque conclusiones del modo en que declara, pareció advertir.
Como lo hizo en su primera declaración, cuestionó que se le presente como una “asesina serial” e hizo eje en la crítica al Ministerio Público Fiscal y a los medios de comunicación.
Le dedicó un párrafo a la delegada del SEP Viviana Martínez, de quien dijo que “le sostuvo la mirada” porque “mintió en toda la declaración”. También cuestionó la parte del testimonio del comisionado policial Néstor Biscotti, quien mencionó como parte de la evidencia un PDF que tenía información sobre el dosaje de potasio. “Soy enfermera, o lo era, y parte de mi formación era estar actualizada en temas de medicina, de enfermería, de uso de fármacos. No es extraño que tenga eso en mi celular”, respondió.
Dijo que la pasa mal en prisión, que sufrió agresiones verbales y hasta físicas y que tiene muy limitadas las posibilidades de comunicarse con su familia: apenas una visita de una hora a la semana y una llamada telefónica, esperando su turno, por día.
“A mí me mataron en vida. Sea cual sea la decisión, si tengo la suerte o la bendición de salir, afuera tengo una vida arruinada”, dijo, antes de reiterar su inocencia, en un primer cierre de su alocución.