Apenas ingresó a la sala, Brenda Agüero sufrió un ataque de llanto. Visiblemente afectada, siguió la lectura de la acusación, en la que se describieron los 13 hechos en los que se le atribuyen muertes o ataques a bebés recién nacidos en el hospital Materno Neonatal.
El rol de Brenda tuvo otro momento de impacto cuando la fiscal adjunta en este juicio, Mercedes Ballestrini, dijo que en el hospital se vivió “terror infantil” y que hubo una “ola de asesinatos de bebés”, por las que acusó a la enfermera, detenida desde agosto de 2022, como “asesina serial”.
El impactante speech de Balestrini, que terminó nombrando uno a uno a los bebés muertos o atacados en el hospital, había sido precedido por una presentación del caso más moderada del fiscal natural de la Cámara Séptima, Sergio Ruiz Moreno, quien destacó que Brenda Agüero fue la única que estuvo presente en cada uno de los sucesos que se investigan, y que, además, es una persona con habilidad práctica y conocimiento para cometer el delito de inyectar sustancias tóxicas a recién nacidos, “el horror que cuesta imaginar”.
Ruiz Moreno intentó en su presentación prevenir al jurado de “los posicionamientos defensivos estrepitosos, que no se pueden sostener con argumentos dentro de la causa, y argumentos para desviar hacia hipótesis alternativas, sin atenerse a los hechos”.
Entre quienes acusan, el querellante por tres madres que perdieron a sus hijos en el hospital, Carlos Nayi, insistió: “No hay un perejil, están en este juicio la persona cercada por la prueba y las personas que manejaban la salud en Córdoba en ese momento”.
En su intervención, Daniela Morales Leanza –quien asiste a seis familias, junto con Nicolás Ruades– elogió la investigación del fiscal Raúl Garzón y recordó que “esta base sólida de la acusación fue corroborada por controles de jurisdicción, tanto en el Juzgado de ejecución como en la Cámara de Acusación”.
La defensora pública oficial Ana Pagliano completó la parte de los acusadores y apuntó a responder por el tipo de pruebas que existen contra Brenda: “El crimen siempre deja huellas. En los homicidios, las menos de las veces se cuenta con prueba directa, que es el sueño de la instrucción: la foto, el filme, testigos independientes que ven el crimen. Eso es las menos de las veces. La mayoría de las causas se resuelven con prueba indirecta o indiciaria, los rastros, las huellas, las marcas que en su conjunto, unidas, conducen en una sola dirección y en un sentido”.
El abogado de la enfermera, el exfiscal Gustavo Nievas, empleó más de media hora para replicar estos argumentos y pasar al ataque, poniendo en el foco de sus acusaciones al fiscal instructor Raúl Garzón como parte de una conspiración orquestada por el poder provincial y encuadrada en un “protocolo de ocultamiento” que tuvo a Brenda Agüero, “una mujer pobre, en el eslabón más bajo del sistema de salud”, la pieza perfecta para atribuir las muertes en un hospital “que era una mugre”.
“La verdad es de quien tiene poder para imponer la interpretación de los hechos. La lectura de la acusación que acaban de oír es la interpretación de los hechos de quien tenía poder para imponer esa interpretación, que es el fiscal Garzón, y que ya no está más acá, ese poder se trasladó a ustedes”, le dijo Nievas al jurado popular, al que buscó comprometer en un “pacto”: si él lograba probar una serie de irregularidades en la investigación, debían votar por la inocencia de Brenda. No existe tal condición. Pero ni en ese momento ni en otros cruces entre partes la presidenta del tribunal, Patricia Soria, puso límites muy severos. La Cámara dejó jugar a las partes, aun cuando en varios momentos las intervenciones de los abogados –en particular la de Nievas, pero también la de algunos acusadores– parecían irse de la consigna de una presentación de caso.
“Vamos a probar que hubo manipulación en la investigación para que pase del Distrito 4 al Distrito 3. Que desaparecieron dos partidas de medicamentos. Que el centro obstétrico fue desmantelado para cubrir que era una mugre. Que las salas fueron alteradas y había remedios delicados repartidos sin control y que, aunque se enojen las madres, no todos los bebés murieron de la misma causa, algunos fueron por descuidos, otros por enfermedades heredadas”, disparó Nievas.