Diego Cardozo creía que a la investigación de la muerte de bebés en el Hospital Materno Neonatal de la Provincia le faltaban más pruebas. Creía que los indicios eran suficientes para avanzar en el sumario interno y mantener apartada a la enfermera Brenda Agüero y a un grupo de profesionales de la salud que estuvieron presentes en los días en los que ocurrieron las cinco muertes y los otros siete casos de bebés recién nacidos que se descompusieron sin explicación y sobrevivieron. Pero no para una denuncia penal, aún.
Así explica, según confían en su entorno, por qué quiso mantener la investigación con el más bajo perfil posible. No buscaba ocultar nada, aseguran. Sólo tener atados los cabos sueltos que aún tenía el expediente.
Destapada la olla, eso que es su explicación privada ni siquiera pudo ser formulado en público. Resultó inexplicable para la Justicia provincial que la directora del hospital, Liliana Asís, no haya dado aviso de lo que estaba ocurriendo. Ni que hablar para la oposición, que vio signos de ocultamiento; además, repetidos. Y con Asís, quedaron arrastradas las dos jefas de Neonatología. Poco antes de que la Justicia provincial decidiera imputar por “omisión de deberes de funcionario público” a Asís y a las dos jefas, la Provincia decidió dispensarlas y separarlas de sus cargos.
Puede ser un pálpito igual de preciso -por decir lo menos- lo que llevó a que, además de Cardozo, fueran removidos todos los funcionarios que unen en la línea jerárquica a Asís con el ministro: el director de Hospitales Capital (e interventor hasta hoy del Neonatal, donde será reemplazado), Esteban Ruffin; la directora de Maternidad e Infancia (y subinterventora del Neonatal), Marcela Yánover; el director General de Atención Hospitalaria, Carlos Cánovas; y el secretario de Salud, Pablo Carvajal.
Así como la detención tuvo una crónica anunciada, la renuncia de Cardozo y las posibles ampliaciones de imputaciones a la cadena jerárquica del Ministerio están “más cantadas que Despacito”, según admitió una fuente judicial.
El nombramiento de Gabriela Barbás puede parecer más continuidad de lo que en verdad es. Barbás llega con la misión de restaurar confianza y quitar el manto de sospecha que deja en la sociedad el manejo opaco de la información en el caso de la muerte de bebés. Por mejores cualidades comunicacionales que Cardozo, Barbás fue de hecho “la cara” de la gestión de la Salud en pandemia. Tendrá que mostrar ahora, en palabras y hechos, que en verdad no hay más nada bajo la alfombra.
