En su momento, la fiscalía imputó al acusado por homicidio calificado por alevosía y homicidio calificado mediando violencia de género en concurso ideal.
En la Cámara Blas, en Tribunales II, se llevó a cabo la primera audiencia. Minutos previos al inicio del proceso, el abogado de la familia Carlos Hairabedián y el fiscal de la causa, Marcelo Sicardi, dieron sus impresiones a La Voz respecto del inicio del juicio.
En tanto, Ángela Burgos Niño, la abogada del acusado, decidió no llevar adelante declaraciones a la prensa.

“La cruel traición de un amigo cercano”
El reconocido penalista Carlos Hairabedián representa a la familia de Catalina, en lo que él mismo llamó un caso de “brutalidad y traición”. Para el letrado, la acusación contra el imputado revela una “personalidad perversa, cruel y manipuladora”, que intentó por todos los medios evadir a la Justicia pero que ahora enfrenta las consecuencias de sus actos.
Según indicó el abogado, el caso está marcado por “la concurrencia de varias agravantes que, sin lugar a dudas, llevarán al acusado a enfrentar una condena que, desde ya, se anticipa como una sentencia de prisión perpetua”.
“El juicio se centrará en una serie de testimonios claves, que proporcionarán pruebas contundentes de la magnitud de la tragedia”, remarcó.
Hairabedián agregó que habrá varios testigos de diversos ámbitos de la vida de la víctima que ofrecerán una visión clara de lo que significa “la brutalidad de un crimen de esta naturaleza”.

“Fue una persona que siempre estuvo allí para apoyarlo, brindándole su ayuda y amistad”, expresó. “Sin embargo, esta lealtad fue destruida de la forma más despiadada, cuando el acusado, aprovechando el momento adecuado, le quitó la vida”, dijo.
Aunque el término “preparado” no se utilizará en el sentido jurídico, el abogado hace hincapié en la naturaleza planificada del crimen, similar a una emboscada.
Según sus propias palabras, el imputado (que debía ser alguien de confianza para la víctima) aprovechó su cercanía para saldar cuentas personales y vengarse de quien le brindaba su afecto y apoyo.
Lo más inquietante, según Hairabedián, fue la actitud del acusado después de cometer el crimen. “No solo mintió y trató de encubrir el hecho, sino que participó activamente en la búsqueda del cadáver de la víctima, sabiendo exactamente dónde se encontraba”, aseguró.
El abogado señaló que la defensa del acusado “se desmorona”, tras considerar los detalles más reveladores del caso, como la reacción del imputado al momento de confesar.
“En lugar de mostrar remordimiento por arrebatarle la vida a una persona y destrozar a una familia, el acusado se centró únicamente en su propia situación. ‘Arruiné mi vida’, fueron las palabras que pronunció, poniendo de manifiesto un profundo narcisismo y una total falta de empatía por el sufrimiento que causó”, finalizó.
Las palabras de la fiscalía: las claves y el rol de los jurados
En el marco de un juicio, el fiscal Marcelo Sicardi, encargado de la acusación se mostró “optimista” respecto del trabajo realizado, destacando la calidad de la investigación y la importancia de las pruebas que se presentarán. “La prueba es importante, es indicativa”, sostuvo. Destacó que la dirección que tome la defensa en el desarrollo del juicio será clave para determinar el devenir de la causa.
En cuanto a la determinación del femicidio, indicó que, según la instrucción del caso, y lo señalado por la fiscalía, la muerte de la víctima fue producto de violencia de género, un factor clave en la calificación del hecho.
Además, se mencionó otro elemento que refuerza la gravedad del crimen: la calificación de la “legítima”, que podría ser otro factor determinante en el dictamen de la pena. “Cualquiera de esas dos calificantes, la pena es la que está peor”, expresó el funcionario, refiriéndose a la contundencia de las pruebas que apuntan en esta dirección.

Se prevé que las discusiones en el juicio se centren precisamente en esas dos calificaciones, un aspecto fundamental que podría determinar la severidad de la condena.
En cuanto al papel de los jurados, se espera que se expidan sobre dos puntos cruciales: la existencia del hecho y la participación del imputado. No obstante, como señaló, el rol de los jurados no es decidir sobre la calificación legal del hecho, un aspecto que será definido por los jueces técnicos, sino más bien sobre la existencia de un contexto específico que podría desembocar en la calificación de femicidio o violencia de género.
Según el funcionario no necesariamente tenía que existir una relación de pareja para que se considere la violencia de género o el femicidio. Indicó que pueden existir distintos tipos de relaciones interpersonales entre las partes, como noviazgos, parejas, ex parejas, o incluso, casos en los que no haya relación previa.
Lo fundamental es que el agresor se ubique en una posición de superioridad respecto de la mujer, generando una situación de violencia que derive en el crimen.
Según la prensa de Tribunales II, la fiscalía sostiene que Aguilar Soto ejerció violencia psicológica y simbólica contra Catalina, menospreciándola y controlándola.
También se destaca un incidente de violencia física, donde Aguilar Soto propinó al menos cuatro golpes en el rostro y cabeza de Catalina, lo que finalmente causó su muerte por asfixia mecánica por estrangulamiento.

Según la acusación, existió una relación asimétrica de poder entre Aguilar Soto y Catalina, marcada por celos, desconfianza, manipulación y violencia, donde Aguilar Soto se posicionaba como el dominante.
La noche del 17 de julio de 2024
El 17 de julio de 2024, Catalina y Néstor habían acordado reunirse en el Patio Olmos, en la ciudad de Córdoba. Debido a un retraso de Catalina, Aguilar Soto se enojó y regresó a su domicilio. Desde allí, manipuló a su compañera de facultad para que fuera a su departamento.
Catalina llegó al domicilio de Aguilar Soto a las 21:35. Una vez dentro, Aguilar Soto continuó con sus reclamos celotípicos, reprochándole a Catalina su falta de atención. En un lapso de tiempo de aproximadamente 10 minutos, Aguilar Soto, en represalia y por despecho, golpeó a Catalina en la cabeza y en la cara, dejándola inconsciente.

Aprovechando la indefensión de Catalina, Aguilar Soto la ató fuertemente de manos con cinta adhesiva. Luego, la estranguló con un lazo, causándole la muerte por asfixia mecánica.
Catalina y Néstor: la historia de una “amistad”
Catalina Gutiérrez y Néstor Aguilar Soto se conocieron en 2022 mientras cursaban la carrera de Arquitectura. Su amistad se intensificó, pero la relación tomó un giro oscuro cuando Catalina comenzó una relación formal con Ezequiel García, a mediados de 2023. Este nuevo noviazgo llevó a que Catalina dedicara menos tiempo a su amistad con Aguilar Soto, lo que desencadenó una serie de conductas celotípicas y controladoras por parte de Aguilar Soto.

Aguilar Soto recriminaba constantemente a Catalina por no brindarle la misma atención, realizándole desplantes en público y a través de mensajes. Además, controlaba sus movimientos mediante la geolocalización de su celular. Estas acciones generaron angustia y sentimientos de culpa en Catalina, quien manifestaba sentirse afectada por el trato de su amigo.
