Centros de Jubilados de distintos barrios de la ciudad de Córdoba denunciaron que el Pami lleva demorado los pagos correspondientes a los talleres sociopreventivos, una situación que, según los referentes del sector, se vuelve “insostenible” para mantener esa prestación.
Las actividades, orientadas a la prevención y al bienestar de los adultos mayores, continúan funcionando por decisión de las propias comisiones directivas, que recurren a fondos propios para sostener los diferentes talleres.
Eugenio Semino, defensor de la Tercera Edad, confirmó en dialogo con La Voz que las demoras en los pagos no contituyen una novedad. “No les están pagando, y esto no es nuevo. Ya hice pilas de denuncias. Siempre se atrasan, con todas las gestiones se atrasan meses, pero ahora prácticamente no pagaron. Desde mediados del año pasado tengo denuncias de que no reciben los pagos”, aseguró.
Semino explicó que el problema responde a una falta de política sostenida en torno a la prevención. “En Argentina no existe la concepción de la prevención, y eso se nota. Los centros de jubilados siempre fueron un sector muy maltratado. Tenían cierto recupero cuando había campañas políticas, pero ahora ni eso”, agregó.
Talleres sin pago y con recursos propios
Según confirmaron distintos centros de jubilados de la ciudad de Córdoba, la falta de pago por los talleres es generalizada. “No se le ha pagado a ningún centro de jubilados en lo que va del año”, afirmó a La Voz una referente que mantiene contacto con la mayoría de ellos.
En el Centro de Jubilados de barrio Juniors, la situación fue similar a la de muchos otros. Alicia, una de sus representantes, relató que no recibieron ningún pago por parte de Pami desde que comenzaron las actividades.
“Nosotros venimos trabajando desde marzo con los talleres sociopreventivos, pero no hemos cobrado un peso, ni una moneda. Seguimos haciendo los talleres porque los jubilados lo necesitan, pero no sabemos cuándo nos van a pagar”, contó.
El centro funciona de manera independiente, sin depender económicamente de la obra social. “Gracias a Dios no dependemos de Pami, porque si fuera así no podríamos sostener nada. Lo financiamos con una cuota de 1.500 pesos que aportan los afiliados. No todos pueden pagar, y el que no puede, igual participa. No somos un ente de recaudación”, explicó.
Los talleres —de gimnasia, tejido, yoga, tecnología, folclore y ritmos— se mantienen activos durante todo el año, con participación constante. “En gimnasia tenemos alrededor de 45 personas los lunes y miércoles, al aire libre. También tenemos yoga en tres turnos, tejido, folclore y tecnología. Todo eso lo pagamos con plata genuina del centro, sin recibir un peso de Pami”, señaló Alicia.
“Nos movemos como podemos, pero los profesores siguen sin cobrar lo que corresponde”, lamentó.
Condiciones precarias para los docentes
La falta de pago afecta directamente a los profesores que dictan las clases durante todo el año. Según los testimonios, Pami informó que este año se abonaría $ 60.000 mensuales por docente entre agosto y diciembre, pero los centros afirmaron que no se acreditó ninguna suma.
“Este año nos dijeron que iban a pagar 60.000 pesos por profesor por cada mes, desde agosto hasta diciembre. Pero ya estamos en octubre y no hemos cobrado un solo peso. Los profesores siguen trabajando porque tienen compromiso con los jubilados, pero no pueden sostenerse mucho tiempo más así”, explicó Alicia.
Los centros debieron asumir los pagos de manera informal. “El centro contrata a los profesores, la mayoría son jóvenes. Les pagamos con lo que podemos, un poco más de lo que prometió Pami, según las horas que trabajan”, detalló.
Centros que redujeron o suspendieron talleres
En otro centro de jubilados que prefieren mantener en el anonimato, la situación fue todavía más crítica. La referente de este centro local, aseguró que este año Pami no envió fondos y que incluso redujo la cantidad de talleres.
“Pami no da nada, lo que puede quitar lo quita. Los jubilados son descartables. Teníamos cuatro talleres: memoria cognitiva, gimnasia y dos de folclore. Nos dejaron solo dos, y los profesores trabajan por una dádiva mínima”, dijo a La Voz.
La mujer recordó que el año pasado se pagaban $ 30.000 por mes por dos horas semanales, pero que este año ni siquiera recibieron esa suma. “Es una vergüenza. Dicen que no van a pagarles. Los profesores vienen igual, pero lo hacen por compromiso con los jubilados”, agregó.
Desde otro centro de jubilados, explicaron que en su caso los talleres comenzaron recién en septiembre. “Tenemos tres talleres sociopreventivos. Pami nos envía el dinero a nosotros para pagar a los profesores, pero el monto es miserable: $ 60.000 al mes. Cada tres meses envían el dinero, y cuando llega, el banco nos descuenta una parte. El centro tiene que cubrir esa diferencia”, contó.
Desde el mismo centro también reclamaron que Pami debería pagarles directamente a los docentes. “Siempre digo que lo lógico sería que se les pague a los profesores, no a los centros. Pero no lo hacen. Los jubilados no pagan los talleres porque supuestamente son gratuitos, aunque en realidad no lo son, porque les descuentan todos los meses la obra social. Nos pide que cubramos nosotros los pagos o que los profesores trabajen gratis”, sostuvo.
Según su testimonio, muchos centros de jubilados ni siquiera lograron iniciar los talleres por falta de recursos o de profesores dispuestos a aceptar esas condiciones. “Es muy difícil encontrar docentes que quieran trabajar así. Algunos se negaron directamente. Otros aceptaron, pero con mucha incertidumbre”, señaló.
Una respuesta que no conforma
Ante las quejas, fuentes oficiales de Pami respondieron que el programa continua en funcionamiento y que los pagos se encontraban dentro del presupuesto anual.
En Córdoba, informaron que entre junio y diciembre se realizarían más de 700 actividades grupales en más de 200 centros, además de 350 actividades individuales dentro del plan Buen Vivir.
Una fuente oficial de la institución afirmó a La Voz que los fondos “ya estaban destinados y se iban a ejecutar” y que los talleres sociopreventivos “comienzan en junio y se extienden hasta diciembre”. También remarcaron que los pagos se concretarían en los próximos meses y pidieron “tranquilidad” a los centros de jubilados.
Sin embargo, los referentes locales no compartieron ese optimismo. “Nosotros tenemos todos los papeles al día, mandamos los proyectos, los títulos y las planillas, pero no recibimos nada. Si los pagos estuvieran listos, ya tendríamos el dinero en la cuenta. No hay una fecha concreta”, afirmó Alicia.
Entre la autogestión y la falta de políticas sostenidas
A pesar de la incertidumbre, los centros de jubilados continuan sosteniendo las actividades. “No dejamos que ningún jubilado deje de ir. El que no puede pagar, no paga. Esto es una necesidad para todos”, subrayó Alicia.
En ese sentido, muchos dirigentes coincidieron en que los talleres cumplen un rol clave en la salud emocional y física de los adultos mayores, pero que la falta de apoyo económico los coloca en una situación de vulnerabilidad.
Semino, desde su rol de defensor, destacó que el problema es estructural. “Los centros de jubilados son un sector maltratado. Durante las campañas políticas se los utiliza, pero después se los abandona. Este tipo de programas deberían tener continuidad y cumplimiento, porque son la base de la prevención”, apuntó.