La superficie solar experimentó grandes erupciones solares en las últimas semanas, las cuales suelen tener graves consecuencias en el funcionamiento de satélites y aparatos electrónicos.
Según explicó la NASA, estas explosiones son como un estallido de luz que llega a la Tierra en cuestión de minutos y también transporta partículas de alta energía que interactúan con nuestra atmósfera.
Por otra parte, las eyecciones de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés) son una inmensa nube de plasma y campo magnético y por lo tanto, son mucho más poderosas que una llamarada solar.
Las CME en pueden interactuar con el propio campo magnético de la Tierra y causar una tormenta geomagnética, en la que los sistemas de control de voltaje y las redes de navegación pueden verse afectados.
Aunque las CME pueden tardar varios días en viajar desde el sol hasta nuestro planeta, los expertos no están muy seguros de lo que sucede con la CME registrada el último domingo porque, aunque los instrumentos especializados la detectaron, no hay suficientes datos para saber en qué dirección irá.
EL MISTERIO DE LA CME DETECTADA EL PASADO DOMINGO
En primer lugar, los astrónomos divisaron una gran mancha solar que mira a la Tierra la cual se esperaba que muriera en pocos días. Sin embargo, la llamada Sunspot AR3038 creció y ahora es tres veces más grande que la Tierra.
Los astrónomos esperaban que surgieran erupciones solares de esta mancha solar, en cambio, se produjo una eyección de masa coronal o CME que no proviene de la Sunspot AR3038. Los científicos realmente no saben de dónde provino.
La detección del CME la realizó un software de la Agencia Espacial Europea (ESA) llamado Computer Aided CME Tracking (CACTus) que funciona con un algoritmo autónomo que genera una lista de CME.
Los astrónomos usan además otros instrumentos que miran al Sol para confirmar los eventos. Uno ellos es el Observatorio de Dinámica Solar (SDO) de la NASA.
Desafortunadamente, un corte de energía generalizado en la Universidad de Stanford, donde los instrumentos de SDO almacenan datos, no han estado disponible y esto complicó ubicar la erupción y determinar si se dirige o no hacia la Tierra.
Con el SDO fuera de línea, los astrónomos ahora necesitan mirar otros instrumentos con capacidad de coronógrafo para determinar si la erupción se dirige hacia la Tierra o no. Factores como el posicionamiento de estos instrumentos podrían afectar significativamente los cálculos realizados con estos instrumentos.
Por ahora, el consuelo es que la CME no es lo suficientemente poderosa como para generar grandes perjuicios aunque se dirigiera directo a la Tierra.
