Un descubrimiento de trascendencia mundial en Jesús María reveló un linaje genético de 8.500 años que está reescribiendo la historia del poblamiento argentino.
El hallazgo, resultado de una investigación bioantropológica internacional entre científicos argentinos y estadounidenses, demuestra que los antiguos habitantes del centro del país evolucionaron localmente a lo largo de milenios, sin ser completamente reemplazados.
La investigación, integrada por el científico Rodrigo Nores del Conicet (Idacor) en colaboración con la Universidad de Harvard, identificó este linaje desconocido y propio del centro de Argentina a partir de restos hallados en un sitio arqueológico cercano a Jesús María.
La muestra clave corresponde a un individuo de 8.500 años de antigüedad, excavado originalmente en 1951.
La datación moderna mediante carbono 14 confirmó recientemente la precisión de esta antigüedad.
Por qué es un hallazgo relevante
Este hallazgo es crucial porque permitió identificar un componente genético único en el centro argentino que no desapareció con el tiempo.
Nores explicó que, a diferencia de lo que ocurrió en regiones como Europa, donde se observan reemplazos poblacionales sucesivos, en el centro de Argentina existe una continuidad de 8.500 años.
El linaje evolucionó localmente y se mezcló con otros grupos, pero “la gente siempre fue la misma”, destacó el investigador, aun con los cambios en la cultura, tecnología y la llegada de la agricultura.
La publicación de estos resultados en la prestigiosa revista Nature fue un gran hito para la ciencia argentina, que Nores comparó con obtener un “campeonato del mundo”.
Además de su persistencia local, este componente genético central, originado en Córdoba, participó en tres migraciones interregionales que marcaron la historia sudamericana.
Se expandió hacia el Noroeste Argentino, mezclándose con el componente andino; se fusionó con el componente amazónico en el Gran Chaco; y se convirtió en la ascendencia principal de la Región Pampeana hace aproximadamente 800 años.
Este estudio refuerza la existencia de una raíz genética fuerte y expansiva, gestada durante milenios en el corazón del país, antes de la conquista hispana.
El hallazgo subraya que nuestra comprensión del poblamiento de América sigue siendo limitada.

























