Se cumplen 10 años de la instalación del primer Radar Meteorológico Argentino (RMA-1) en Córdoba. Se trata de un artefacto diseñado y fabricado por la empresa estatal Invap (Investigación Aplicada) y que forma parte del Sistema Nacional de Radares Meteorológicos (Sinarame) para la emisión de alertas hidrológicas y meteorológicas.
Está instalado desde fines de 2014 en el predio de la Ciudad Universitaria, jurisdicción de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), en una torre de 33 metros de altura y comenzó a operar desde enero de 2015. Además de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNC, también intervienen las facultades de Matemática, Astronomía y Física (Famaf), y de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FcefyN).
Es utilizado por el ámbito científico, pero también por organismos públicos y privados, por estar incorporado al sistema de alerta provincial y nacional, para prevenir tormentas, crecidas de ríos, entre otros fenómenos, y para las actividades de aeronavegación.
Para celebrar este hecho histórico, este viernes se realiza un acto con la participación de autoridades provinciales, universitarias y nacionales, entre otras.
Además, se instala un segundo radar, el RMA-18, con esta misma tecnología en la localidad de Alejandro Roca, en el departamento Juárez Celman, en la zona centro-sur de la provincia de Córdoba. Con este nuevo observador de fenómenos meteorológicos, que comenzará a funcionar en 2025, se completa una cantidad de 21 radares dentro del proyecto nacional.
Andrés Rodríguez, coordinador del Observatorio Hidrometeorológico de Córdoba y director del Sistema Nacional de Radares, dijo a La Voz que a lo largo de estos años el funcionamiento del RMA-1 fue ininterrumpido y exitoso.
Por su moderna tecnología tiene aplicaciones importantes en las áreas de defensa, ambiental, energético, de protección civil y de gestión de emergencias, y prevé fenómenos meteorológicos severos (vientos con ráfagas, temporales, tormentas de polvo en la red vial, ráfagas de viento en líneas de media tensión en zonas rurales, entre otros).
“El radar tiene múltiples aplicaciones y usos, y Córdoba es pionera con esta tecnología. No sólo en la instalación, operación y calibración de este tipo de radares, sino en su uso a través del Observatorio Hidrometeorológico Córdoba, el primer observatorio de su tipo en la Argentina, lo que demuestra la federalización del servicio hidrometeorológico a distintos usuarios”, indicó Rodríguez.
Y sumó que la ubicación del RMA-18 es una zona óptima para la cobertura del servicio que brindará porque se superpone al de la ciudad de Córdoba, lo cual permite el uso óptimo de las capacidades doppler, es decir de doble polarización, características que también tiene el RMA-1.
Lo que implica que los radares no solo observen o anticipen la tormenta u otros fenómenos, sino que pueden medir las velocidades de las partículas del viento o de las precipitaciones, por ejemplo. Estas capacidades tecnológicas permiten brindar un mejor servicio a la comunidad.
Destacada intervención
El RMA-1 tuvo muchísimos usos, desde la prevención de corrientes de densidad y tormentas de polvo, principalmente en la autopista de Córdoba, para que la Policía Caminera pudiera interrumpir el tránsito antes de la llegada de tormentas de polvo y así evitar siniestros mortales.
Rodríguez recordó la tormenta severa que afectó a Villa Parque Santa Ana, Alta Gracia y otras localidades del valle de Paravachasca en 2017, con una lluvia caída de 140 milímetros, en pocas horas, que dejó evacuados, y ráfagas de viento que tiraron árboles y tendido eléctrico.
“El temporal inundó la planta de tratamiento de residuos peligrosos, Taym, y el radar permitió determinar la magnitud de la tormenta y precipitación, lo que a la vez permitió deslindar responsabilidades a la empresa para tener la cobertura de seguros por ser un evento extremo. Son muchas las aplicaciones técnicas de primer nivel en las cuales Argentina está avanzando, liderado por el radar de Córdoba”, manifestó el director del Sistema Nacional de Radares.
Con tecnología doppler
El RMA-1 es el primer radar meteorológico que utiliza tecnología doppler, de doble polarización, fabricado en el país. Esta característica permite que el radar no sólo vea o anticipe un fenómeno sino que también puede medir la velocidad de las partículas de precipitación que trae, y la forma o geometría del fenómeno detectado, para diferenciar si se trata de una gota de agua, de un cristal, de mariposas, langostas o simplemente de polvo.
Con esta precisión tiene un radio de alcance o cobertura de 240 kilómetros, que se extiende a 480 kilómetros en modo “vigilancia”. También puede detectar migraciones de aves o insectos, como mangas de langostas; predecir las precipitaciones que caerán en un lugar determinado y así favorecer a la agricultura; advertir cortantes de viento en los aeropuertos, para prevenir que afecte el despegue y aterrizaje de aviones.
También facilita el desarrollo de actividades de investigación científica y de formación de recursos humanos calificados con la Especialización en Sistemas de Radares e Instrumentación.