Este sábado, Córdoba se pintará de colores en una nueva edición de la Marcha del Orgullo LGBTIQ+, un evento que no sólo celebra la diversidad, sino que también se alza como un acto de lucha y resistencia por los derechos de la comunidad. En medio de la alegría y la visibilidad, la movilización adquiere un carácter urgente, al poner de manifiesto las alarmantes cifras de ideación suicida y problemas de salud mental dentro del colectivo LGBTIQ+ en Argentina.
Un reciente relevamiento del Conicet reveló la magnitud de una crisis silenciosa que afecta a la comunidad, con un 60% de los integrantes del colectivo que intentó quitarse la vida y un 30% que no fueron aceptados por sus familiares e inducidos a terapias de reconversión con consecuencias traumáticas. En Córdoba, la situación es parecida a la del nivel nacional, con el factor de riesgo de la ansiedad con un 88,5% y el estrés en un 92,8%.
Esta realidad, que se refleja tanto en la Capital cordobesa como en el resto del país, invita a reflexionar sobre las condiciones de vida de este colectivo y las brechas que aún existen en el acceso a la salud mental. Mientras esta sábado, la Marcha del Orgullo recorre las calles, la pregunta se hace más pertinente: ¿Qué se está haciendo para garantizar que todas las personas puedan vivir con orgullo, plenitud y sin discriminación?
En una entrevista con La Voz Hugo Rabbia, doctor en estudios sociales e integrante del equipo que realizó el relevamiento de diversidad para el Conicet, y el Doctor en psicología cordobés, Ignacio Acuña, hicieron un análisis de los resultados y los factores de riesgo sociales.
Censo de Diversidad: cómo se llevó a cabo
El Censo de Diversidad es una investigación que busca entender las condiciones de vida de las personas LGBTIQ+ en Argentina. Este trabajo se llevó a cabo en el tercer trimestre del 2023 a través de una encuesta en línea y entrevistas cualitativa.
El primer Primer Relevamiento Nacional de la Diversidad Sexual en la Argentina recolectó datos de más de 15,211 personas mayores de 16 años en todo el país, arrojando cifras contundentes.
Hugo Rabbia dio a conocer los resultados de esta encuesta que ponen en evidencia la necesidad de la salud mental. En diálogo, el profesional señaló que las cifras que arrojó el estudio no son inherentes a las identidades de género u orientaciones sexuales, sino que surgen como consecuencia de la discriminación, exclusión y violencia sistemática que enfrentan estas personas. Factores como el rechazo familiar, la dificultad para acceder a empleos formales y la discriminación laboral y educativa agravan la problemática.
Además de hacerle una encuesta en relación a su estado laboral y económico, los participantes tuvieron que responder si vivieron o tuvieron situaciones a lo largo del último año de depresión, ansiedad, o estrés. Después, también se les consultó si tuvieron ideaciones suicidas por motivos relacionados con con su identidad de género u orientación sexual y si lo habían intentado hacer.
Ignacio Acuña definió a qué se hace referencia cuando se habla de ideación suicida. “Es esto que puede pasar en el sentido de decir: creo que mis problemas se podrían resolver o podría escapar de mis problemas o podría ser la salida a esto, quitándome la vida o haciendo una acción que sea autolesiva. Eso es, simplemente tener una idea”.
Por otro lado, el intento de suicidio implica haber tenido ideación en algún momento, pero además haber roto o haber traspasado “otros diques de contención a nivel mental”. Es decir, que es el acto de tratar de quitarse la vida de manera deliberada, pero sin llegar a morir.
Resultados del relevamiento en relación a la salud mental
“El suicidio nos parecía que podía ser una problemática emergente que tenía que ser estudiado en esta comunidad”, agregó el investigador.
La cifra más alarmante que arrojó el estudio fue que el 60% de los encuestados confesó haber pensado en quitarse la vida en algún momento. Este porcentaje aumenta en personas trans y no binarias, alcanzando hasta un 85%. Además, el 90% reportó haber sufrido estrés o ansiedad, mientras que cerca de la mitad enfrentó cuadros de depresión.
Es decir, 6 de cada 10 pensaron en quitarse la vida. “Son porcentajes preocupantes que nos hablan de una situación que realmente creemos que se tiene que atender”, agregó.
Según los resultados, la mitad de los encuestados señalaron haber vivido situaciones de depresión o haber sufrido de depresión a lo largo del último año. “Prácticamente el 90% del colectivo, y en las entidades trans llega al 95%, sufrieron estrés y ansiedad”, copiló Rabbia.
En Córdoba, los números son muy parecidos a los nacionales. Los porcentajes de depresión son de un 36% por debajo de la ansiedad con un 88,5% y el estrés con un 92,8%. “Sin importar que la depresión es la cifra más baja, en cuanto a porcentajes es un número alto de personas que pasaron por este cuadro clínico”, explicó Rabbia.
Las consecuencias de las “terapias de conversión”
Los niveles de aceptación dentro de las familias, según el análisis, tendieron a ser más altos de lo que se imaginó el equipo de investigación. “El 70% fueron aceptados por sus familiares y comprendidos por las decisiones en torno de la identidad de género o la orientación sexual de sus hijes*(sic)”, explicó el integrante del Conicet.
Pero, la otra cara de la moneda muestra una realidad completamente diferente. Rabbia afirmó que “se aplican estas mal llamadas terapias de conversión”. “De hecho, cerca del 30% de las participantes nos dijeron que en su contexto familiar les habían obligado a consultar a un psicólogo psiquiatra o médico con el fin de ‘corregirle’”, agregó. Según el licenciado, esas terapias son traumáticas y dejan muy expuestas a la salud mental de las personas. “Quienes pasaron por esas situaciones tienden a tener consecuencias graves de salud mental”, condenó.
“Nadie tiene que aclarar las cosas, sólo el colectivo”
Ignacio Acuña enfatizó que la ideación suicida y los intentos de suicidio tienen múltiples causas. Pero, en el caso de las personas LGBTIQ+, la sociedad juega un rol crucial. Desde temprana edad, según explica, muchas personas enfrentan un entorno que les enseña que su identidad esta “mal”, lo que genera conflictos internos profundos. “La lucha por la autoafirmación y la aceptación social es constante, y es un desgasto emocional”, apuntó Acuña.
“El proceso de salir del closet no es algo que nadie elige, es una necesidad constante de reafirmar quién sos, a pesar de que el entorno no lo acepte”, señaló Acuña. En este sentido, explicó, para el colectivo la identidad es parte de lo que son y no una elección. “Lo que sí es una elección, es aceptarlo”, agregó. Ese proceso lleva a que cada integrante del colectivo tenga que estar constantemente diciendo quién es.
El psicólogo también destacó que las barreras para acceder a servicios de salud mental, como la estigmatización en instituciones médicas o la falta de recursos económicos, perpetúan esta vulnerabilidad.
Un llamado a la acción: cambios estructurales y sociales
Ambos especialistas coinciden en que los problemas de salud mental no se resolverán sin un cambio estructural que combata las raíces de la exclusión y discriminación. Rabbia resalta la necesidad de políticas públicas que promuevan la aceptación y la inclusión, desde la familia hasta los espacios laborales y educativos.
Por su parte, Acuña propone desdramatizar las identidades y relaciones dentro del colectivo LGBTIQ+ para construir una sociedad que no sólo acepte, sino que celebre la diversidad. “La salud mental no es una prioridad en la agenda pública, pero debe serlo. Es urgente derribar los prejuicios y garantizar espacios seguros y accesibles para toda la población”, concluyó.
“La comunidad LGBTIQ+ no es intrínsecamente vulnerable; es la sociedad la que la vulnerabiliza”, concluyó Acuña. Frente a cifras tan alarmantes, la pregunta ya no es sólo por qué tantas personas piensan en quitarse la vida, sino qué hacemos para que no lo hagan. No sólo pasa por el ámbito individual, sino por construir una sociedad que permita a cada persona vivir con orgullo y plenitud.