Una figura emblemática de la educación cordobesa, conocida cariñosamente como “Coca”, celebró hace recientemente su centésimo cumpleaños, marcando una vida plena dedicada a la enseñanza y al aprendizaje continuo.
La maestra irradia alegría, ganas de vivir y un espíritu inspirador. Si bien su natalicio fue en noviembre de 2024, el conductor Aldo “Lagarto” Guizzardi la visitó este viernes en su casa con un móvil de su programa, en el marco de los 20 años de su show televisivo que se emite en El Doce.
Durante la nota, “Coca” compartió detalles de su extensa trayectoria como docente, que comenzó en 1946 . Inicialmente, con un sueldo de $ 240, tuvo que trasladarse a la localidad de Lozada (departamento Santa María), donde junto a otras maestras compartía una vivienda humilde pero llena de felicidad por la oportunidad de enseñar.
En Lozada, incluso, llegó a inaugurar el quinto grado, ya que en aquella época la escolaridad primaria llegaba hasta cuarto.
La mujer recordó las dificultades de la época, como la falta de asistencia de los alumnos durante la cosecha de maní y los largos viajes en tren y colectivo para llegar a Córdoba, con los gastos corriendo por cuenta de las maestras. A pesar de las precarias condiciones económicas, Coca destacó la vocación y la pasión por la enseñanza que siempre la impulsaron.
A lo largo de su carrera, también trabajó en Estación General Paz durante 10 años y luego en la escuela Blas Parera. Vivió momentos históricos como la inauguración de una escuela primaria con el nombre de Presidente Kennedy tras su fallecimiento.
En su trayectoria, luchó por el reconocimiento que sentía merecer, aunque nunca ambicionó cargos directivos, prefiriendo el contacto directo con los niños. Hasta el día de hoy, sus antiguos alumnos la recuerdan con cariño y la llaman “Señorita Coca”.
Llegar a los 100 años con una mentalidad más joven
A pesar del paso del tiempo y los numerosos cambios tecnológicos y sociales, “Coca” se mantuvo actualizada y activa.
Utiliza WhatsApp y Facebook y disfruta de programas de televisión. Atribuye su vitalidad a su forma de ser y a su constante búsqueda de aprendizaje.
La mujer contó que siempre fue una niña inquieta y con vocación de maestra, reuniendo a los niños del barrio Alberdi, de la ciudad de Córdoba, para enseñarles lo que aprendía en la escuela.
A lo largo de su vida, se preocupó por su bienestar físico y mental, realizando actividades como crucigramas, natación, aeromodelismo y teatro, e incluso asistiendo a clases en la facultad para ejercitar la memoria.
Madre de dos hijos profesionales, Rosalía (bioquímica y farmacéutica) y Mauricio (ingeniero), la mujer se siente orgullosa de sus logros y de haberlos impulsado en su educación.
Con vitalidad y humor, a sus 100 años, sigue disfrutando de sus plantas y de la compañía de sus seres queridos.