“En cuanto a la vinculación entre los distintos casos (13 en total), podemos manifestar que al haber descompensaciones súbitas (a pocas horas del nacimiento) en recién nacidos sanos sin una explicación o causa médica que las pudiera justificar; al haber cuadros clínicos similares durante las descompensaciones; sumado a la falta de antecedentes personales patológicos relevantes de las madres (que pudieran justificar las descompensaciones); a que la mayoría de los embarazos fueron controlados; a que se hallaron (en algunos casos) lesiones punzantes en regiones corporales no habituales en la atención médica neonatológica; y a que se hallaron valores de potasio o insulina anormales y para los cuales no se encontró una causa endógena; por todo lo anteriormente expuesto inferimos que es posible una vinculación entre los casos en cuestión”.
Con estas palabras, los expertos que firmaron la pericia médica, química y toxicológica oficial sobre los 13 casos con muertes o descompensaciones súbitas de bebés en el hospital Materno Neonatal, indicaron que había una serie y que la explicación más probable era la intencionalidad criminal.
Si lo que les ocurrió a los 13 bebés, los que murieron y los que no, fueron ataques homicidas o se pueden explicar por otras causas médicas será el eje de las próximas audiencias en el juicio por el Neonatal, que desde este lunes pasará de la palabra de las madres a la de los científicos.
En principio está previsto que el plenario de los peritos se desarrolle hasta el miércoles. Si se logra concluir en tres jornadas, el jueves será el turno de la citación a la instrumentista quirúrgica y delegada del SEP Viviana Martínez, la principal fuente de información de la anestesióloga Virginia Zamora, a su vez pareja de José Luperi, el ingeniero que hizo la primera denuncia completa de lo que ocurría en el hospital, el 4 de julio.
Todos los peritos juntos
En una réplica de un “ateneo médico”, pasarán al frente en la sala de audiencias donde se desarrolla el juicio los peritos que firmaron el informe oficial y los que fueron designados por las partes que controlaron esa prueba: las defensas de la enfermera Brenda Agüero; de la exdirectora, Liliana Asís; y la de la exjefa de Neonatología, Marta Gómez Flores.
La pericia oficial “multi e interdisciplinaria” fue suscripta por los peritos cordobeses Mario Quinteros, Iván Yuszczyk, María Florencia Grantom, Macarena Galfione, Alicia Muscarello, Ramiro Ortiz Morán y Romina Rufino. Como peritos externos participaron el cardiólogo pediátrico de Fundación Favaloro, Julio Trentadue; el profesor del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de La Plata, Luis Alberto Ferrari; y el director de la carrera de Médico Neonatólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y a cargo del área de Pediatría y Neonatología en los Sanatorios de la Trinidad de Palermo y Ramos Mejía, Néstor Vaín.
En un tramo del informe, en el que se analizan los casos que inician la serie, de Uma Martínez y Francisco Cáceres, el 18 de marzo de 2022, atribuidos a colapsos súbitos e inesperados postnatales, los expertos hacen notar que “la ocurrencia de estos cuadros en una persona recién nacida sana dentro de las primeras dos horas de vida ha sido estimada entre 1,6 y 5 casos cada 100 mil nacidos vivos” en la literatura médica.
Por esto, remarcan que “la posibilidad estadística de que el colapso postnatal de causa natural en las primeras horas de vida ocurra en una institución con un promedio anual de nacimientos en la última década de 5.300 nacidos por año, es casi nula”.
En la misma línea, el informe toxicológico, firmado por Soler y Ferrari, dice que “los análisis de valores de laboratorio, arrojados en los recién nacidos, tanto en función de los tomados en tiempo real durante la vida de ellos, cuanto los de humor vítreo, líquido cefalorraquídeo y sangre en los fallecidos, muestran valores muy altos de potasio en los neonatos Melody Molina, Angeline Rojas y Pilar Martín, que podrían atribuirse, con gran verosimilitud, al ingreso externo de una fuente de potasio”.
“Los casos de Ludmila Torres y Junior Leiva muestran elevadísimos niveles de insulina, en línea con intoxicación grave mortal, por ingreso masivo externo, como los registrados en homicidios”, sumó el informe.
Por la parte de Agüero, ya anticiparon que plantearán disensos e hipótesis alternativas, para todos los casos bajo investigación, con la participación en la rueda de expertos del médico Mario Pacheco. La defensa de Agüero basará sus cuestionamientos en aparentes discordancias entre los informes de los peritos con lo que se consigna en las historias clínicas originales y atribuirá algunos casos a partos complicados por antecedentes de sífilis, HIV, dobles vueltas de cordón umbilical y desplazamientos placentarios y malformaciones cardíacas hereditarias.
Todos estos casos también son de baja incidencia poblacional. Aunque, nobleza obliga, el asesinato en serie de bebés es de todavía más baja recurrencia. De hecho, no tiene ningún precedente en Córdoba. La defensa de la enfermera Agüero planteará también objeciones al mismo estudio por la “imposibilidad de conocer el valor de potasio posmortem” y otras cuestiones de índole técnica.
Para Vanessa Cáceres, madre de un bebé fallecido en el hospital, es doloroso que se les atribuyan a las madres, después de haber pasado por meses de culpabilización, otra vez su responsabilidad. “Nos costó mucho tiempo de dolor esa sensación de culpa, que luego nos dicen que no tiene que ver con nosotras, sino con que hubo algo externo, intencional. Y ahora se vuelve con eso”, expresó la mamá.
El análisis, caso por caso
Francisco Calderón, hijo de Vanessa Cáceres (18 de marzo de 2022). La pericia multi e interdisciplinaria dice que presentó bradicardia a las dos horas de vida y murió 11 horas después de nacer. Tenía elevados niveles de potasio “que podrían deberse a una administración externa”, aunque aclaran que esto también puede ocurrir en casos de “acidosis severa”. Los peritos consignan “no podemos descartar la posibilidad de un colapso postnatal de causa natural”. En ese punto es en el que marcan la escasa incidencia de este tipo de incidentes. Para la defensa de Brenda Agüero en este caso la historia clínica indica como dudosa la presencia de malformaciones y no se explica por qué se aplica naloxona, un antagonista de opioides.
U.M., hija de Natalí Martínez (18 de marzo de 2022). Nace con Apgar 8-9 y a las dos horas presenta cianosis, bradicardia y apnea. Se recupera a las 48 horas y le dan el alta a los 5 días. Los peritos llaman la atención sobre la ocurrencia de otro colapso súbito e inesperado neonatal en el mismo día que el caso Francisco.
Benjamín Luna, hijo de Damaris Bustamante (23 de abril de 2022). La madre tiene ruptura de membranas con 48 horas. El niño nace “vigoroso” y a las dos horas presenta bradicardia y rechaza alimento. Muere por shock cardiogénico y no presenta lesiones visibles. Otro colapso, un evento poco frecuente, remarcan los peritos. Para la defensa de Agüero, el “envejecimiento placentario” pudo haber provocado un cuadro séptico.
F.A., hija de Justine Bustamante (24 de abril de 2022). La madre es HIV positiva, pero la historia clínica dice “carga viral indetectable”. Produce una apnea a las dos horas de vida y se la reanima. El laboratorio detecta altos niveles de potasio. “La única causa que podría ser compatible con el electrocardiograma, la clínica y la evolución que presentó la paciente es la hiperpotasemia, para lo que no encontramos una explicación endógena por lo que la administración exógena es la causa más probable”, consigna el informe conjunto de los peritos. “Descartada la hiperkalemia por AZT y otras medicaciones podemos presumir una chance de ingreso sistémico externo”, amplía el informe toxicológico.
C.L., hija de Tamara Hermosilla (24 de abril de 2022). La madre tiene un antecedente por arritmias a los 14 años. La beba nace con Apgar 7-9 y se descompensa a las 24 horas de vida. En este caso el informe pericial no es categórico y lo separa de la serie. “La forma de presentación de la descompensación clínica, el tiempo de presentación con 26 horas de vida, podrían explicar y conformar un proceso neonatal transitorio asociado a complicaciones de la atención médica involuntaria como la infección de tejidos blandos en región de inoculación de la vitamina K”, sugieren los peritos. Traducido: advierten que esta descompensación podría ser producto de un error médico en la aplicación del inyectable. Esta hipótesis es la que incluso pretende trasladar a otros casos la defensa de Agüero.
I.F.; hija de Gabriela González (26 de abril de 2022). Para los peritos es significativo que presenta dos lesiones: una en la cara posterior del muslo izquierdo y otra en el glúteo. “Son dos punciones que no tienen ninguna vinculación con procedimientos médicos y que es altamente probable que hayan sido la puerta de entrada de alguna sustancia que produzca la reacción inflamatoria”, dicen los expertos. Gabriela González es la mamá que declara haber presenciado cómo su beba llora de golpe en brazos de Brenda Agüero, reaccionando a lo que parecía ser un pinchazo.
G.H., hijo de Jazmín Barrionuevo (1 de mayo de 2022). También se destaca la presencia de dos lesiones de carácter punzante en el muslo derecho, cuando la vitamina K se había colocado en el izquierdo. “Las lesiones están vinculadas a ningún procedimiento médico realizado en el paciente”, dicen los peritos. Por este caso, desarmaron cunas buscando alacranes o insectos. Para la defensa de Agüero, la mera hipótesis de que podría haber alacranes desmiente la pulcritud de la que hablaron las autoridades del hospital y apuntalan la hipótesis alternativa de infecciones por contaminación ambiental o enfermedades intrahospitalarias.
J.L, hijo de Brenda Leiva (11 de mayo de 2022). A las 13 horas de vida presenta hipoglucemias que fueron tratadas con altos aportes de glucosa. Estuvo bajo controles semanales por casi ocho meses. “No hay ninguna explicación médica razonable fuera de la inoculación exógena de insulina que sea compatible con la evolución clínica y resultados de laboratorio”, escriben los peritos. El informe toxicológico refuerza al decir que el nivel de hiperinsulinemia “es contete a administración externa”.
Ibrahim Guardia, hijo de Julieta Guardia (23 de mayo de 2022). Colapsó a las ocho horas de vida y falleció. No hay constancias de análisis de laboratorio en la historia clínica ni autopsia. Es el caso sobre el que menos se sabe. “No es posible establecer una causa eficiente de muerte (escaso tiempo de vida y escasa información médica), ni qué fue lo que llevó a la descompensación. Lo llamativo es la presencia de una descompensación súbita en un bebé aparentemente sano y sin antecedentes patológicos maternos”, acuerdan los científicos.
Melody Molina, hija de Brisa Molina (6 de junio de 2022). Nace sana y a las 19 horas se descompensa con bradicardia. Muere a las 24 horas de vida. La autopsia concluye que la hiperpotasemia podría ser la causa de la muerte. En este caso, el bioquímico Ferrari marca que “el electrocardiograma registrado durante su internación muestra señales características de una hiperpotasemia”.
Angeline Cornelio Reyes, hija de Yoselín Rojas (6 de junio de 2022). Nace sana y se descompensa a los 50 minutos de vida, con cianosis, hipotonía y bradicardia. El laboratorio informa acidosis severa e hiperpotasemia. En la autopsia se detecta una lesión punzante en la cara anterior del muslo derecho y establece que la hiperpotasemia podría ser la causa de la muerte. Como en el caso de Melody, Ferrari indica que el electrocardiograma ya registraba un comportamiento típico de hiperpotasemia.
M.T., hija de Ludmila Torres (6 de junio de 2022). La madre tenía 16 años y VDRL positiva tratada (sífilis). A las 20 horas se descompensa, cono hiperinsulinismo. “No hay ninguna explicación médica razonable fuera de la inoculación exógena de insulina que sea compatible con la evolución clínica y resultados de laboratorio”, se escribe.
P.M, hija de María Gabriela Martín (6 de junio de 2022). Los expertos dicen que “los valores de laboratorio y la casi normalización del electrocardiograma con la corrección del potasio sugieren hiperkalemia como causa y la lesión de piel y partes blandas y su evolución son compatibles con lesión química por inoculación de potasio”. También en este caso los registros de electrocardiograma son consistentes con exceso de potasio.