Lograr bajar de peso es posible, pero conservarlo sigue siendo uno de los mayores retos. Según especialistas en endocrinología, tras adelgazar el organismo interpreta esa pérdida como una amenaza y responde con una serie de ajustes hormonales y metabólicos que empujan a recuperar los kilos.
La doctora Montse Prados, miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), explica que el cuerpo defiende su punto de ajuste biológico. “Cuando bajamos de peso, el metabolismo se vuelve más lento y el apetito aumenta, lo que facilita el efecto rebote”.
Cómo responde el cuerpo tras adelgazar
Durante la pérdida de peso, disminuye la leptina (hormona de la saciedad) y aumenta la grelina, que estimula el hambre. Este desequilibrio puede mantenerse hasta un año después, incluso si se sigue una dieta saludable y se mantiene la actividad física.
Además, el metabolismo reduce el gasto energético en reposo y durante el ejercicio, lo que dificulta sostener el nuevo peso corporal. “Es un mecanismo evolutivo diseñado para evitar la inanición, pero hoy juega en contra del objetivo de mantener el peso perdido”, señala Prados.
La obesidad como enfermedad crónica
La especialista recuerda que la obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial, en la que influyen factores genéticos, hormonales, psicológicos y sociales. Por eso, las soluciones rápidas o las dietas restrictivas no resultan sostenibles.
“El tratamiento debe ser médico, psicológico y conductual. Mantener el peso perdido implica estrategias a largo plazo, no fuerza de voluntad momentánea”, afirma Prados.

Cinco hábitos clave para evitar el rebote
Los expertos coinciden en que la mejor forma de prevenir la recuperación del peso es mantener hábitos realistas y consistentes. Estas son las cinco recomendaciones más efectivas, según Prados.
- Alimentación equilibrada: priorizar productos frescos, frutas, verduras y proteínas de calidad. Evitar los ultraprocesados y las dietas extremas.
- Ejercicio regular: combinar actividad aeróbica y ejercicios de fuerza entre 30 y 60 minutos diarios.
- Dormir bien y reducir el estrés, ya que ambos factores influyen en el apetito y el metabolismo.
- Acompañamiento psicológico, para trabajar la relación con la comida y la motivación.
- Seguimiento médico continuo, que puede incluir medicación o cirugía en casos seleccionados.
Una mirada sostenida y médica
Prados insiste en que el objetivo no debe ser solo adelgazar, sino mejorar la salud metabólica. “El cuerpo reacciona ante la pérdida de peso, pero con un enfoque integral y sostenido se puede mantener. La clave es entender que la obesidad requiere tratamiento médico y seguimiento a largo plazo”, concluye.