Durante el 2024, la cantidad de medicamentos de venta libre registró un crecimiento significativo, según datos del Observatorio de Precios del Colegio de Farmacéuticos de Córdoba. En enero, hace un año, el número de medicamentos disponibles sin receta estaba en los 3.045 productos, mientras que en diciembre pasado esa cifra escalaba hasta los 5.944, lo que representó un incremento del 95,2% en tan solo un año.
Este dato convirtió al 2024 en el período con el registro más alto de los últimos años, marcando un cambio profundo no solo en el mercado farmacéutico sino también en los millones de afiliados, principalmente de la obra social de jubilados Pami.
El aumento de los medicamentos disponibles sin receta no fue uniforme a lo largo del año, aunque mostró una tendencia al alza desde marzo. Durante ese mes, la cantidad de productos descendió a 2.836, pero en abril ya había superado los 5.000.
Desde entonces, la cifra continuó creciendo hasta cerrar en diciembre con casi seis mil medicamentos de venta libre.
Este fenómeno se dio en un contexto de cambios sustanciales en la cobertura de la obra social nacional Pami, la más relevante en afiliados, que impactaron directamente en la población jubilada.
El año 2024 estuvo marcado por ajustes en el vademécum de Pami, particularmente en marzo, cuando la Anmat (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) anunció la exclusión de todos los prazoles y las vitaminas A de la lista de medicamentos cubiertos. Esta medida se concretó entre agosto y septiembre.
Esos medicamentos, que son de alta demanda entre los jubilados debido a su uso regular para tratar el reflujo gástrico o deficiencias vitamínicas, dejaron de contar con cobertura total, lo que obligó a muchos pacientes a adquirirlos por su cuenta o pagando montos extras que antes eran cubiertos.
Otro cambio relevante ocurrió en agosto, cuando Pami reclasificó ciertos medicamentos como de “uso eventual”. Esta categoría implica que los productos dejaron de tener cobertura total del 100% y pasaron a ofrecerse con copagos o descuentos que oscilan entre el 40% y el 70%.
La falta de información clara por parte de Pami venía quedando en el debe pero se exacerbó el problema en diciembre. En un principio solicitó a todos los jubilados reempadronarse para acceder al denominado subsidio social que permite al afiliado obtener los medicamentos al 100%.
Sorpresas en el mostrador
Según testimonios recogidos en farmacias, muchos jubilados se enteraron de estas modificaciones directamente al intentar adquirir sus medicamentos. Aunque Pami aseguró durante todo el año que “la cobertura está garantizada para todos sus afiliados”, los cambios se implementaron sin una comunicación suficiente, lo que generó confusión y dificultades en el acceso a productos esenciales.
Los medicamentos de venta libre, que no requieren receta médica y pueden ser promocionados en medios de comunicación, evidencian las limitaciones impuestas por la pérdida de cobertura en el sistema público, dejando a muchos jubilados en una posición vulnerable frente a estos cambios.
El 2024 cerró con un panorama desafiante para jubilados y pensionados. El incremento de medicamentos de venta libre reflejó no solo un cambio en el mercado, sino también en las dificultades derivadas de las políticas de ajuste en Pami.
“Estamos frente a un problema de salud pública”
Eugenio Semino, defensor de la Tercera Edad, en charlas con La Voz calificó como crítico el escenario que enfrentan los jubilados en relación al acceso a los medicamentos.
“Hay dos problemas: el precio, y otro tan grave como ese que es la ausencia de control sobre el seguimiento de los medicamentos. Esto trasciende lo económico, ya es un problema de salud pública”, afirmó Semino.
Según explicó, los jubilados enfrentan crecientes dificultades para acceder a sus tratamientos, mientras que el sistema médico no ofrece un adecuado seguimiento debido a múltiples factores estructurales.
Semino resaltó que los médicos de cabecera están sobrecargados, lo que afecta directamente la atención a los jubilados nacionales. “No es culpa de los médicos; en general, en todo el país tienen padrones sobrecargados. Esto hace que los pacientes terminen conociendo más a la secretaria que al médico”, señaló. Esta situación dificulta que los adultos mayores reciban una atención integral y sostenida en el tiempo.
En el ámbito económico, el defensor de la Tercera Edad advirtió que los jubilados perdieron un 30% de su capacidad para acceder a medicamentos en los últimos años. “El jubilado lleva siete años perdiendo poder adquisitivo, lo que restringe cada vez más el acceso a sus tratamientos”, expresó.
Además, señaló que la industria farmacéutica opera sin restricciones claras, imponiendo condiciones que afectan directamente a los consumidores más vulnerables. “La industria de los medicamentos pone las condiciones que quiere, y estamos asistiendo a una situación cada vez más grave”, agregó.
Un punto crítico se dio en agosto de 2024, cuando Pami dispuso la salida de 44 moléculas de medicamentos de su cobertura. Semino señaló que hasta la fecha no hay información oficial sobre el impacto de esa medida.
“Hubo una pérdida del 30% en cuanto a los medicamentos para los jubilados, y no se sabe con exactitud cuántas personas resultaron afectadas. Antes de estas medidas, PAMI cubría a 1,7 millones de personas en diciembre de 2023; hoy no se tienen datos concretos”, advirtió.
En tanto, Semino cuestionó la falta de respuesta del sistema político frente a esta problemática. “El sistema político está en otra galaxia, mientras los jubilados enfrentan un acceso cada vez más restringido a algo tan básico como los medicamentos”, manifestó y agregó: “lo peor es que la sociedad lo naturaliza y los abuelos se nos mueren”.
“De la amargura a la resignación”
Fernando Ducoin, farmacéutico y testigo directo de las consecuencias de los cambios en la cobertura de Pami, en dialogo con La Voz destacó que el 2024 fue un año crítico para los jubilados, quienes enfrentaron la pérdida de numerosos medicamentos que antes estaban cubiertos. Según Ducoin, esta situación generó un proceso de resignación entre los adultos mayores, agravado por la creciente dificultad para costear los tratamientos.
“Durante 2024, los jubilados tuvieron muchos quites de medicamentos que tenían en su cobertura. Esto los llevó a un proceso de resignación, amargura y, si no hubiera sido por las farmacias que los acompañamos, la situación habría sido aún peor”, expresó.
Según explicó, las farmacias cumplieron un rol clave al contener a los jubilados, pero no pudieron evitar que muchos redujeran drásticamente el consumo de medicamentos esenciales. “Hoy, los farmacéuticos pasamos a ser quienes deciden qué toman y qué no toman, porque muchos no pueden cubrir los costos”, advirtió.
Ducoin señaló que anteriormente un afiliado de Pami pagaba entre el 20% y el 25% del costo real de un medicamento, mientras que ahora abona entre el 40% y el 45%, llegando al 60% en algunos casos. “El problema no es solo la quita, sino también el control que ejerce la obra social, lo que ha complicado aún más el acceso”, sostuvo.
El farmacéutico compartió una cruda realidad: “Pasé de ver abuelos llorando en el mostrador por no poder pagar sus medicamentos, a verlos totalmente resignados”.
En algunos casos, los medicamentos representan más del 50% de los ingresos de un jubilado, quienes por mes solamente en farmacia destinan entre 80 mil y 120 mil pesos.
“El aumento de venta libre potencia la automedicación y la ansiedad en los mayores”, según un médico de familia
Marcelo Lázaro, médico especialista en geriatría con master en gerontología, reflexionó sobre las implicancias del aumento en la venta libre de medicamentos y los cambios en la cobertura de Pami. Desde su experiencia profesional, señaló que este fenómeno genera efectos negativos tanto en la automedicación como en la adherencia a tratamientos para enfermedades crónicas.
“La venta libre conlleva efectos, favoreciendo la automedicación y aumentando el riesgo de interacciones medicamentosas”, explicó Lázaro. Según él, muchas personas adquieren medicamentos basándose en publicidad, consejos de terceros o en su propio criterio, lo que puede alterar los efectos de los tratamientos indicados por los profesionales.
Además, destacó que el uso de genéricos de procedencia no certificada, aunque más accesibles económicamente, puede tener consecuencias imprevisibles.
En cuanto al modelo prestacional de Pami, Lázaro consideró que, si bien es integral, los cambios en la cobertura durante 2024 generaron incertidumbre y ansiedad en los adultos mayores. “Las restricciones generaron una gran ansiedad en este grupo etario, especialmente en quienes dependen exclusivamente de su jubilación como único ingreso”, afirmó. También destacó que la adherencia a tratamientos para enfermedades crónicas fue un desafío mayor debido a la falta de información clara y accesibilidad a los servicios.
El médico advirtió que los pacientes suelen enfrentar decisiones críticas en las farmacias, donde deben elegir qué medicamentos adquirir según el precio y no por su relevancia terapéutica. “La decisión la hacen en la farmacia. El médico carga la prescripción y, cuando llegan al mostrador, deben decidir qué van a comprar de acuerdo al costo”, señaló.
“Esto lo vivimos a diario todos los médicos de cabecera”, concluyó, resaltando la importancia de trabajar de manera participativa con los adultos mayores para garantizar su bienestar y longevidad.